"Mi pueblo, mi producto, mi orgullo"

Los oficios ancestrales están siendo protegidos en Colombia. ¡Mucha atención a esto!

Por JS Medios y RS

30 de junio de 2016

"Mi pueblo, mi producto, mi orgullo"
"Mi pueblo, mi producto, mi orgullo"

Para Sandy Alcozer el trabajo en filigrana fue parte de su infancia. Vio elaborar artesanías en plata y oro a su abuela y a sus tíos hasta que a los 20 años partió a Bogotá a buscar nuevos rumbos. Una década después, con un hijo ‘cachacho’, regresó a Mompox para acercarse a sus raíces, defender su tradición y recuperar su legado. 

Con los conocimientos de administración empresarial adquiridos en el SENA, formuló un proyecto para fortalecer una microempresa de orfebres e ingresó a la Asociación Orfebres del municipio de Mompox) Allí perfecciona sus conocimientos como joyera, gracias a las enseñanzas de artesanos con mayor experiencia, su misión es aportar en los aspectos administrativos. “Trabajar allí me ha permitido además hacer parte del OVOP (One Village, One Product) y aprender de diseño, de las tendencias del mercado y de logística, pero sobre todo entender que a través de mi oficio mi comunidad puede tener calidad de vida, ganar identidad y desarrollarse en torno a nuestra tradición”, cuenta. 

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La iniciativa OVOP, que para el caso colombiano significa ‘Mi pueblo, mi producto, mi orgullo’, comenzó a gestarse en 2010 y se implementó en 2014. Es liderada por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), y cuenta, entre otros, con el apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, que ofrece transferencia técnica e invitó a Japón en el lapso de un año a Sandy y a otras 29 personas para ver cómo funciona el desarrollo comunitario que valora la tradición, aplicando tres principios: autogestión, localidad y globalidad y desarrollo de los recursos humanos. 

María Alejandra Useche, coordinadora de OVOP–DNP, explica que este proyecto busca promover productos y experiencias propias de un territorio para generar bienestar y sentido de pertenencia de su comunidad. La idea nació en Japón luego de la Segunda Guerra Mundial para fortalecer  las comunidades locales e impulsarlas a ser promotoras de su desarrollo. 

Fue así como se adaptó a Colombia, donde se seleccionaron 12 productos y experiencias en similar número de regiones del país. En ellas existe un trabajo articulado entre artesanos o productores, gobiernos e instituciones locales, empresarios y representantes de JICA, quienes identificaron y fortalecieron a los líderes locales con capacitación y transferencia técnica. Ejemplo de ello son los procesos que han realizado con los artesanos del sombrero fino vueltiao, en Tuchín-Córdoba; las artesanías de La Chamba, en el Guamo-Tolima, y las joyas en filigrana en Mompox-Bolívar.  

Para la secretaria de Turismo de Mompox, María Bernarda Palomino, iniciativas como la OVOP o la Escuela Taller ayudan a que los artesanos de la filigrana, del trabajo con madera o de la forja, ya no trabajen solo desde sus casas. “Ahora se ven como maestros de chicos que ya no solo quieren ser médicos y que ven en la artesanía una opción de vida”, afirma. 

 

Foto: Istock. 

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