
Dos personas hablando.
Director: Kenneth Lonergan.
Guion: Kenneth Lonergan.
Reparto: Casey Affleck, Michelle Williams, Kyle Channndler, Lucas Hedges, Ben O’brien.
Número de nominaciones: 6 (Mejor película, Mejor director, Mejor actor principal, Mejor actor de reparto, Mejor actriz de reparto y Mejor guión original).
Dentro de la disputa por el Óscar que se entregará este 26 de febrero dos tipos de películas sobresalen con las mejores posibilidades: las que se sustentan en personajes o situaciones únicas o superlativas, o las que presentan relatos mucho más cotidianos e íntimos. Las primeras tienen dentro de su ADN esos personajes que no nacen todos los días, que hicieron historia e inspiraron con su esfuerzo y sacrificio a los que los rodeaban. Ese es el caso por ejemplo de ‘Hasta el último hombre’, la película dirigida por Mel Gibson sobre el primer objetor de conciencia en ser condecorado con la medalla de honor; o de ‘Talentos Ocultos’, sobre el trío de mujeres afroamericanas que participó en una de las mayores operaciones de la NASA rompiendo barreras raciales y de genero.
Por otro lado están las historias con las que podemos identificarnos o pensar que algún día pudiera sucedernos, con personajes que se sienten mucho más de carne y hueso, con cruces a cuestas como las que llevamos todos por el simple hecho de existir, que no son para nada héroes y que tienen que lidiar con las consecuencias de sus errores o virtudes.
En esta segunda premisa se inscribe ‘Manchester by the sea’, la película dirigida por Kenneth Lonergan, que cuenta la historia de Lee Chandler (Casey Affleck), un hombre que pierde a su hermano y le toca asumir como tutor de su sobrino de 16 años. El problema es que para hacerlo tiene que confrontarse nuevamente con su doloroso pasado, del que ha estado huyendo durante muchísimos años.
Aquí no hay efectos, ni sentimientos patrióticos o grandes luchas sociales. Solo hay emociones, conflictos internos y familiares. Por eso las reacciones de los espectadores luego de verla son radicales: se conmueven o sienten que no pasó mayor cosa.
‘Manchester by the sea’ es una película cruda, que hace llorar, pero tan bien agradable, porque somos testigos de cómo se va construyendo la relación entre tío y sobrino, una complicidad naciente entre un hombre de pocas palabras y el joven lleno de las inquietudes y vivencias propias de su edad. Pero a su vez vamos entendiendo las situaciones que hacen de algo tan familiar, un complejo dilema. A través de constantes flashbacks se nos van revelando las tragedias y los finos lazos que constituyen el entramado de la historia, para luego mostramos que en la vida no siempre hay finales felices y que simplemente lo único a nuestra disposición es comenzar nuevamente cuantas veces sea necesario y esperar a que el tiempo algún día cierre las heridas.
No es la primera vez que el director y guionista Kenneth Lonergan apuesta por las crisis familiares. Ya lo había hecho dos veces en el pasado con ‘Margaret’ y ‘Puedes contar conmigo’, en la primera abordando lo que significa perder a los padres y en la segunda los efectos de un accidente.
En Manchester by the sea su elección masculina fue Casey Affleck, quien en su segunda nominación al Óscar (la primera había sido por ‘El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford’) es el favorito a llevárselo. No lo hubiera podido hacer sin Michelle Williams, que aunque no goza de muchos minutos, en los que aparece transforma nuestra calma en dolor y desespero. Por eso también está nominada al Óscar por cuarta ocasión, con un historial que incluye títulos como ‘Mi semana con Marilyn’, ‘Blue Valentine’ y ‘Brokeback Mountain’.
Y es justo ahí en donde están las mayores fortalezas y las mejores posibilidades para ‘Manchester by the sea’ de ganarse varias estatuillas en los Óscar. Sendas interpretaciones, que sin palabrería innecesaria nos van haciendo un nudo en la garganta hasta dejarnos completamente desconsolados. Prueba de ellos son los triunfos de Casey Affleck en los Globos de Oro y Bafta en la categoría de mejor actor, y de Kenneth Lonergan en guión en los premios más prestigiosos de la cinematografía británica.
Manchester by the sea es una pieza dramática increíble, en la que Lonergan no encuentra su lugar en lo extraordinario, sino en lo ordinario, como ya nos tiene acostumbrados, solo que esta vez lo hizo con genialidad.