
AFP
Que parecía una transformer, dijo Matador. Que muy linda su ruana de origami, trinó Vladdo. Y a ellos se sumaron miles de personas indignadas con la ausencia de estilo de la primera dama María Juliana Ruiz. “¡Qué mal representados nos deja ante el mundo!”, gritaban en las redes.
Dijeron que nadie la asesoró. Que parecía que ella misma hubiera elaborado su atuendo, como si de una tarea de kínder se tratara. Muchos ignoraron que la prenda en discusión hace parte de las creaciones de Francisco Leal y Karen Daccarett, dos de los diseñadores colombianos más importantes de la actualidad. “Queríamos que se viera joven pero que estuviera protegida del invierno de Estados Unidos, donde están a siete grados de temperatura”, explicó Leal. Además, agregaron que quisieron apuntar a la originalidad, a marcar la diferencia: “Un vestido de un mismo tono a la rodilla habría sido súper seguro –dijo Daccarett–, pero la idea de esto era arriesgarse y dar de qué hablar de Colombia en positivo”.
Aunque las críticas fueron más numerosas, también hubo voces de líderes de opinión que aparecieron en su defensa:
Y hubo algunos que dieron en el blanco a la hora de reflexionar sobre el encuentro de ayer y la excesiva atención que se le dio al vestido:
Vivimos en la era de la libre expresión y en las redes son bienvenidos todos los comentarios y opiniones (también son un espacio para divertirse y salirse de la seriedad de lo cotidiano), pero situaciones como la de ayer invitan a que pongamos la mirada crítica en nosotros mismos. Denunciamos el matoneo y tenemos pánico de que nuestros hijos lo sufran en su colegio (por altos, por bajitos, por llevar una chaqueta de un color polémico) pero, sin ser muy conscientes, a veces somos nosotros los bullys más implacables.
Lo que pasó a un segundo plano
Para empezar, a su llegada a la Casa Blanca, Trump elogió a María Juliana Ruiz: “Es un gran honor estar con el presidente Duque de Colombia, hemos estado trabajando muy de cerca y es un placer conocer a su esposa, la primera dama, usted tiene una reputación brillante. Gracias por venir, lo apreciamos mucho”, dijo el presidente estadounidense.
El bajo perfil de la primera dama no ha permitido que los colombianos sepan que Ruiz es abogada, que se especializó en París, que trabajó durante 12 años en la OEA, en Washington. Tampoco sabemos sobre su interés por la educación y la salud infantil, uno de los temas claves que conversó con Melania Trump.
En el almuerzo en el que se encontraron las dos primeras damas se discutieron temas de relevancia para el país. Ruiz puso sobre la mesa la importancia de la lactancia materna como un factor prioritario y base de la nutrición de los niños en Colombia. Así mismo, hizo referencia a la necesidad de fortalecer el entorno socio-afectivo de los niños para garantizar que, a medida que van creciendo no sean proclives a la drogadicción, el abuso y la deserción escolar.
Melania Trump, por su parte, manifestó su preocupación por los efectos del cyberbulling contra los jóvenes, y la esposa del presidente Duque planteó que busca trabajar en el desarrollo de habilidades y en el fortalecimiento de la solidaridad, del trabajo comunitario y del retorno social para combatir el matoneo.
Adicionalmente conversaron sobre la crisis de adicción a opiáceos en Estados Unidos. Melania Trump busca incentivar la creación de una misión global para combatir ese flagelo y, en particular, su impacto en los menores.
Falta ver, eso sí, qué efecto tienen estas conversaciones y que los proyectos de la primera dama colombiana se hagan realidad.
