Las prendas, por sí mismas, se han vuelto leyenda: los lentes redondos que usó John Lennon; la minifalda de Twiggy, la primera modelo profesional inglesa; la chaqueta de cuero que usó James Dean en Rebelde sin causa, o la de lentejuelas, estilo esmoquin, de Elvis Presley; los diminutos shorts de cuadritos en algodón de la legendaria Brigitte Bardot; el vestidito negro de la película Desayuno con diamantes que inmortalizó Audrey Hepburn… Ni hablar de las carteras de Jane Birkin, Grace Kelly y Lady Di; o del sastre rosado de Chanel, que llevaba Jackie Kennedy en el peor día de su vida.
La moda vive su metamorfosis en la crónica social de las revistas, donde vemos lo que las personas quieren proyectar en cada evento con sus vestimentas. Sin las fotografías de la crónica social habría sido imposible registrar el estilo y la moda de cada década. Es tan importante el tema para el archivo histórico, que hay fotógrafos especializados en la moda, el maquillaje, los peinados… ahí queda plasmado todo para el registro y la investigación.
¿Cómo cerramos la primera década del nuevo milenio en el tema de la moda?
El 2010 comenzó haciendo un homenaje a los años setenta. La gabardina entró reinando desde el comienzo del año con las colecciones de Christopher Bailey, quien la transformó hasta el punto de drapearla en todas sus formas.
Los matrimonios en Cartagena, las fiestas de fin de año y el Hay Festival revelaron a señores de guayabera casi siempre acertados con pantalones en colores vivos, pero que a veces se rajaron en la mezcla de los zapatos. En las mujeres las transparencias, los vestidos de noche muy cortos adelante y largos atrás, las túnicas muy drapeadas, casi como fajas de gasa en colores pastel, fueron el tema de moda.
En las crónicas de año nuevo, brillo, mucho brillo; encajes, flecos, epítome de la libertad en la mujer; la malla y el fleco mostraron una mujer moderna, divertida y sexy. En ciertas fotos están más vestidas para una ciudad como Bogotá que al borde del mar.
Las primeras crónicas sociales vienen de las fotos de los paparazis, mostrando a los famosos muy relajados, haciendo deporte, tomando el sol y con prendas informales, hippies, bohemias, muy étnicas y con sombreros de todas las regiones de nuestro país. El folclor y los estampados no son para todo el mundo.
Las corridas de toros a finales de enero y comienzos de febrero se caracterizaron por señores en blazers muy claros y chaquetas de gamuza o cuero que contrastaban con pantalones de pana o jeans. Sombreros, cachuchas, fulares y gafas de diseñador fueron el ingrediente masculino. Las mujeres se vistieron con prendas de colores fuertes, muy sofisticadas y por lo general con las últimas tendencias de las colecciones otoño-invierno 2009-10. Mucho tweed, tejido de punto y cuadros. Demasiado pelo y maquillaje para mi gusto. Los toros, al fin y al cabo, son un evento al aire libre donde no hay que sobreactuarse.
Sofía Vergara fue tal vez la primera que salió fotografiada en las crónicas sociales elegante, acertada, muy bien vestida con un bello traje en tafetán berenjena de la diseñadora venezolana Carolina Herrera para asistir a la entrega de los premios Óscar.
Michelle Obama ha abrazado la moda desde el día de la posesión de su esposo. Su gran acierto es vestirse de abajo hacia arriba; eso quiere decir: dando la oportunidad a diseñadores jóvenes y desconocidos lanzándolos al estrellato; usando marcas básicas, comunes y corrientes junto con prendas de diseñadores de larga trayectoria. Lo usa todo y todo le queda bien. Lo mismo a Tatiana Santo Domingo, la quintaesencia de la elegancia joven y divertida, elegida con otras mujeres como ícono de la elegancia mundial. Todo por sus apariciones en diferentes eventos sociales donde se puede registrar su inmenso olfato para el estilo, con la moda ‘vintage’ muy natural y sofisticada. Lo mismo pasa con la esposa de su tío Andrés, Lauren Davis Santo Domingo, editora de moda de la revista Vogue N.Y., espectacular en la calle, en la playa, en un baile o en una fiesta; siempre mezclando básicos con prendas de colección.
La selección de mi colega barranquillera Nina García de los mejor y peor vestidos estuvo muy amplia y quedará en los archivos de la revista como un dictamen muy estudiado por parte de una experta en moda.
Por lo general, en eventos registrados desde la costa, como el Carnaval de Barranquilla, matrimonios, festivales, congresos y desfiles como Plataforma K, o el Bicentenario desde Santa Marta, con un desfile histórico espectacular de Hernán Zajar, se ven mujeres sofisticadas, elegantes, con sentido de la moda, por lo general con diseños de Silvia Tcherassi, con colores alegres y materiales muy adecuados. Lo mismo los señores, coherentes con el clima.
En Bogotá no pasa lo mismo. Se ve por lo general que las mujeres se ponen de todo: lana, tejido de punto, seda, transparencias, estampados, brillo, terciopelo. Se ponen largo, corto, pantalones en teatro, clubes, recepciones en embajadas o Presidencia… El resultado es una apariencia ecléctica donde la moda no existe.
Las diseñadoras que más usan para los eventos son Pepa Pombo y Mónica Holguín. El negro sigue reinando por el clima. Las jovencitas son más arriesgadas y más pendientes de lo que se está usando, con diseñadores como Cortázar, Leal Daccarett, Kika Vargas y Julieta Suárez.
Los señores cada vez usan menos corbata y se sienten más relajados con sus vestimentas de camisas en colores fuertes y llamativos.
Las épocas siempre se han enmarcado de acuerdo con el estilo y el enfoque de los acontecimientos que la afectan. En esta primera década del nuevo milenio se vio mucha moda retro, nostálgica, añorando los años veinte, cuarenta y mucho de los setenta y ochenta. Los diseñadores colombianos cada vez se ubican con más fuerza y con mucho esfuerzo en las distintas pasarelas nacionales. Cada vez llegan al país nuevas marcas internacionales que con colecciones finas y muy actuales le llegan más a la mujer que busca “moda lista para llevar”.
El cine, la música y, desde luego, las colecciones de los talentosos diseñadores del mundo influyen en la tendencia de la moda que viste hoy a las mujeres. Ahora: la manera como la llevan es tan personal y subjetiva que depende de la personalidad de cada uno.