Qué perdemos cuando dejamos de vernos y tocarnos

En tiempos de miedo y riesgo de contagio, recomiendan que mantengamos la distancia y que nos alejemos, incluso, de quienes más queremos. ¿Qué repercusiones puede tener esta ausencia de contacto?

Por Redacción Cromos

06 de abril de 2020

Lo más vital que podemos hacer para sumarle años a nuestra vida es tener amigos. / Getty

Lo más vital que podemos hacer para sumarle años a nuestra vida es tener amigos. / Getty

Hace más o menos una década, National Geographic se alió con el Instituto Nacional de Envejecimiento de Estados Unidos para identificar cuáles eran los lugares del mundo que se caracterizaban por su longevidad. Luego, llevaron un grupo de expertos para estudiar estas poblaciones, que son conocidas como ‘zonas azules’. En esta investigación, se determinó que las ciudades en las que la gente vive más años son: Sardinia (Italia), Okinawa (Japón), Loma Linda (Estados Unidos) y la península de Nicoya (Costa Rica).

De acuerdo con el libro Hanging out: the psychology of socializing, los expertos que estudiaron estas poblaciones concluyeron que hay algunos factores que comparten y que contribuyen a que sean más longevas: se toman su tiempo para bajarle el ritmo a la vida, rezar y encontrarle propósitos a la existencia; se mueven durante todo el día (movimientos cotidianos, como pararse y sentarse, no trotar 45 minutos sobre una máquina); hacen las cosas con las manos, en lugar de recurrir a la tecnología; y comen sabiamente (tienen dietas basadas en plantas y estrategias para no excederse). Pero uno de los hallazgos más importantes fue que la interacción social es la mayor responsable de la longevidad de estas personas. En estas ciudades, los seres queridos van primero. La prioridad es cuidar a los niños y a los ancianos.

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En Sardinia hay diez veces más centenarios que en Estados Unidos. Y a esta edad todavía montan en bicicleta, cortan madera y se involucran con diferentes actividades físicas. El secreto: la manera en que organizan su sociedad. Valoran a las personas de edad y las tratan con respeto. Entre más años tengas, más celebrado eres. Esto es beneficioso tanto para los mayores como para los niños. Para un adulto de edad, estar cerca de sus nietos por lo general aumenta su expectativa de vida alrededor de seis años. Para los pequeños, pasar tiempo con los abuelos se ha relacionado con menores tasas de mortalidad y enfermedad. A esto se le conoce como ‘el efecto abuela’.

Al continuar con la lectura de los hallazgos, se concluye que la socialización es clave para la vida. No solo para vivir más años, sino para vivir mejor. “Cuando se habla de longevidad, no hay un arreglo a corto plazo, no hay una píldora que podamos tomar, lo más vital que podemos hacer para sumarle años a nuestra vida es tener amigos”, escriben Valerie Hill y Tennille Allen en Hanging out.

En medio de la pandemia, no obstante, el aislamiento ha obligado a muchos a estar solos, a perder espacios de socialización, a alejarse inevitablemente de los seres queridos. Sí, Zoom, Facetime y Skype se han usado más que nunca, pero los espacios de encuentro son más cortos y de menor calidad. Además se les suma un factor en contra: no hay contacto físico.

En psicología hay una expresión conocida como ‘hambre de piel’, que hace referencia a la necesidad que tiene el cuerpo del contacto humano. Y es una necesidad, no solo un deseo, porque influye en nuestra supervivencia: favorece nuestro sistema inmune, la regulación de nuestras hormonas y nuestra salud mental. “El contacto físico despierta la corteza frontal del cerebro, que induce sentimientos de compasión y libera oxitocina”, asegura Dacher Kelter, profesor de Psicología de la Universidad de California. A lo que agrega Tiffany Field, directora del Instituto Investigativo del Tacto de la Universidad de Miami: “Tocarnos con regularidad reduce las hormonas del estrés”.

Otros de los efectos probados del tacto, las caricias y los abrazos son: regulan la producción de células blancas, que ayudan a combatir infecciones (estudio de la Universidad de Carolina del Norte); reducen la presión arterial (Universidad de Carolina del Norte), y hacen que las gripas lleguen con menos síntomas (Universidad Carnegie Mellon).

Ante la pandemia, lo que nos hace más fuertes también podría ser lo que nos hace más daño. No obstante, tanto la sociedad como los gobiernos deberían darle a la interacción social la importancia que merece, tanto para tomar medidas globales de salud pública (la soledad también mata), como para buscar, cada uno desde su hogar, espacios de encuentro, así sean virtuales, con aquellas personas que queremos.

Por Redacción Cromos

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