Las mujeres tomamos decisiones todo el tiempo: ¿Me vuelvo vegetariana? ¿Qué tipo de zapatos me compro? ¿Qué modelito me pongo para la fiesta del sábado? ¿Me separo? ¿Qué novela me llevo al paseo el próximo puente? ¿Cuál es la siguiente serie de televisión que voy a ver en maratón este fin de semana?
Parece que nos pasamos la vida tomando decisiones y en muchos casos lo hacemos a ojo cerrado, porque sabemos lo que queremos, lo que nos gusta y lo que no: nada de salir con hombres casados; el domingo no capo ciclovía; no me vuelvo a poner minifalda; por la noche las harinas están prohibidas.
Otras son más complicadas. Para esas necesitamos tiempo, tener claras cuáles son las opciones y la mayor cantidad de información que podamos recoger: ¿qué carrera voy a estudiar? ¿Será que esta es la persona indicada para irnos a vivir juntos? ¿Me caso con todas las de la ley? ¿De verdad quiero tener hijos o será presión social? ¿Me tengo que aguantar los chistes acosadores del pesado de mi jefe?
Vida sólo nos dan una y nos tocó vivirla en una época donde las mujeres hemos conquistado el derecho a tomar decisiones en los temas banales y también en los trascendentales de nuestra propia vida. Mujeres de generaciones anteriores a la nuestra tuvieron que aceptar las decisiones de vida que otros tomaban por ellas, o decidir sin opciones que es lo mismo que nada. Por eso, fechas como el décimo aniversario de la sentencia que reconoció el derecho al aborto terapéutico para las mujeres y niñas colombianas no deberían pasar desapercibidas. Hoy todas las opciones para tomar nuestras decisiones reproductivas, que seguramente son de las más importantes en la vida de una mujer, son legales. Todos los anticonceptivos están incluidos en el Plan Obligatorio de Salud, hay atención pre natal y de parto y post parto para las que eligen la maternidad, es posible dar y recibir niños en adopción, existen los tratamientos de reproducción asistida para las mujeres que lo necesiten; y también tenemos la posibilidad de abortar cuando nuestra salud física o mental está en riesgo, en casos de violación o cuando diagnostican la inviabilidad fetal durante el embarazo.
Cada mujer es la persona idónea para tomar la decisión correcta en el momento justo. Si usted ya ha tomado alguna de estas decisiones, sabe la importancia que tienen y aprecia poder elegir entre las diferentes opciones, y ser quien determine involucrar o no a otras personas.
Lo triste es que no todas las mujeres podemos disfrutar del privilegio de llevar el timón de mando del proyecto de vida propio. Las que viven en las zonas más apartadas y están en mayor situación de vulnerabilidad por la pobreza o por la violencia, o bien no tienen la posibilidad de decidir a pesar de que el derecho existe en el papel, o enfrentan un costo altísimo de estigmatización que no pueden asumir.
Por las mujeres que han podido ejercer su derecho a decidir, celebro estos 10 años. Por las mujeres que aun no lo pueden hacer, reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando por los derechos de todas.
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