Imagen tomada de la cuenta de Instagram 'jayne_edosalon'.
Las tijeras son para el peluquero lo que es el balón para el futbolista. Desde que somos niños aprendemos a familiarizarnos con el ruido de los filos cerca de las orejas. El “clic, clic, clic” es parte de nuestro paisaje sonoro, nos acompaña de principio a fin.
Hay un salón en San Francisco, California, cuya estilista realiza cortes sin tijeras a un precio fijo: 325 dólares. Se llama Jayne Matthews y, sin haber asistido, podemos decir que su especialidad es el capul (flequillo). La estadounidense, que es una estrella en Instagram, les dice a sus clientas que se deben cortar el pelo dos veces al año, seguidos de algunos consejos sencillos.
“Mi cuchilla recta puede tallar el cabello de una manera muy intencional, de tal forma que el pelo tome forma y caiga bonito sin parecer abultado. Puedo dar forma y cortar de una manera muy fluida, en la dirección natural en la que crece el pelo”, dijo Matthews al diario español El País.
Sobre el uso de las tijeras, sostiene que “dejan una forma más forzada. Dicho esto, si la cuchilla tiene mala fama es porque a veces se utiliza de forma incorrecta”. En la entrevista con el medio ibérico, reconoce que su corte se valorizó por las fotos que publica en redes sociales. El antes y el después comprueban su postura frente a la agresividad de las tijeras, cuya marca recta y con poca forma es evidente tras ver los resultados de su técnica.
“¡A menudo me comentaban cómo ese corte parecía una especie de cirugía estética! Incluso en mujeres súper jóvenes, enmarcar los pómulos y colocar el flequillo en el sitio adecuado, ahí donde la cara se ve más bonita, marca una gran diferencia. También creo que las melenas pesadas y despuntadas estaban tan de moda que la gente estaba lista para algo más ligero y con aspecto cool”, manifestó la estilista. La buscan de todas partes. Algunas mujeres han viajado en avión para la cita en su salón de belleza.
Su sugerencia después de terminar es “córtate el pelo dos veces al año y deja que crezca. De la misma manera que podrías comprar un par de botas bonitas y bien hechas, y llevarlas hasta que se vean “vividas” y mucho más cool. Eso me resulta muy francés”. Las que siguen su consejo pagan 600 dólares al año por pasar por sus manos. ¿Usted pagaría 325 dólares por un corte de pelo?