Quienes padecen rosácea tienen la piel tirante, roja y caliente la mayor parte del tiempo. / Ilustración: Getty
Que nos arda la cara o que nuestras mejillas estén rojas por más tiempo de lo normal puede indicar que padecemos esta enfermedad. La rosácea es una afección cutánea que hace que se inflame la piel y se dilaten los vasos sanguíneos. Cuando pasa a un nivel más avanzado, pueden salir pequeños bultos rojos con pus, que en ocasiones se confunden con acné o con una reacción alérgica, por eso es necesario un diagnóstico adecuado, ya que esta condición requiere un tratamiento particular.
La dermatóloga Hilda Herrera (@drahildaherrera) explica que “la piel responde a varios estímulos y abre los vasos sanguíneos para eliminar el calor, cuando aumenta la temperatura corporal al tomar el sol, o cuando nos da vergüenza. Cuando una persona padece rosácea, el enrojecimiento dura más de lo normal y le empiezan a salir ‘arañitas’ en las mejillas”.
Esta enfermedad afecta principalmente el rostro: las mejillas, la nariz y el entrecejo. Puede padecerla cualquiera y no aparece en una edad específica, aunque normalmente se ve en adultos entre los 20 y los 40 años.
Sigue a Cromos en WhatsAppCuando alguien sufre de rosácea suele tener la piel demasiado sensible y la mayoría del tiempo está tirante, roja y caliente. Además, lo común es que sienta un ardor constante. Si aparece alguno de estos síntomas, hay que acudir al especialista para controlar la enfermedad, que es crónica y no tiene una cura definitiva.
La rosácea funciona por ciclos. Quienes la padecen pueden estar bien un par de meses, pero luego se desencadena una crisis de varias semanas. Así, una y otra vez. Aunque no es posible curarla completamente, sí se pueden controlar las crisis, siempre y cuando se sigan al pie de la letra las recomendaciones del especialista.
Herrera explica que, de acuerdo con lo avanzada que esté, es necesario formular antibióticos, que ayudan a desinflamar la piel. Además, los pacientes deben incluir en su rutina diaria productos dermatológicos especiales para pieles muy sensibles, entre ellos bloqueador, desmaquillante y jabones.
Las crisis pueden ser desencadenadas por diferentes factores que aumenten la temperatura del cuerpo. Por lo que Herrera recomienda evitar la exposición al sol, ya que los vasos sanguíneos se dilatan para expulsar el calor. Además, recalca que el uso del protector solar es muy importante.
También se deben evitar las comidas muy calientes, picantes o muy condimentadas. Si amamos la comida mexicana, el ideal es reducir su consumo todo lo que sea posible. Tampoco es recomendable usar el sauna o el baño turco.
Como la piel de estas personas es tan sensible, Herrera aconseja que no se hagan tratamientos de exfoliación en el rostro, ya que su propósito es eliminar una de las capas superficiales de la piel y estos la dejarían muy expuesta.
Por último, la especialista sugiere alejarse del vino tinto, que también puede empeorar una crisis de rosácea.
Tipos de rosácea
Esta enfermedad empeora cuando no se tienen los cuidados necesarios. Comienza con el enrojecimiento de la nariz y las mejillas, pero luego pasa a ser una rosácea pápulopustulosa, lo cual quiere decir que salen granos parecidos al acné, con el centro blanco, como si tuvieran materia.
En el siguiente nivel afecta los ojos: se ponen rojos, se irritan constantemente y sus venas se mantienen marcadas. Si esto pasa es importante consultar un oftalmólogo, además del dermatólogo.
En los grados más severos, la piel siempre está roja y las venas empiezan a ser más visibles y más gruesas. La rosácea rinofima es una de las más agresivas, ya que hace que las glándulas sebáceas –las que producen la grasa de la piel– se agranden, lo cual lleva a que la nariz aumente de tamaño. En casos extremos, se ven pacientes con una nariz grande y deforme.