
Coco Chanel, 1920.
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La gran dama de la moda en el siglo XX fue la creadora, entre otros, de símbolos como el traje de sastre, el bolso con cadena y los zapatos de dos colores con el talón al descubierto. En 1909 se trasladó a París, donde abrió su primera tienda de sombreros, Modas Chanel, que sería el comienzo de un gran emporio. Once años más tarde inauguró la Casa Chanel en París.
Myrna Loy, 1925.
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Sobria, elegante y muy femenina, la actriz de The Thin Man se destacó por su sencillez a la hora de vestir y demostró que para ser elegante no es necesario atiborrarse de accesorios. A lo largo de su carrera participó en películas como Ben-Hur (1925) y Los mejores años de nuestra vida (1946).
Louise Brooks, 1925.
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Pocas mujeres influyeron tanto en el mundo de la moda como esta actriz estadounidense, quizá la cara más famosa del cine mudo y símbolo de la llamada Jazz Age. Su corte de pelo y modales desinhibidos significaron una verdadera revolución en la moda de principios de siglo. En 1925 hizo su debut en Hollywood.
Greta Garbo, 1930.
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Quiso pasar inadvertida, pero no lo logró. Su vestuario conservó siempre un estilo minimalista, elegante pero poco femenino, que incrementó los rumores sobre su bisexualidad. Se convirtió en uno de los mitos más grandes del cine y su leyenda se volvió mayor gracias a su prematuro retiro de las pantallas, a los 36 años, y la misteriosa vida que llevó desde entonces. En 1930 recibió su primera nominación al Oscar.
Marlene Dietrich, 1930.
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Este símbolo sexual creó un estilo propio en el que jamás entraron las minifaldas ni los tacones altos (que detestaba), pero sí las chaquetas militares y las prendas masculinas. La alemana, una de las grandes divas de Hollywood, es considerada como una de las mejores estrellas femeninas de todos los tiempos. Rodó Marruecos en 1930, película por la que recibió su única nominación al Oscar.
Katherine Hepburn, 1933.
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Su estilo rebelde la llevó a romper las normas femeninas de vestir: se ponía pantalones anchos –tanto en las películas como en la vida diaria–, camisas de hombre, mocasines y blazers, y no le gustaba maquillarse. Es la única artista estadounidense que ha logrado ganar cuatro premios Oscar como mejor actriz a lo largo de su carrera (el primero de ellos en 1933 por Morning Glory).
Jean Arthur, 1943.
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Hija de un fotógrafo de moda, fue una de las actrices más populares de la época y en un ícono que ejemplificó la tendencia del momento: mujeres altas, de caderas estrechas y hombros anchos. Su carrera en el cine fue prolífica, tanto que en 1943 recibió una nominación al Oscar por su papel en El amor llama dos veces.
Joan Crawford, 1943.
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Figura de la moda y adicta a ella, se rumoraba que llegaba a cambiarse hasta diez veces al día. Junto a Greta Garbo, convirtió los turbantes en todo un referente. En 1945 ganó el premio Oscar a mejor actriz por Alma en suplicio y adquirió la fama de haberse acostado con los galanes más apetecidos de Hollywood.
Brigitte Bardot, 1952.
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Muchos años después de su aparición en el cine, el estilo que impuso sigue dando de qué hablar: las famosas ballerinas que puso de moda, su cabellera semiondulada y los ojos enmarcados en grandes dosis de delineador continúan siendo imitados por cientos de mujeres. Debutó en la pantalla grande en 1952 en Le trou normand.
Audrey Hepburn, 1953.
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Fue ella quien puso de moda el look casual: elegante pero sobria, nunca abusó del maquillaje ni de los accesorios. Sus distintos peinados (el pelo recogido y corto); su forma de vestir, que la volvió pionera de las “mujeres no divas”, y la forma de sus cejas siguen siendo un modelo. Ganó el Oscar en 1953 y ocho años más tarde inmortalizó el vestido negro que usó en Desayuno en Tiffany’s.
Grace Kelly, 1954.
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Una belleza extraordinaria sumada a un look clásico, elegante y sereno fueron las características de esta famosa actriz que se convirtió en princesa. A la hora de vestir prefirió siempre los tonos pastel, las líneas simples y suaves y, como objeto imprescindible, las perlas. La angustia de vivir le dio el Oscar en 1954.
