
Descubre si eres una madre ‘helicóptero’
“Hay padres que en lugar de preparar a sus hijos para el camino, preparan el camino para sus hijos”. Así sintetiza la psicóloga Silvia Álava, directora del área infantil en el Centro de Psicología Álava Reyes, el error más común que se comete en la educación de los hijos de 6 a 12 años de edad: la sobreprotección.
Está psicóloga infantil denomina ‘padres helicópteros’ a aquellos que “tienen un estilo de educación que se basa en la sobreprotección de los hijos y que están continuamente sobrevolando encima de ellos para resolver cualquier problema que pueda tener el chiquillo o apartarle las piedras del camino”.
“Es una equivocación porque los niños se sienten más inseguros cuando los padres se lo dan todo hecho, y es importante que los pequeños experimenten el fracaso para que aprendan a esforzarse más”, de acuerdo a esta experta, autora del libro Queremos que crezcan felices.
Educar sin sobreprotección
“Uno de los principales objetivos que se debe perseguir en la educación de los hijos es conseguir que sean personas autónomas, seguras e independientes, y esto es algo que hay que inculcar desde la más tierna infancia”, señala.
Pero, según Álava, “nos encontramos con muchos padres que cometen el error de sobreproteger a sus hijos, entienden de forma errónea el amor y el cariño, y están demasiado encima de ellos”.
“Son padres que no dejan a sus hijos hacer las cosas para las que están preparados, lo que impide que adquieran la autonomía necesaria, y se anticipan, de tal forma a la satisfacción de sus necesidades, que no permiten que los niños se desarrollen correctamente”, señala Álava.
La psicóloga infantil describe cinco comportamientos típicos de esta clase de padres y que se deben evitar en la medida de lo posible:
1. No dejar que los pequeños se vistan solos por nuestra propia comodidad.
“A pesar de que es más rápido que lo haga el adulto, de este modo impedimos que el niño aprenda”, señala la psicóloga, que agrega: “Lo adecuado es acostarlos más temprano la noche para levantarlos con tiempo suficiente por la mañana para que, según la edad, se vistan ellos solos y a su propio ritmo”.
2. No poder decirles ¡NO!.
“Así estaremos perjudicando que los niños asimilen lo que significa el esfuerzo”, señala Ávila, quien recomienda “utilizar el sentimos común y decirles un NO, cuando las cosas que piden no corresponden, como por ejemplo, comprar regalos sin ser su cumpleaños o por un motivo especial, o comer golosinas a deshora”.
3. Reponer de forma inmediata lo que perdieron.
“Si hacemos esto, nuestros hijos no van a valorar el esfuerzo de conseguirlo”, asegura Álava.
Para esta profesional, lo adecuado es que “en función de la edad del niño, debe ser él quien primero busque lo que perdió. Si es algo innecesario, no se repondrá, y si es algo necesario, dependiendo de la edad del niño y si lo ha perdido varias veces o no, podría ser más adecuado decirle que tiene que pagar una parte de su dinero, sacándoselo de su remesa diaria”, sugiere.
Añade que “no se trata ni mucho menos de castigar al pequeño, sino que aprenda el valor de las cosas y a tratarlas con cuidado”.
4. Recogerle los juguetes o llevarles la ropa sucia al cesto de lavar.
“Esto tienen que aprender a hacerlo ellos solos, y lo adecuado es que sea el propio niño quien recoja los juguetes o lleve la ropa sucia al cesto de lavar”, señala esta psicóloga.
“En el caso de que el niño sea muy pequeño, podemos pedirle que colabore con los padres, llevando él una prenda pequeña, y que guarde algún juguete ayudando a los adultos a recoger”, sugiere.
Así, “poco a poco irá integrando esta colaboración como algo natural, lo que ayudará a que sea un adulto con recursos y vea las tareas del hogar como un trabajo de equipo”, según esta experta.
5. Ser la agenda de nuestro hijo.
Para Álava “el niño es quien tiene que saber cuáles son los deberes que tiene que hacer y los padres no deben preguntárselo a la madre de ningún compañero. Si asumimos sus responsabilidades y les hacemos las cosas, será muy difícil que aprendan a ser responsables y autónomos”, recalca.
“Lo adecuado es que el propio chico se responsabilice de su agenda, de sus deberes, de saber qué es lo que tiene que llevar al colegio y de sus cosas”, agrega.
“Cuando los niños son pequeños, conviene que los padres les ayuden a preparar la mochila. En una segunda fase, los padres pueden supervisar que está todo preparado y que no se olvidan nada, para terminar dando la completa autonomía al niño”, concluye.
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