Lina Palacio: “Los cursos prematrimoniales deberían incluir una charla financiera”

Hace cinco años, esta bogotana decidió reevaluar su relación con el dinero y se educó financieramente. Hoy, desde su experiencia, les enseña a las mujeres cómo defender sus intereses económicos para que puedan asegurar un futuro sin preocupaciones económicas. La clave, para ella, está en conocer el sistema.

Por Diana Franco Ortega/ @dianafortega

05 de marzo de 2019

Foto: Daniel Álvarez.

Foto: Daniel Álvarez.

No tiene un MBA, no estudió finanzas —es ingeniera y diseñadora industrial— y no trabaja en el sistema financiero. Fueron dos despidos, la necesidad de solventar sus deudas y el deseo de tener mejores ingresos lo que llevó a Lina Palacio a formarse financieramente. Se encontró con la autora mexicana Sofía Macías, una de las pocas mujeres que ha escrito libros sobre el tema, y lo que leyó “voló su cabeza”. A partir de ahí su curiosidad fue imparable. Realmente se metió de lleno a entender, por sus propios medios, cómo funciona el sistema financiero en el que ella, y en realidad todos, estamos inmersos. Y su vida cambió radicalmente. 

A su curiosidad se sumó la de sus amigas, quienes no tardaron en preguntarle qué hizo, cómo hizo, cuál era el secreto. Lina es coach financiera: asesora personas, empresas, emprendimientos y dicta talleres de educación financiera para mujeres. Esto último, por una necesidad de empoderarlas económicamente, darles herramientas y ayudarlas a derribar el sistema de creencias que dicta que son los hombres los que proveen el dinero y las mujeres las que lo gastan.

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¿Cuál es la diferencia entre la educación financiera que nos han dado a hombres y mujeres?

Ni hombres ni mujeres hemos sido educados para ser responsables financieramente. En ningún momento de nuestra formación nos enseñaron a administrar el dinero, a pagar una declaración de renta, a negociar un salario, a cómo debe ser la distribución del salario. Eso es algo que aprendemos por intuición, o porque lo vemos en la familia. La diferencia entre hombres y mujeres está en el empoderamiento que se da a nivel de creencias. En la cultura colombiana se cree que el hombre es capaz, por naturaleza, de ganar el dinero, y la mujer debe ser capaz de casarse con un hombre que la provea. Por lo general, no la crían para que sea capaz de proveerse sola y de ser el sustento de la familia.

Pero muchas veces las mujeres son las encargadas de administrar el dinero...

En Colombia, muchas mujeres administran el dinero en la casa, pero no lo producen. Los esposos les dicen “Tenga este dinero, adminístrelo, estírelo hasta donde pueda”. Entonces las mujeres se vuelven expertas buscando ofertas y “haciendo milagros” para que el sueldo alcance. La mayor dificultad que encuentro en las mujeres es que no saben generar ingresos. Esto es un problema, sobre todo cuando el hombre ya no está porque hubo un divorcio, porque falleció, porque era un maltratador. En estos casos las mujeres quedan solas con sus hijos y al no saber cómo generar dinero empiezan a pasar necesidades. ¡Pero si les dan 5.000 pesos son capaces de hacer dos almuerzos, un desayuno y hasta cena! Ahí es donde viene el tema de la formación, que busca atacar las creencias que limitan a la mujer en sus capacidades de crear ingresos.

¿Cuáles son las consecuencias que trae no tener educación financiera?

Hay muchas. La primera es gastar más de lo que te ganas. Eso te lleva a ahogarte en deudas. Cuando gastas más del 60%  de tu sueldo en pagar deudas (aunque el 20% ya es para mí grotesco), tienes un problema más si esas deudas no te están generando ingresos de alguna forma. En Colombia tenemos un problema y es que el apalancamiento del estilo de vida (que incluye gastos como vivienda, ropa, educación) se hace a través de la deuda. Nunca nos enseñaron a provisionarnos para cualquier imprevisto o crisis económica. Otra consecuencia es la violencia económica.

¿Cuál es el tipo de violencia económica más frecuente?

