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Diego Posso, el paramédico que lleva salud al Pacífico Colombiano

Categoría: Salud y Bienestar. Por: Carolina Ardila.

Por Redacción Cromos

12 de febrero de 2016

Diego Posso, el paramédico que lleva salud al Pacífico Colombiano

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No es fácil imaginarse un hospital dentro de un barco; por eso estábamos ansiosos por conocer el Barco Hospital San Raffaele. Cuando llegamos al muelle La Catalina, en el municipio de Buenaventura, nos estaba esperando el capitán de la embarcación: un hombre trigueño, siempre sonriente y con toda la pinta de marinero. Él estaba de pie al lado de la enorme e imponente embarcación, que por fuera viste de blanco y rojo y que está presidida por dos banderas: una de Colombia y otra de Italia; tiene un símbolo que lo identifica como una misión médica y en letras negras se prohíbe el uso de armas dentro del navío.

A través de una tabla que el capitán había puesto entre el muelle y el barco ingresamos por la cubierta donde está el hospital. El interior del barco es muchísimo más grande de lo que uno pudiera imaginarse: son cuatro cubiertas con espacio para 33 tripulantes: 25 médicos voluntarios y 8 marineros.

Así que entrar al San Raffaele es como entrar a una clínica con todas las de la ley: a mano derecha nos encontramos con la recepción, donde se registran cada uno de los pacientes; del lado izquierdo está la farmacia, donde se entregan los medicamentos recetados previamente por los doctores; luego, cinco consultorios: ginecología, que cuenta con un ecógrafo; pediatría, diseñado para agradarle a los niños; odontología, con todos los instrumentos necesarios para realizar un buen trabajo; el laboratorio clínico; y, al fondo, el corazón del Barco: el quirófano, con equipos de última tecnología.

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Diego Posso sueña con tener cuatro barcos que puedan cubrir todo el Pacífico colombiano y tener el hospital San Rafael de baja marea donde pueda darles continuidad a esos pacientes.

 

El creador de esta novedosa iniciativa es Diego Posso, un bombero paramédico caleño que hace varios años viajó a Italia a trabajar. Aterrado de  ver la frecuencia con la que los hospitales remplazaban sus equipos médicos por unos más modernos, decidió pedir regalado lo que ya era ‘basura’, para enviarlo a Colombia, pues su experiencia trabajando en el Hospital Universitario del Valle le permitía conocer de primera mano cómo todas las intervenciones se hacían con las uñas, desde las más básicas hasta las más complejas.

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Viajó personalmente hasta el puerto de Buenaventura para recibir esos equipos médicos, y las condiciones de pobreza en las que vive el Pacífico colombiano lo hicieron ver lo que antes era invisible para él: “Los problemas de salud en toda la costa Pacífica son complejos. Primero, el acceso a muchos lugares es complicado, hasta allá solo se puede llegar por vía fluvial o marítima, y por eso esas poblaciones están prácticamente abandonadas, ni los médicos ni las medicinas llegan. Muchas personas se resignan a su sufrir su enfermedad y a morir con ellas, porque dicen que se les imposibilita llegar a las grandes ciudades a tener un tratamiento justo y necesario”.

Diego es un visionario; hace algunos años se imaginó llevando salud a las poblaciones más apartadas de Chocó, Nariño, Cauca y Valle del Cauca, y hoy su sueño es una realidad. En Italia tocó muchas puertas, y la del religioso Luigi Maria Verzé se abrió: él donó el dinero para la construcción del San Raffaele. Desde ese momento, los italianos siguen siendo fundamentales en el funcionamiento del barco, que para elevar el ancla y zarpar a su misión mensual necesita 120 millones de pesos. Parte de ese dinero proviene del ex delantero de la selección Colombia, Iván Ramiro Córdoba, uno de sus grandes donantes.

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“El desafío ha sido enorme, pero igual de satisfactorio. En cinco años con el San Raffaele hemos llegado a 22 comunidades y hemos atendido a más de 37.000 personas”, cuenta Diego mientras contemplamos desde la terraza de la embarcación cómo cae el sol sobre el mar Pacífico.

Para este paramédico el mejor pago es una sonrisa y saber que con cada viaje que hace el barco está llevando, además de salud, esperanza a quienes agradecen a ese santo por ser su salvador. 

 

Fotos: Cortesía Caracol. 

Por Redacción Cromos

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