
Para Vivi Barguil de Sarmiento, la Navidad siempre ha sido una época de celebración. Las novenas, el árbol, el pesebre y hasta la tía que se disfrazaba de Papá Noel conformaban un ritual que ahora forman parte de sus felices recuerdos de la infancia. Esa etapa la marcó; por eso, esta monteriana siempre ha intentado replicar esos ritos de diciembre con su familia y, desde hace un poco más de tres años, con su fundación A la rueda rueda. “Lo mejor de esta época es estar en familia –asegura Barguil–. Nosotros la vivimos con mucha intensidad. Nos encanta toda la ilusión que trae”.
Todos los años, ese espíritu navideño llega a su fundación para invadir los corazones de 240 niños. Globos, gorros, regalos, juegos, villancicos y risas componen la celebración de esta fecha, en la que, además de conmemorar el nacimiento de Jesús, se da la clausura de un año de aprendizajes para los pequeños. “El espíritu de la Navidad es de solidaridad, familia, hogar, y la idea es que todos los niños sientan lo mismo”.
Dos años después de convertirse en madre, Vivi Barguil entendió que debía buscar la forma de devolverle a la vida todo lo que le había dado. Con esta intención, y el apoyo de un grupo de mujeres de Montería, creó, en febrero de 2013, A la rueda rueda, una fundación que apoya a la población infantil vulnerable del Caribe colombiano, a través de programas que buscan estimular el ‘ocio creativo’. “Vimos la necesidad que tenían las madres de llenar el espacio libre que tienen sus hijos una vez terminaban la jornada estudiantil. Queremos que lo inviertan en algo provechoso para ellos y alejarlos así de caminos incorrectos”.
Hoy, niños, niñas y adolescentes hasta los 16 años, van a la Fundación todos los días, después de terminar sus jornadas escolares, para recibir talleres de danza, música, deporte, pintura, manualidades, boxeo y ajedrez. “Este proyecto me llena el alma de felicidad, porque sé que estamos ayudando a muchos niños que necesitan cambiar su horizonte. Se les están dando las herramientas para que su vida sea diferente”.
El proyecto se consolidó en Montería. “Es una ciudad con muchas necesidades, así que empezar allá nos ha dado la oportunidad de aportarle algo a la sociedad”.
Entre sus deseos está la idea de extender esta labor a los otros seis departamentos de la región Caribe, pero mientras esto es posible, ella sigue trabajando incansablemente para sellar alianzas, mejorar la calidad de los programas que la Fundación ofrece y para terminar la construcción de un centro lúdico que contará con 1.500 metros cuadrados, un regalo que con ilusión espera entregarles a los niños muy pronto. “Hay tantos proyectos por cumplir, que yo creo que el Niño Dios ha de sentirse muy ocupado con mis peticiones. Siempre lo damos todo para que nuestros sueños se cumplan a cabalidad”. Una lección de perseverancia que Barguil quiere compartir con sus pequeños, “la enseñanza más importante que les queremos dejar a los niños es que nunca dejen de soñar, porque solo así podrán alcanzar todas sus metas”.
Cuando se le pregunta a Vivi Barguil si es una mujer feliz, ella no alcanza a dudar. Como madre, como esposa, como mujer y como líder de la fundación A la rueda rueda, ella se siente completamente plena: “He aprendido que cuando tú das, recibes mucho, y eso te genera mucha felicidad. Esa ha sido la lección que toda esta experiencia me ha dejado. Uno tiene que ser más desprendido de las cosas para tenderle la mano a quienes lo necesitan”.
Foto: cortesía.