Para Sandy Alcozer el trabajo en filigrana fue parte de su infancia. Vio elaborar artesanías en plata y oro a su abuela y a sus tíos hasta que a los 20 años partió a Bogotá a buscar nuevos rumbos. Una década después, con un hijo ‘cachacho’, regresó a Mompox para acercarse a sus raíces, defender su tradición y recuperar su legado.
Con los conocimientos de administración empresarial adquiridos en el SENA, formuló un proyecto para fortalecer una microempresa de orfebres e ingresó a la Asociación Orfebres del municipio de Mompox) Allí perfecciona sus conocimientos como joyera, gracias a las enseñanzas de artesanos con mayor experiencia, su misión es aportar en los aspectos administrativos. “Trabajar allí me ha permitido además hacer parte del OVOP (One Village, One Product) y aprender de diseño, de las tendencias del mercado y de logística, pero sobre todo entender que a través de mi oficio mi comunidad puede tener calidad de vida, ganar identidad y desarrollarse en torno a nuestra tradición”, cuenta.
Sigue a Cromos en WhatsAppLa iniciativa OVOP, que para el caso colombiano significa ‘Mi pueblo, mi producto, mi orgullo’, comenzó a gestarse en 2010 y se implementó en 2014. Es liderada por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), y cuenta, entre otros, con el apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón, que ofrece transferencia técnica e invitó a Japón en el lapso de un año a Sandy y a otras 29 personas para ver cómo funciona el desarrollo comunitario que valora la tradición, aplicando tres principios: autogestión, localidad y globalidad y desarrollo de los recursos humanos.
María Alejandra Useche, coordinadora de OVOP–DNP, explica que este proyecto busca promover productos y experiencias propias de un territorio para generar bienestar y sentido de pertenencia de su comunidad. La idea nació en Japón luego de la Segunda Guerra Mundial para fortalecer las comunidades locales e impulsarlas a ser promotoras de su desarrollo.
Fue así como se adaptó a Colombia, donde se seleccionaron 12 productos y experiencias en similar número de regiones del país. En ellas existe un trabajo articulado entre artesanos o productores, gobiernos e instituciones locales, empresarios y representantes de JICA, quienes identificaron y fortalecieron a los líderes locales con capacitación y transferencia técnica. Ejemplo de ello son los procesos que han realizado con los artesanos del sombrero fino vueltiao, en Tuchín-Córdoba; las artesanías de La Chamba, en el Guamo-Tolima, y las joyas en filigrana en Mompox-Bolívar.
Para la secretaria de Turismo de Mompox, María Bernarda Palomino, iniciativas como la OVOP o la Escuela Taller ayudan a que los artesanos de la filigrana, del trabajo con madera o de la forja, ya no trabajen solo desde sus casas. “Ahora se ven como maestros de chicos que ya no solo quieren ser médicos y que ven en la artesanía una opción de vida”, afirma.
Foto: Istock.