
ABC del vibrador
Yo siempre votaré por la honestidad, en la vida, en la calle, en la política y en la cama. La verdad nos hace seres humanos (los mentirosos son marcianos, no mentira). Por eso confieso en esta columna que no tengo un vibrador ¿Cómo? ¿la columnista de sexo de CROMOS no tiene una colección perfectamente organizada de vibradores en su armario? No, y tampoco tendría donde guardarlos. Soy una mujer común, con un clóset que no cumple mis expectativas, como el de todas. Tengo alguna ropita sexy, una malla de cuerpo entero que le vi a Marisa Tomei en la película El luchador y corrí a comprarla, y a prestarla porque mis amigas no le invierten al coqueteo; un par de ligueros, baby doll y esas cosas. Pero no tengo un vibrador. No me animo, aún, quizá porque siento que mi pareja puede complacer mis necesidades o que con masturbarme está bien, pero últimamente me ha entrado mucha curiosidad sobre el tema, y, de nuevo, no miento, siento cierto pudor de que en una de las visitas de mi mamá a mi casa me encuentre, como me ha encontrado todo lo que he querido esconder, un vibrador oculto entre calzones y brasieres.
Lo ideal es escogerlo de silicona grado médico, pues son los que más duran, menos partículas del ambiente absorben y más placenteros resultan.
Pero, finalmente voy a pasar por encima de mi temor infantil, me voy a comprar uno.
Cualquier cosa le digo que fue una tarea periodística, que tenía que escribir una nota y por eso lo compré, Dios guarde al periodismo y su capacidad para excusarnos. Como cualquier reportera, me fui a donde mi especialista del tema, Gregorio Mejía, dueño del sex shop Erótica como tu alma, en Bogotá. ¡Vaya variedad de vibradores que hay en el mercado! Ojo, aclaro, el perfume que lanzó Nacho Vidal (Twenty five) con forma de pene no cuenta como vibrador (búsquenlo ya mismo en internet y pasen un rato ameno viéndolo).
Ya sabía que hay dos tipos de estimuladores, para el clítoris y para la vagina. Los primeros son para activar esta zona específica y sus alrededores. Debe comprarse en lo posible grande para que no se le duerman los dedos por sostenerlo. Este es el más básico, pasemos a los que nos harán pasar un mejor rato: los fálicos.
De estos hay de muchos tipos, de todos los tamaños (de 8 a 25 cm), de todos los materiales de punto G, de doble estimulación, triple, para usar en pareja… Lo que se imagine existe, eso sí, como decía mi profesor de fotografía, hablando de cámaras, entre más caro mejor.
Lo ideal es escogerlo de silicona grado médico, pues son los que más duran, menos partículas del ambiente absorben y más placenteros resultan. No se asusten con el tamaño, recuerden que deben dejar un espacio para sostenerlo con la mano, entonces imaginen el tamaño de pene ideal más unos cuantos centímetros. La limpieza del juguete es vital. Debe hacerse con agua tibia y un poco de jabón. Se debe dejar secar antes de guardarlo.
En cuanto a la pose ideal para usarlo, las mujeres más experimentadas lo utilizan boca abajo (algunos traen chupas para pegarlo al piso y manejar el movimiento pélvico tal cual un encuentro sexual ¡genial!), las novatas boca arriba. Todo va en los gustos y en lo que genera más placer en cada una. Lo más atractivo de este tipo de juguetes es que sirve para que la mujer reconozca, en la soledad y luego pueda transmitirlo a su pareja, las poses que le funcionan para conseguir el orgasmo. Es casi como tener un profesor en casa. Si todas aquellas a las que les cuesta alcanzar un orgasmo tuvieran un vibrador la cosa funcionaría mejor.
El día que lo vayan a usar por primera vez cerciórense de que el ambiente sea propicio: que nadie vaya a interrumpir, crear una situación excitante, de pronto un vinito, música, luces tenues… Tener reservas de pilas si el vibrador funciona con estas, no vaya ser que se acabe la batería en pleno juego, y aplicarle lubricante o multiorgásmico. Recomiendo pedir asesoría sin tapujos ni vergüenza el día que se animen a conseguirlo.
A mí me funcionó la honestidad con mi experto, quien me despidió con una frase que sentenció mi vida: “las mujeres que deben usarlo deberían ser todas aquellas que nunca lo han usado. Hay un antes y un después en la vida de una mujer que recurre a un vibrador”. Adiós.
Para tener en cuenta:
- Las mujeres que utilizan juguetes sexuales se vuelven más desinhibidas en la cama, lo que facilita el placer del hombre y la mujer.
- Un estimulador fálico puede ser un excelente aliado de los hombres que sufren impotencia sexual, pues puede incitar a juegos y momentos donde el placer no necesariamente depende del pene.
- Es importantísimo revisar los materiales de los que está compuesto el vibrador que vamos a comprar. Evitar los que están elaborados con ftalatos (lo que se le añade al plástico para hacerlo más flexible).
Foto: iStock.
Ilustración: Nia Tres Tildes.
