Nueve hábitos alimenticios para vivir mejor

Una buena nutrición no sólo exige comer bien sino saber llevar los alimentos a la boca. ¡Un nuevo reto en el 2018!

Por Redacción Cromos

10 de enero de 2018

Nueve hábitos alimenticios para vivir mejor
mujer sosteniendo báscula

mujer sosteniendo báscula

 

El vertiginoso ritmo que nos tocó vivir, hace que costumbres como comer en familia y sin afanes vayan desapareciendo. Comer rápido, solos, con el televisor y el periódico al mismo tiempo, y con estres, hacen parte de la rutina diaria. Hipócrates, el padre de la medicina, tenía un sabio precepto: “Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento”, sin embargo, nosotros no lo cumplimos a cabalidad. 

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Manuel Antonio Carreño, por su parte, nos dejó como legado el Manual de Urbanidad y Buenas Maneras, el cual nunca, sin exagerar, es puesto en práctica, y muy seguramente debe estar acompañándolo porque una de las pautas que dictaba era no introducir pedazos demasiado grandes de comida a la boca. Todo hace parte del pasado. Por eso es importante recordar qué hábitos debemos tener en nuestro diario vivir, que nos ayuden a tener una vida más sana y tranquila, y también qué malas costumbres nutricionales debemos desterrar de nuestras vidas.

 

 

Diana Lince, psicóloga infantil, asegura que los malos hábitos nutricionales pueden causar estrés, y que las personas que consumen demasiada cantidad de azúcar, cafeína, alcohol, sodio, grasas saturadas, grasas trans y muy pocos nutrientes están en riesgo de sufrir enfermedades. Del mismo modo,  indica que un cuerpo mal nutrido es más susceptible a enfermedades.

 

 

Estudios revelan que comer comida chatarra durante la gestación, predispone al futuro bebé a desarrollar preferencia por ese tipo de alimentos y, por ende, tiene mayores posibilidades de ser obeso. Hay una alta relación entre el desayuno y el rendimiento escolar. Se conoce que los niños que no desayunan muestran una disminución en su capacidad de concentración, aprendizaje y memoria. Se ha visto que a medida que aumenta la edad del niño, es mayor el porcentaje de omisión diaria del desayuno. Los niños que no desayunan tienen casi el doble de probabilidades de tener sobrepeso o aumento de colesterol.

 

 

Una forma de unir la familia es en torno a los alimentos. En muchas familias se establece una relación muy estrecha entre el afecto y el cariño de los padres, especialmente de las madres, y la forma de servir la mesa como expresión de ese cariño. Por eso, ni los reclamos ni las peleas tienen cabida en la mesa. Esa energía también entra a nuestra boca. Por eso a los niños y a todas las personas hay que dejarlas comer en paz.

 

 

El alimento es una de las mejores formas de dar amor. El mejor ejemplo es cuando la madre amamanta al hijo y el profundo sentimiento que produce esta acción. Dar alimento, a quien sea, niños o grandes, es la oportunidad precisa de brindar cuidado, amor, ternura y protección. De ahí que un buen plato de comida en casa sustituya una tentadora minifalda (no propiamente la de la esposa) y el refrán que lo confirma: “Barriga llena corazón contento”.

 

 

El valor nutritivo se incrementa a través de la forma como se preparan. En el alimento se reciben los sentimientos de la persona que los cocina. Si se cocinan con mal genio, esa energía se transmite a los alimentos y a su vez a quienes se los comen. Es importante para sembrar un buen hábito en los pequeños, agradecer, a quien sea y como sea, por el hecho de poder comer. La gratitud es el primer valor que se debe formar en un niño. No importa la edad que se tenga es mejor ser un hijo agradecido que no serlo.

 

 

 

¿Cómo hacer para que la comida nos alimente?

 

 Masticar lentamente

 

Cada cuatro o cinco bocados dejar los cubiertos sobre la mesa y volver a tomarlos después de 45 segundos.

 

No beber excesiva cantidad de líquido. Lo ideal es tomar el líquido al acabar de comer todos los alimentos.

 

No leer durante las comidas. Elude las imágenes estresantes que puedan provocarte angustia.

 

Si puedes no comas en el lugar de trabajo porque se ingieren los alimentos más rápido de lo normal y contrarreloj.

 

Busca en cada porción los sabores. Aprende a saborear bien.

 

Ingiere porciones pequeñas. El tamaño ideal de cada porción es de dos centímetros.

 

No descuides tu higiene bucal. 

 

Se deben cumplir al menos cuatro comidas diarias: desayuno, almuerzo, comida y mediasnueves u onces, con unos horarios marcados.

 

 

Foto: Istock

Por Redacción Cromos

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