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Los caballeros no están muertos… ¡Los estamos matando!

Nos quejamos porque ya los hombres no son caballerosos, no tienen detalles o ya no nos cortejan como en la época de antes, pero rara vez nos cuestionamos si tenemos algo de responsabilidad. Sinceramente pienso que sí tuvimos mucho que ver con el cambio radical que han tenido muchos hombres a la hora de tratarnos. La definición de feminismo ha sido completamente transfigurada. El concepto inicial apunta a que las mujeres debemos tener los mismos derechos que los hombres pero no creo que, de ninguna manera, seamos iguales. Somos muy diferentes y en vez de tratar de igualarnos debemos destacar y potencializar nuestras diferencias. Por eso estoy totalmente en contra de esas mujeres que se ofenden si les abren la puerta, que se sienten menospreciadas si les dicen que están lindas o las que ponen el grito en el cielo porque les ceden el puesto en un transporte público. Para nada creo que dejarme ayudar con las maletas o querer que me abran la puerta del carro me haga menos autosuficiente. Sé que soy una mujer independiente e inteligente y dejarme consentir, cortejar o de alguna manera proteger no me hace sentir menos fuerte. ¡Qué dicha esos días en que los hombres caminaban del lado de la calle para cuidar a la mujer de los carros! ¡Qué románticas me siguen pareciendo las cartas de amor! Y, así parezca insignificante, se me hace importante que me recojan en la puerta de la casa y no con un mensajito de Whatsapp que diga “baja”. Cuando

Por Redacción Cromos
18 de septiembre de 2015
Foto: iStock

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Por: Alexandra Pumarejo – @detuladoconalex

Sinceramente pienso que sí tuvimos mucho que ver con el cambio radical que han tenido muchos hombres a la hora de tratarnos. La definición de feminismo ha sido completamente transfigurada. El concepto inicial apunta a que las mujeres debemos tener los mismos derechos que los hombres pero no creo que, de ninguna manera, seamos iguales.

Somos muy diferentes y en vez de tratar de igualarnos debemos destacar y potencializar nuestras diferencias. Por eso estoy totalmente en contra de esas mujeres que se ofenden si les abren la puerta, que se sienten menospreciadas si les dicen que están lindas o las que ponen el grito en el cielo porque les ceden el puesto en un transporte público.

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Para nada creo que dejarme ayudar con las maletas o querer que me abran la puerta del carro me haga menos autosuficiente. Sé que soy una mujer independiente e inteligente y dejarme consentir, cortejar o de alguna manera proteger no me hace sentir menos fuerte. ¡Qué dicha esos días en que los hombres caminaban del lado de la calle para cuidar a la mujer de los carros! ¡Qué románticas me siguen pareciendo las cartas de amor! Y, así parezca insignificante, se me hace importante que me recojan en la puerta de la casa y no con un mensajito de Whatsapp que diga “baja”.

Cuando uno habla de estos temas los hombres siempre brincan y dicen, “las mujeres lo quieren todo, les gusta que las inviten y les paguen, pero juran que lo pueden hacer todo sin nosotros”. No hay nada de malo en que las mujeres inviten a sus parejas y tampoco hay nada de malo en que les guste que las consientan y que las conquisten.

Estoy segura de que a muchas mujeres, al igual que yo, les encanta la caballerosidad pero les da pena decirlo. Sienten que si dicen que les parece delicioso que les manden flores, que les regalen chocolates o que las ayuden con las bolsas del mercado, el hombre las va dejar porque están exigiendo demasiado. Pero no podemos dejar de esperar tratos amorosos por miedo a estar solas. Tampoco podemos pensar que vamos a perder terreno en el área laboral o intelectual por querer ser tratadas como mujeres, el terreno ya lo ganamos y solo depende de nosotras mantenerlo.

Ojalá los hombres dejen de usar como excusa para ser caballerosos esa vez en la que alguna amargada los regañó por abrirle la puerta del ascensor. Creo que esas que tienden que gritar a los cuatro vientos que lo pueden hacer todo solas, que siempre hablan mal de los hombres y que les ofende que las consientan, nunca han tenido un verdadero caballero a su lado. Porque un hombre caballeroso sabe que ella puede sola y la admira por eso, pero le parece delicioso tratarla como una mujer y no como un compañero de gimnasio.

Flavia Dos Santos

Las mujeres quieren ser independientes, quieren un tipo al lado y nada más confuso para ellos que situarse ante tantos deseos, estamos muy mamonas.

Mónica Rodríguez

Los hombres han perdido la caballerosidad por ese afán de independencia de la mujer, pero no todo el tiempo hay que esperar un príncipe que nos esté abriendo la puerta y salvando.

Juanita Kremer

El hombre que es caballeroso realmente no deja de serlo porque una feminista no se lo permita. Si tiene eso interiorizado no debe existir mujer que se lo haga replantear.

Por Redacción Cromos

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