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Mi hijo tiene un amigo imaginario

Los seres imaginarios que inventan los niños son una manera de explorar la realidad, resolver dilemas y poner a volar su imaginación.

Por Redacción Mi Bebé
04 de abril de 2016
Mi hijo tiene un amigo imaginario

Mi hijo tiene un amigo imaginario

Si alguna vez haz visto a un pequeño entre los 3 y 6 años hablar solo, pedir un puesto adicional en la mesa para un amigo del que nunca ha oído hablar o jugar como si estuviera acompañado, no hay por qué alarmarse. Es muy probable que tenga un amigo imaginario.

Según el psicólogo y biólogo suizo Jean Piaget, reconocido entre otras cosas por su teoría del desarrollo cognitivo, a partir de esta edad los niños potencializan su capacidad para pensar simbólicamente, imitan conductas y elaboran imágenes mentales que pueden dar vida a mundos de fantasía en los cuales establecen diálogos con criaturas extrañas, monstruos, animales, muñecos o seres humanos como ellos, a los que les atribuyen características especiales y que pueden vivir debajo de su cama, dentro del clóset o en algún lugar de la casa.

Se trata de una conducta normal que se presenta con más frecuencia en menores con mucha sensibilidad y tendencias artísticas. No necesariamente es fruto de la soledad o el aislamiento, sino que simplemente es producto de la necesidad de contar con alguien incondicional, un cómplice de sus travesuras o un apoyo para enfrentar sus temores.

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La psiquiatra Victoria Pérez explica que también es una manera de expresarse y de manejar sus emociones. “Muy rara vez es patológico, sólo cuando el niño tiene interferencias con su cotidianidad, deja de jugar con sus amigos reales, se torna depresivo o se aísla se debe consultar a un especialista”.

Aunque a veces no lo parezca, los menores saben que ese personaje es fruto de su imaginación. Lo importante como padres es no ridiculizar a los hijos ni decirles que mienten, sino ser respetuosos y tolerantes y, si se quiere, incluso es bueno involucrarse en el juego y aceptar la existencia de ese amigo fantasioso.

Para tener en cuenta

Los niños tienen un amigo imaginario para:

1. Que sea un compañero de juegos al que también regañen o le cuenten sus cosas.

2. Se convierta en aquel ser al que pueden culpar de sus errores o travesuras.

3. Sea el apoyo que necesitan para enfrentar situaciones que les generan inseguridad o el portavoz de sentimientos que no son capaces de expresar. 

 

Foto: Flickr.

Por Redacción Mi Bebé

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