Para mí, la violencia económica se da cuando manipulo las decisiones y los comportamientos de mi pareja a partir de mi ingreso económico. Pero puede venir de muchos frentes. No son muy visibilizadas, por ejemplo, las mujeres de la tercera edad que muchas veces no son agredidas por sus parejas sino por sus hijos,  que se niegan a responder por ellas. Para mí esa es la violencia económica más grotesca, porque esa mujer que te crio y te dio todo, seguramente no tuvo las herramientas para provisionarse en su vejez y ahora tú la estás abandonando en su momento de mayor necesidad. Está también la mujer que se divorcia y tiene que volver a la casa de sus papás, y en este caso pueden ser los padres los que ejercen la violencia; el hombre cuya esposa gana más que él, o la persona que es segregada por sus amigos por no ganar lo mismo que ellos.

Para comenzar a formarnos financieramente, ¿qué preguntas debemos hacernos primero?

Lo primero es evaluar la situación económica en la que me encuentro hoy. Cómo llegué hasta acá, cuál ha sido mi relación con el dinero, qué fue lo que vi en mi casa. Entendiendo esto, lo segundo es establecer dónde me gustaría estar. Luego sí comienza la formación: entender cómo funciona el sistema financiero y cómo me involucro para jugar. 

¿Qué pasa con las mujeres que, por ejemplo, no tienen educación financiera y se divorcian o quedan viudas?

Tienen que enfrentarse con las creencias y con la realidad. Hay que empezar, por ejemplo, a descubrir cuáles son los talentos naturales que se tienen para poder generar dinero. Alguna vez una chica me dijo: “No sé qué voy a hacer. Lo único que sé hacer es cocinar para mis hijos, para mi esposo. Ahora mi esposo se murió y yo no sé hacer nada”. Ahí estaba su talento natural. Ahora la señora cocina y les hace los almuerzos a las personas de su edificio, también vende loncheras y con eso se está haciendo un salario de entre 1'900.000 pesos y 3'000.000 de pesos, dependiendo del mes. Ella no sabía que con algo que hacía todos los días podía generar dinero. Es un proceso bonito, porque ganas haciendo algo que disfrutas y la credibilidad en ti misma comienza a crecer.

¿Cómo puede una mujer proteger sus intereses financieros cuando toma la decisión de no trabajar y quedarse en la casa para cuidar del hogar?

Cuando se toman este tipo de decisiones, necesariamente la pareja se debe sentar a discutir el tema del dinero. Entonces, si mi esposo es el que va a trabajar y yo me voy a quedar en la casa, debo decirle a él: “Esposo mío, así como tú dispones de una partida presupuestal familiar para tus hijos, debes partirla para mí. Tú entiendes que de tu salario o de los ingresos de tu empresa deberías pagarme mi pensión y mi salud, porque somos una pareja y tú estás tomando la decisión de soportar a tu familia, lo cual me incluye. Así como tú estás proyectándote para soportar a los hijos hasta la universidad, para pagarles las vacaciones, para comprarles ropa, conmigo pasa exactamente lo mismo”. Esta es una charla superdura de tener. Es posible que el hombre se sienta raro, pero es algo que se debe dejar claro, como socios de la sociedad conyugal en la que están. No hay que sentirse culpable, así como él no debe sentirse ofendido. Puede que el hombre diga, “no, no estoy listo para esto”, entonces yo puedo decir “listo, entonces yo tampoco estoy lista para quedarme en la casa”. Creo que ahora se están tomando este tipo de decisiones a la ligera. 

¿Cómo se debería manejar el tema del dinero dentro de un matrimonio cuando uno gana más que el otro?

Para mí, los cursos prematrimoniales deberían incluir una charla financiera. Porque lo ideal es que la pareja llegara a tener una cuenta conjunta donde el dinero fluyera con las cuentas claras y que incluyera un fondo.  Es que estamos hablando de una sociedad conyugal, donde ninguno es más que el otro. La primera charla que se tiene que acabar es la de “vamos a poner lo mismo”.  La conversación debe ser, “nos queremos y estamos compartiendo una vida. Así que todo el dinero se va a una sola cuenta, independientemente de quién gane más, y la dividimos en distintos bolsillos destinados a educación, entretenimiento, fondo de emergencias, entre otros”. La charla de "yo gano más que tú" es violencia económica y se debe acabar en los hogares.

