
Para turistas arriesgados: los destinos más peligrosos
La gran experiencia de Kevin Pollard la vivió en el último viaje que organizó Babel a Afganistán, el pasado mayo, ya que, la misma noche en que murió el líder de Al-Qaeda, Osama Bin-Laden, durmió, ajeno a lo que estaba pasando, en la base militar estadounidense de Bagram, desde la que se dirigió gran parte de la operación.
El perfil de gente que elige estos destinos es muy variado, desde profesores de 26 años hasta jubilados mayores de 68. Sin embargo, todos ellos tienen un rasgo en común: “Son gente interesada en conocer la historia y las formas de vida del país concreto que visitamos y cerca de la mitad de los clientes tienen un interés específico por ver zonas en guerra”, asevera Pollard.
Aguas color zafiro en los lagos de Band-e-Amir, imponentes acantilados de arenisca, estatuas gigantes de Buda de más de 1.500 años de antigüedad o la impresionante mezquita azul de Mazari Sharif. Suena como un lugar idílico para pasar unas vacaciones, aunque la cosa cambia cuando uno descubre que hablamos de Afganistán. A pesar de haber sido un importante destino turístico durante los sesenta cuando los hippies veraneaban allí atraídos por su belleza natural y las drogas baratas -lo que se denominó el "hippie trail"-, Afganistán está ahora en la lista de países más peligrosos del mundo y ningún Estado recomienda viajar a él.