Omeris Arrieta y su hija, Valeria Duarte. / Foto: Daniel Álvarez.
Valeria… Valeria… Valeria”, era lo único que le escuchaba decir a su mamá a través del teléfono. Pensó que quizá la señal estaba débil, así que colgó y le devolvió la llamada. Esta vez, le contestó una enfermera que le dijo que su mamá se había desmayado y despertó muy desubicada. La situación era delicada. Omeris se encontraba en Mompox, en las grabaciones de la telenovela La Cacica, y necesitaban el consentimiento de su hija para trasladarla a Valledupar. A Valeria, que acababa de salir de clase e iba en un TransMilenio rumbo a su casa, se le vino el mundo encima.
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Omeris Arrieta nació en Planeta Rica, Córdoba. Creció oyendo a su mamá decir: “Esta pelada va a ser actriz”, ya que se la pasaba cantando, bailando y hasta improvisaba pequeños shows, por los que cobraba. El país empezó a saber de ella gracias a su participación en producciones como Padres e Hijos, en la que interpretó a Nicolasa, y Chepe Fortuna, en la que las ocurrencias de su personaje, Venezuela, terminaron de instalarla en el corazón de muchos colombianos.
Sigue a Cromos en WhatsAppHoy, cuando Omeris ve las series de las que hizo parte, poco o nada recuerda. De pronto, una sola escena le aviva la memoria.
Loca pasión, Padres e hijos, Chepe Fortuna, El capo, El día de la suerte y Casa de reinas son algunas de las producciones de las que ha hecho parte la actriz de 54 años.
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Al día siguiente, Valeria viajó junto a su papá a Valledupar. Llegaron directamente al Hospital del Cesar y allí el médico les confirmó que Omeris había sufrido un derrame cerebral isquémico; si sobrevivía, iba a tener muchas limitaciones: “Ella no va a saber quién es, no va a poder hablar, comer o escribir. Será una bebé nuevamente. Tendrán que enseñarle todo de nuevo”.
“¿Cómo procesa uno ese tipo de noticias? La ley de la vida es que de alguna manera uno termine cuidando a sus papás, pero en la vejez, no bajo esta circunstancia tan dolorosa”, dice Valeria, quien, inspirada en la mujer que le dio la vida, estaba estudiando dramaturgia.
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El mayor temor de Valeria se hizo realidad cuando entró a ver a su mamá y ella no la reconoció. Omeris tenía en la mente una sola palabra, Valeria, pero no sospechaba que ese era el nombre de su hija. Ni siquiera sabía que tenía una hija.
Valeria se convirtió entonces en la enfermera predilecta de Omeris: una joven amable y cariñosa que le daba de comer y se sentada con ella quince minutos al día para contarle historias y mostrarle fotos, con la esperanza de que alguna imagen le devolviera la memoria.
En la noche, esa joven se escabullía por los pasillos del hospital junto a su padre, porque no tenían para pagar un hotel ni dónde más quedarse.
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Cuando Omeris salió de peligro, regresaron a Bogotá. Valeria pensaba que ya había pasado lo más duro. Hoy sabe que estaba equivocada.
Valeria: Comencé por enseñarle los colores, los nombres de las frutas, a leer. Le ponía a hacer planas.
Omeris: A mí no me gustaba hacer las planas, siempre decía que no quería hacer eso. (Suelta esa risa deliciosa que nos contagia a Valeria y a mí, mientras conversamos en la sala de su casa).
Valeria: ¡Es que, mamá, eras mala estudiante! ¡Muy floja!
Diana: ¿Qué fue lo que más se le dificultó aprender?
Omeris: Me costó muchísimo aprender a leer el reloj, por ejemplo. Yo no entendía esa vaina.
Valeria: ¡Ah, pero con el celular si fue papitas! Y fue bueno, porque así practicaba la lectura.
Omeris: Aunque yo le digo a la gente que mejor me envíe audios (carcajada).
Omeris creó con Valeria TVO Actuando, una empresa de formación y representación artística. Cuentas de Instagram: @tvoactuando, @valeriaduarte24 y @omeris_arrieta
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El derrame fue hace cuatro años y hasta el año pasado, después de las terapias y los momentos de incertidumbre, Omeris se animó a confesarle a su hija que quería volver a actuar. Valeria le propuso que lo hicieran juntas, sobre las tablas. Así nació La mamá de mi mamá, una obra inspirada en la historia de las dos y con la que Omeris tuvo que volver a aprender actuar, aunque interpretar es algo que lleva en la sangre, con o sin memoria.
Omeris ha regresado poco a poco a la actuación. Ha participado en algunos cortometrajes. A pesar de que a veces pierde el hilo de lo que está diciendo o las palabras correctas se le escapan en la inmensidad de sus pensamientos, su talento sigue intacto y su espíritu la empuja a iniciar nuevos proyectos.
“Hay muchas cosas que aún no recuerdo y otras, como la alegría de haber dado a luz a mi hija o la tristeza de haber perdido a mi padre, que permanecen intactas. Pero hoy estoy sana y todo esto ha sido un milagro de Dios para que pusiera a mi familia y a mi salud sobre todas las cosas”.
Yo soy la mamá de mi mamá es una obra que cuenta lo trágico y lo cómico de la historia que comenzó el día en que Omeris Arrieta sufrió el derrame.
Diana: ¿En qué cambió su mamá después de este episodio?
Valeria: Mi mamá siempre dice que el derrame se llevó su sonrisa. A diferencia de lo que ella cree, yo siento que le llegó una nueva sonrisa, una distinta. Antes, mi mamá como que se obligara a poner su mejor cara y a estar bien para los demás. Ahora siento que si está brava no tiene ningún problema en decirlo; que si está cansada y no quiere hacer algo, no lo hace. Y cuando está feliz, bueno, ya la has escuchado en toda esta entrevista, no para de reír.
Diana: ¿Sigue siendo la mamá de su mamá?
Valeria: Yo nunca he sido la mamá de mi mamá. Sí tuve que enseñarle muchas cosas que ella en su momento me enseñó a mí, pero yo la respeto completamente y si me regaña, pues me quedo callada (sonríe).