Donna Reed, 1959.
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En los años 50 aparecieron una serie de shows televisivos en los que se mostraba y exaltaba la vida de las amas de casa norteamericanas. Reed fue el ejemplo más popular de esta tendencia, que también influyó la forma de vestir de las mujeres maduras. Su Show de Donna Reed fue tremendamente popular en 1959.
Elizabeth Taylor, 1960.
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Amante de las joyas y coleccionista de piedras preciosas, fue quizá la primera diva que se asoció con grandes diseñadores, como Valentino, para exhibir sus marcas. La inglesa, ganadora de tres premios Oscar (el primero en 1960 por Butterfield 8), recibió también una condecoración por parte de la reina Isabel con el título de Dama Comandante del Imperio.
Sofía Loren, 1960.
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Más allá de su escote y de sus ojos grandes y seductores, se destaca por ser una mujer elegante que ha sabido combinar sus atuendos y mantener su belleza a lo largo de los años. Bella, elegante y distinguida, la italiana saltó a la fama con la película Dos mujeres (1960), que le significó un premio Oscar y más de veinte reconocimientos internacionales.
Jacqueline Kennedy, 1960.
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Gracias a ella los referentes de la moda dejaron de ser exclusividad del cine. Fue una de las mujeres más admiradas por su estilo sobrio, su sofisticación y el inocultable gusto por las perlas, los trajes de sastre y las gafas grandes. Su atracción por los hombres poderosos y elegantes se vio reflejada en su estilo, adorado por decenas de mujeres. En 1960, con 31 años, se convirtió en la primera dama más joven de la historia de Estados Unidos.
Marilyn Monroe, 1960.
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El pelo rubio corto, el lunar junto a la boca y los vestidos sensuales de escotes profundos y faldas ajustadas la hicieron inolvidable y un referente de futuras estrellas, como Madonna. Norma Jean Baker –su verdadero nombre– es considerada uno de los símbolos sexuales más importantes de todos los tiempos. En 1960 ganó el Globo de Oro por su interpretación en Some like it hot.
Catherine Deneuve, 1963.
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La gran dama del cine francés emanaba un aire aristocrático y elegante en su vestir. Fue la musa de Yves Saint Laurent desde 1967 y durante años ofició como embajadora de la marca Coco Chanel. Su primer gran éxito vino con la película Los paraguas de Cherburg, en 1963. Luego trabajó con directores de la talla de Luis Buñuel, Roman Polanski y François Truffaut.
Cher, 1965.
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Su forma de vestir, a todas luces extravagante, la llevó a ser de inmediato ícono de la moda desde que empezó su carrera al lado de su marido, Sonny, en 1965. Algunos de sus looks más recordados fueron obra del diseñador Bob Mackie, con quien trabajó de manera exclusiva durante varios años.
Raquel Welch, 1966.
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¿Quién no recuerda el biquini que en 1966 la catapultó como ícono sexual? Sus voluptuosas curvas, pantalones ajustados y pronunciados escotes atrajeron durante años todas las miradas. De ascendencia latina (su padre era boliviano), Welch fue un verdadero sex-symbol de la época.
Liza Minnelli, 1972.
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Famosa por la película Cabaret (1972), era una amante de los vestidos de noche, especialmente largos y con lentejuelas, donde un tono negro claro en el escote era la medida perfecta de exhibición. Su trabajo en espectáculos en vivo, como musicales y comedias, la consagró como una de las estrellas más grandes de Norteamérica.
Farrah Fawcett, 1979.
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La cabellera rubia y voluminosa de la actriz marcó un verdadero hito a finales de los años setenta. En su armario nunca faltaron pantalones de talle alto, plataformas y maxivestidos, muy imitados en la época. Más que por sus películas, Fawcett fue ampliamente conocida por la serie de televisión Los ángeles de Charlie.
Madonna, 1980.
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Su secreto ha sido saber reinventarse: ha aparecido ligera de ropas haciendo el papel de femme fatale, con anchas camisetas en 1980 y ataviada con los inolvidables conos en el pecho en los noventa. La Reina del Pop ha sido, además, actriz, escritora de libros, diseñadora de moda y directora.
