Por: María Pasión
Buenos días, doctora,
Quiero que por favor me ayude.
Me siento muy triste. Con mi esposo llevamos más de diez años de matrimonio, tenemos una hija y siempre me ha sido infiel, con una y otra.
Cuando lo conocí yo era universitaria y él un soldado raso. Me enamoré quizá por sus palabras bonitas y la falta de atención y cariño en mi casa.
A los 16 años me fui con él y le exigí estudiar: que se hiciera bachiller, después que hiciera una carrera y decidimos la Policía. Para ese entonces, los dos luchamos por nuestros sueños. Cada uno trabajaba y logramos graduarnos sin apoyo de nadie, los dos solos.
Hoy yo soy médica y él policía, pero creo que se le olvidó todo ese amor que me profesó y por el que tanto luchamos.
Me siento herida, lastimada, decepcionada... Me acuerdo de las viejas con las que se ha metido y me pongo a llorar, me deprimo, solo me dan ganas de correr.
No quiero estar así, se ha ido varias veces de casa y después regresa.
Doctora, por favor ayúdeme. En este momento tiene otra vieja, una niña de 16 años que vende tinto en el parque donde trabaja, siempre se ha metido con la del aseo, la celadora, ¡con todas!
Esta niña hasta ha subido fotos a Facebook con él y lo etiqueta para generar polémica y discordia. En mi interior siento que no quiero darle el gusto. Pienso que mi hija merece tener a su papá, que me debo hacer la loca y sacrificarme por la felicidad y la tranquilidad de ella, pero la realidad es que estoy hecha pedazos.
Agradezco su ayuda, doctora. Dios me la bendiga.
Querida lectora,
¡Despierta! En tu vida están ocurriendo muchas cosas, casi tantas como en el edificio y en el parque a donde va tu esposo.
Aquí hay un engaño progresivo que te ha causado heridas y decepción. Cuando alguien miente lo lógico es sentirse así.
¿Qué es un engaño?
Un engaño, dicho por la Real Academia de la Lengua, es ser infiel o seducir a alguien con mentiras. Sin embargo, la primera acepción es la que a mí me gusta rescatar aquí: engaño proviene del latín Ingannare, que quiere decir ‘burlar’.
Si alguien nos engaña, se está burlando de nosotros. Es importante tener en cuenta que el engaño es una falta grave que puede tener dos desenlaces.
1. Se perdona: en este caso estás dando tu voto de confianza a tu pareja para que se ponga las pilas y para que reaccione. Para que se dé cuenta de que tú necesitas más amor, cariño y, por supuesto, admiración.
2. No se perdona: tras un engaño o varios existe la posibilidad de poner punto final a esta relación. Es aconsejable hacerlo si nuestra pareja no ha aprendido de sus errores, los sigue cometiendo, o no ha querido reaccionar de forma positiva ante ti. Una cosa es que te engañe una vez porque cometió un error, y otra cosa es que se regodee de engañarte y burlarse de ti ¡con todas las personas que trabajan en el edificio y en el parque!
Ajustes
Lo más importante después de un engaño es que se puedan tomar medidas. ¡No sirve de nada que tanto tu pareja como tú sigan en las mismas! Hay que decir a las claras lo que está fallando y proponer soluciones. Te conviene saber que algunos engaños solo se terminan cuando alguien tiene que hacer las maletas. Si esto llega, no tiene sentido promover ningún reencuentro hasta que se aprecie un cambio real, sin lágrimas de cocodrilo y promesas de galán de novela. Si no cambia, y va a seguir poniendo cachos, que pegue la vuelta y siga haciéndolo, buscando nuevas mujeres para su absurda colección, cuando seguramente ni en Google encontrará a alguien como tú. Cuando se dé cuenta, ya estarás a kilómetros.
Consejos para hablar después del engaño:
No hables de la palabra culpa. Cámbiala por responsabilidad. Ninguna conversación avanza si estamos buscando culpables en lugar de responsables. En esto también expresas tu madurez y tus ganas de arreglar la situación.
Para salir del engaño, lo que se busca es el regreso a la honestidad. Este es un camino lleno de confesiones (hay que prepararse para conocer las más duras verdades).
Las parejas que viven en la verdad son candidatas a superar sus crisis, mientras que las que viven en el engaño son las que terminan protagonizando las despedidas más dolorosas.
Cuida a tu corazón, nadie lo hará por ti. Tu felicidad lleva tu firma. Nadie tiene el derecho de hacerte infeliz, así que no se lo permitas.
Piensa sobre esto y decide lo que quieres hacer. Hazlo por ti, en primer lugar, y por el ejemplo que le darás a tu hija, en el segundo. Si me necesitas para que te dé un empujón, cuenta conmigo a través de una videoconsulta.
Espero haber sido de ayuda para ti.
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