La eterna tortura del encoñe
Patrizia de Jesús Castillo Torres, periodista y escritora cartagenera, es la autora del libro Lo que aprendí del sexo después de sentarme a llorar, en el que dedica un capítulo completo al encoñe.
De la mano de Castillo, te mostramos los diferentes tipos de encoñe; tal vez te sirva para saber en cuál estás y si realmente has sufrido esa agridulce maldición.
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¿Quién dijo que de buenos polvos se trata?
Al hablar de encoñe lo primero que viene a la mente es «una faena sexual prodigiosa». Según Patrizia, «encoñarte con una persona a veces involucra sentimientos y emociones inexplicables como obsesionarte con su olor, su cuerpo, su forma de hablar». En otros casos, el hecho de no poder tener a esa persona, sin importar si es buen amante o no, incita también a sentirse encoñado.
Ni efímero, ni intenso
Diferente a lo que muchos piensan, el encoñe puede durar años, incluso «la vida entera». La costumbre es un simple factor que puede llegar a atarte a esa persona, a «sufrir estragos del tiempo que todo lo erosiona».
No siempre es como lo pintan
Existe una persona que te gusta mucho, te sientes atraído sexualmente a tal punto que fantaseas con el momento en que el encuentro se haga realidad y, por supuesto, te lo imaginas increíble. Por tal razón «continúas pegado o encoñado a esa persona, motivado con la idea de hallar en él o ella al amante que creaste en tu mente».
No siempre de amor se trata
Las mujeres, según la cartagenera, terminan por confundir el encoñe con amor, de pronto porque «no estamos acostumbradas a echarnos un polvo porque sí, o porque tal vez el orgasmo, según afirma la Medicina Tradicional China, estimula o despierta el chakra del corazón».
Entonces, sea la traga más maluca en la que sentimos que los dioses del amor por fin están de nuestro lado o simplemente sean «puras ganas, el perfecto encoñe se caracteriza por una buena dosis de buen sexo sazonado con conexión y pasión sin medida».
Y tú, ¿conoces ese oscuro objeto de deseo llamado encoñe?
Foto: Flickr.