Brooke Shields, 1980.
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Saltó a la fama cuando apenas era una adolescente en la película La laguna azul (1980). Su belleza angelical la llevó a ser la imagen de Denim, aparecer en la portada de revistas como Vogue y alzarse como un referente de las jovencitas de su edad. Con los años ha sabido conservar su belleza y el estilo que siempre la ha caracterizado.
Diana De Gales, 1981.
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Su estilo marcó la moda londinense durante muchos años luego de que se casara con el príncipe Carlos de Inglaterra en 1981. Los zapatos de salón bajos, los sombreros, los cuellos de marinero y de frunces, así como los trajes de noche sin tirantes y los ramos de rosas fueron su marca personal.
Cindy Crawford, 1990.
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Una de las primeras supermodelos de la década del noventa, es dueña de un cuerpo envidiable que le ha permitido vestir prendas de los mejores diseñadores y ser imagen de compañías como Revlon. A lo largo de su carrera ha aparecido en más de 500 portadas de revistas alrededor del mundo, entre ellas Vogue, People y Harper’s Bazaar.
Kate Moss, 1990.
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Elegida como el ícono más importante en los años 90 en la gala de los premios Clothes Show Style, que entrega cada año la industria de la moda británica, Moss ha impuesto un estilo desenfadado, libre y rebelde que en un principio le valió ser considerada como la “antimodelo”.
Claudia Schiffer, 1991.
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Su estilo es simple y chic. No usa demasiado maquillaje y prefiere lo casual a lo complicado: jeans, buzos y vestidos de cachemir, elementos que la han llevado a trabajar de la mano con prestigiosos diseñadores, como Versace, Dolce & Gabbana, Ralph Lauren y Valentino. Una campaña de Guess, en 1991, la lanzó a la fama.
Gisele Bündchen. 2000.
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Empezó a los 14 años y hoy es la modelo mejor pagada del mundo gracias a su contrato con la marca de ropa interior Victoria’s Secret. Su cuerpo envidiable (1,80 m de estatura, medidas perfectas) y estilo único la han convertido en un faro inocultable. En el 2000 estaba tan cotizada que sus ingresos anuales superaban los 8 millones de dólares.
Halle Berry, 2002.
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Madura y sexy, la actriz sabe aprovechar su cuerpo usando vestidos ajustados y escotes pronunciados. Su versatilidad y cambios de look la llevaron a ser imagen de marcas como Revlon. Berry, quien empezó a darse a conocer en el concurso de Miss America en 1986 (donde ocupó el segundo lugar), se consagró como la primera mujer negra en ganar un Oscar en 2002, con Monster’s Ball.
Nicole Kidman, 2002.
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Hace unos años se le otorgó el Premio Ícono de la Moda del Consejo de Diseñadores de Moda de América por “el innegable impacto que ha tenido su estilo en la pantalla y fuera de ella”. La popular australiana, ganadora del Oscar por Las horas (2002), es sobria, elegante, bella y distinguida.
Cate Blanchett, 2014.
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A sus 46 años, la actriz australiana ganadora de dos premios Óscar ha enamorado a más de uno con sus suntuosas apariciones en la alfombra roja. Su delicada tez blanca y pelo rubio la convierten en la favorita de importantes casa de moda como Alexander McQueen, Armani Privé y Valentino Couture. Siempre enalteciendo su belleza y delicadeza, Blanchett es una diva de la moda que seguirá en la cima por varios años más.
Jennifer Lawrence, 2015.
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A sus cortos 25 años, Lawrence suma triunfos a su carrera cinematográfica pues ya ganó un galardón de la Academia a Mejor Actriz. Su exquisito gusto la llevó a ser embajadora de la casa de modas Dior, asistiendo a cada gala vestida con sus maravillosos diseños y haciéndola ganar aplausos entre los expertos de moda. Su estilo camaleónico ha deslumbrado al público y sin temor experimenta en cualquier presentación: desde un corto pelo hasta trajes osados y muy sexies con el toque perfecto de glamur.