Entonces, ¿no debería tener cada uno ahorros personales en caso de una separación?

Imagina que tienes una empresa con un socio. Y resulta que de los ingresos yo tengo un guardadito pero tu socio no lo sabe. ¿Te parece correcto? Lo mismo pasa con el matrimonio. Lo que debemos hacer es que dentro del presupuesto que ambos tienen debe haber un fondo de emergencias inamovible y con unas garantías que sirve también para un caso de separación (hay empresas que se dedican a esto). Entonces no, no deben haber guardados. Los ingresos tienen que ser abiertos. Pero si no confías financieramente en tu pareja, no te cases. Si no confías en lo económico, cómo pretendes tener hijos y formar un hogar con la otra persona. 

¿Cómo puedo comenzar a formarme económicamente si no tengo el dinero para pagar los servicios de un coach?

El solo hecho de que tú bajes una aplicación al celular y metas ahí todos tus gastos –desde los 500 pesos que le doy al chico que me limpia el vidrio del carro hasta el almuerzo que le invité a todo el mundo– es un avance grandísimo, porque comienzas a ver y a entender a dónde se va tu dinero. O irte con tus extractos al banco y averiguar cuánto de tu deuda es abono de capital y cuánto abono de intereses, para entender cómo funciona esa tarjeta de crédito en realidad. Lo más grave de las finanzas es que estamos como en piloto automático: gastando, recibiendo, gastando y, cuando no nos alcanza, hacemos un avance para resolver el problema con soluciones temporales, en vez de disolverlos permanentemente. Creo que la palabra clave es formarte y existen muchos libros e información disponible.

¿Cuáles son tus consejos básicos para tener una relación saludable con el dinero?

Primero, haz un presupuesto y cúmplelo. Segundo, entiende como son tus gastos. Tercero, ten una conversación de poder con la persona con la que manejas el dinero: tus hijos, tus padres, tu esposo. Si eres tú sola, buenísimo, pero no te engañes y sé realista. Muchas personas se ven ahogadas financieramente porque no son capaces de decirles a sus hijos que están gastando demasiado y ya no das más. Por último, es necesario empezar a generar esa curiosidad por las finanzas, hacer un autodiagnóstico y, si es necesario, buscar asesoría.

¿Cómo debería distribuirse el salario?

Lo ideal sería que el 50% del ingreso sea destinado al sostenimiento personal. El otro 50 se debería dividir: 10% para un fondo de diversión o entretenimiento, 10% para educación, 10% para un fondo de ahorro a largo plazo, 10% para el fondo de libertad financiera (que es el ahorro para inversiones y proyectos) y 10% para apoyar alguna causa.

¿Es realista esta división para alguien que gana poco?

Creo que a veces sobredimensionamos el tema de los porcentajes, pero debemos verlos como la meta a la cual aspiramos. Si tú me dices que en este momento te gastas el 95% en el sostenimiento personal, entonces ese 5% que te sobra divídelo y empieza a generar tu fondo, así sea con el 1% de tus ingresos en cada bolsillo. Lo importante es comenzar a hacerlo para generar el hábito. No importa que solo guardes 100 pesos diarios para tu fondo. No te juzgues diciendo “Es que a este paso cuándo voy a tener algo que me sirva”. Conozco el caso de una chica que empezó a vender suculentas y su inversión inicial fue de 50.000 pesos. Ahora vende alrededor de 5'000.000 de pesos. 

¿Por qué decidiste dar talleres de educación financiera para mujeres?

Me parece que la formación económica en las mujeres es la que más vacíos tiene, al menos a nivel de empoderamiento. A mí me sorprende mucho mi crecimiento financiero, y lo logré porque comencé a formarme. Gracias a esto salí de deudas y hoy estoy cerca de lograr la libertad financiera: podría dejar de trabajar para vivir de mis ingresos pasivos. Sí, eso es posible.


Puedes contactar a Lina Palacio en el correo linapalacioh@yahoo.com o en el número 3013666333.

Por Diana Franco Ortega/ @dianafortega

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