
País: Estados Unidos
Director: Jordan Peele
Get Out (Huye) pasó al principio inadvertida para muchos, hasta el punto de que algunos terminamos viéndola en un vuelo internacional o con una copia de dudosa preferencia. Aunque en Estados Unidos fue un éxito de taquilla, su valor en Colombia no empezó a entenderse cuando llegó a los cines o quedó nominada a un Globo de Oro o a los Óscar, aunque sería mentiroso decir que no nos sorprendimos, sino cuando en el voz a voz de los confines más informales de los cinéfilos urbanos empezaron a recomendarla y recomendarla. Aquellos que se ganaron su confiabilidad al no disfrutar de la mayoría de las películas desde que abrieron los ojos antes las reiterativas artimañas de la industria por vendernos siempre las mismas historias con nombres diferentes.
Get Out es una nueva respuesta para todos aquellos que creyeron perder su capacidad de asombro. Una película de suspenso con matices de terror, que no se quedó estacionada en el facilismo de los territorios comunes del género, sino que organizó un discurso racial contemporáneo y cotidiano, como cimiento de una historia que se podría ubicar en el eterno dilema de la búsqueda de la vida eterna.
En Get Out su director Jordan Peele inicia empalagándonos con una típica historia de amor, para luego llevarnos a una matazón digna de una mente sádica y masoquista. Pero lo mejor está en el camino, porque vuelve a plantear el dilema de un afroamericano preocupado por agradarle a una familia blanca, lo que hasta ahí podría ser una comedia romántica, pero que termina siendo una víctima más de una extraña orden que quiere perdurar en el tiempo usando a los negros como herramientas, condenándolos a ser nuevamente esclavos de unos millonarios que paradójicamente creen en las bondades genéticas de su raza. Ahí es cuando no exageramos al catalogar este giro como genial.
Referencias de hazañas como la de Jesse Owens ante Hitler son la antesala a diálogos muy interesantes, como cuando le preguntan a Chris si el ser de raza negra le ha traído más beneficios que dificultades o cuando le dicen que ser negro en estos tiempos es muy afortunado, porque están de moda.
Pero si el discurso racial es lo mejor de la película, los momentos de terror no desentonan y recaen sobre todo en dos personajes: Georgina, la 'empleada' de la familia Armitage y Walter, el 'todero'. A quién no se le congeló la sangre cada vez que Georgina hizo una de sus apariciones inesperadas en segundo plano o cuando nos regaló una que otra sonrisota con su mirada perturbadora; o cuando Walter corría en la noche con una actitud que fusionaba hábilmente la sicología de un sicópata y un atleta.
Como si fuera poco, el tema del dominio de la mente también es protagonista y nos evoca cintas como Dentro de John Malkovich y Black Museum, uno de los nuevos episodios de Black Mirror. Científicos sin ética alguna que juegan con la vida de otros no para crear una mejor sociedad, sino para favorecer sus propios intereses.
Todo esto es posible, por supuesto, también gracias a la interpretación de Daniel Kaluuya, quien merecidamente está nominado también como Mejor Actor a los premios Óscar, aunque exista el morbo de que su nominación responda a las críticas de racismo de la versión 2016, cuando se acusó a la Academia de prácticamente ignorar a los afroamericanos.
Kaluuya, un actor con ADN televisivo tiene ahora la oportunidad de brillar también en el cine y seguir forjando una carrera en la que ya figuran títulos como Black Panther y Sicario.
Aunque Get Out no está entre las favoritas, el estar dentro de las categorías principales de los Óscar ya es toda una sorpresa, y no porque no lo merezca, sino por la tradición misma de unos premios que privilegian los dramas por encima de otras propuestas.
La hora de la verdad llegará el próximo 4 de marzo, cuando bajo la conducción de Jimmy Kimmel Hollywood premie lo más destacado de su cine.