Por: Santiago Rojas
Médico bioenergético y holístico.
Detrás de todo gran triunfador siempre existe un gran amor”. Esta es la mejor manera de universalizar la bien conocida frase: “Detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer”. Sin importar el género, el amor de pareja es esencial a la hora de triunfar. Con seguridad algunos dirán que han conseguido el triunfo solos; sin embargo, todo es más agradable y posible en compañía.
Todo ser humano sabe el bienestar que produce amar, y la ciencia moderna da cuenta de todos los cambios que se presentan en el organismo cuando la flecha de Cupido se clava en el cuerpo. Al sentir intenso amor hacia otro, mejora sustancialmente el sistema inmune, que nos defiende contra infecciones. Este sentimiento también tiene la capacidad de darnos más vitalidad, de embellecer la piel y mitigar los dolores del cuerpo y del alma. Es el mejor analgésico posible, ya que es una maravillosa máquina productora de neurotransmisores que pone las células en acción. Ahora bien, sentirse amado es aún más poderoso. Esta correspondencia en el amor no solo fortalece lo que ya he descrito, además protege el organismo de alteraciones y enfermedades. En nuestro inconsciente cargamos con la responsabilidad de cuidar al ser que amamos, de mantenerlo a salvo, y para ello tenemos que estar sanos. La ciencia lo sabe y múltiples investigaciones lo respaldan: trabajar conscientemente en mantener viva la llama del amor trae muchos beneficios a los enamorados y uno de los más importantes es que los preserva sanos y salvos.
Un aspecto esencial de este amor es lo que representa para la pareja a la hora de alcanzar metas y triunfos. Se ha comprobado que para que una persona sea exitosa, no solo requiere ciertas capacidades y habilidades, también necesita una motivación intensa, confianza en sí misma y apoyo. Este respaldo, cuando viene de la pareja amada, se convierte en faro en los momentos oscuros; en resguardo, cuando llega la tormenta, y en brújula, si se pierde el camino.
Las parejas más estables y felices, no solo admiran al otro por su belleza y cualidades, sino por sus capacidades a la hora de enfrentar un trabajo; en esa medida, se ayudan mutuamente para asumir las responsabilidades cotidianas de la mejor manera posible. Cuando uno triunfa, el otro disfruta el logro como si fuera propio. Y cuando uno cae, el otro lo levanta las veces que sea necesario, al tiempo que le limpia las heridas y lo alienta para avanzar hacia la meta buscada.
En las parejas que han logrado esta madurez emocional, el amor deja de ser simplemente ese sentimiento intenso que solo aparecía en escena, en los momentos guiados por la pasión. En estas parejas existe un amor activo y permanente que acompaña, nutre y enriquece cada instante de la vida de ambos. Este amor es una fuerza que ya no solo se usa para satisfacer las necesidades del cuerpo, sino que conoce y comprende las búsquedas más poderosas del alma del compañero, así que sirve para impulsar al otro a que alcance los más altos fines de su propia existencia. Es por todo esto que amar y ser amado se convierte, con certeza, en la senda más segura para obtener el triunfo.
Foto: Daniel álvarez