¿Qué se debe tener en cuenta antes de elegir un colegio? Responde Alba Reyes, madre de Sergio Urrego

La mamá del estudiante que se quitó la vida lidera una fundación que promueve la inclusión y el respeto en las instituciones educativas del país. En tiempos de matoneo digital, da algunas pistas a los papás antes de dar el "sí" en la matrícula.

Por Carlos Torres / Revista Cromos

25 de junio de 2019

Mauricio Alvarado

Mauricio Alvarado

Fotografía por: MAURICIO ALVARADO

Llegó el día en que Sergio Urrego no aguantó más. Se cansó de que Colegio Gimnasio Castillo Campestre lo trataran como a un ciudadano de segunda clase porque le gustaban los hombres. Varias funcionarias se encargaron de convertir su vida académica en pesadilla. Lo deshonraron, lo ultrajaron, lo desescolarizaron.  El 4 de agosto de 2014, Sergio decidió quitarse la vida.

Desde entonces, Alba Reyes, su mamá, se encarga de limpiar su nombre. Su búsqueda de la verdad ha llevado a los estrados judiciales a la veedora Rosalía Ramírez, a la sicóloga Ibonne Andrea Cheque, y a Amanda Castillo, rectora de la institución. Las dos primeras ya fueron condenadas por discriminación. La tercera todavía está a la espera de que se comprueben los delitos de discriminación agravada, falsa denuncia contra persona determinada y ocultamiento, alteración o destrucción de elemento material probatorio.  

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Su compromiso de madre la llevó a crear la Fundación Sergio Urrego, un espacio en el que padres y alumnos encuentran apoyo para que no se repitan casos como el que la marcó para siempre.

¿El bullying es más implacable porque las redes sociales captan y editan la realidad?

El matoneo siempre ha existido, las formas son las que han cambiado. Antes de Internet, al llegar a casa, el estudiante descansaba un poco de esa situación. El problema quedaba en el colegio. Hoy no es así, hoy el alumno cruza la puerta, pero las redes sociales y el WhatsApp no se apagan, no descansan. Lo persiguen donde quiera que vaya.

Eso lo convierte en un hueso duro de roer.

Es mucho más agresivo, antes los estudiantes se veían a la salida del colegio para saldar cuentas, hoy no es así, ahora todo queda en la nube. En algunas ocasiones, los colegios prefieren que el niño o la niña terminen desescolarizados en casos de matoneo permanente. Para ahorrarse inconvenientes con papás conservadores, prefieren dejar los manuales de convivencia a la antigua, desconociendo la inclusión. No les importa dejar a un lado la integridad del menor.

¿Los adultos somos responsables del matoneo en los colegios?

El matoneo se aprende de nosotros, existe en nuestro vocabulario, tenemos actitudes que alimentan estereotipos. El que se salga del cuadrado ya no pertenece, es señalado, y eso empeora la situación.

Las personas de la comunidad LGBT lo sufren de modo diferente.

Hay una desventaja con las personas que tienen una orientación sexual distinta. Un niño que es matoneado por su obesidad y su voz refleja una orientación sexual diferente, lamentablemente es doblemente vulnerado. Nos falta educarnos frente a la sexualidad. Nosotros como adultos preferimos soslayar el tema, los chicos crecen en hogares donde ser hombre y ser mujer solo tienen un significado. Los que tienen una identidad sexual diferente terminan vulnerados por su propia familia. Cuando es así dígame qué se puede esperar en un ámbito escolar.

Alguna recomendación a los papás.

Como papas debemos mirar los manuales de convivencia, a ver si lo que hacen es instigar al niño en vez de apoyarlo. Revisar si realmente tienen un comité de convivencia plural y diverso. Si no hay respuesta por parte del colegio a una queja, lo mejor es acudir a un ente regulatorio. Nosotros en la Fundación Sergio Urrego hacemos acompañamiento jurídico dentro del colegio. Hay que tener en cuenta las dos partes, porque el trabajo también hay que hacerlo con el que matonea, porque tiene un problema social. 

¿Qué piensa de los niños que son testigos del matoneo?

Si tu educas para que la comunidad se cuide entre sí, si vez que el grupo protege al chico que está siendo irrespetado, ya no vas a sentir miedo. A ninguno le van a quedar ganas de matonear.   

En las marchas cristianas contra la tal ideología de género que lideraron ciertos políticos para ganar votos, se leyeron carteles con el siguiente mensaje “Prefiero a un hijo muerto que a un hijo marica”. ¿Qué les diría a esos adultos?

Les preguntaría ¿usted sabe lo que es tener a un hijo muerto? Mi hijo era valiente, muy noble, con un proyecto de vida definido, era un gran lector, era un político a su edad, ofrecía mucho a este mundo y lo único que se pudo reconocer fue su sexualidad. Era anarquista, ateo y gay en un colegio que discrimina. Todos los días aprendo de él, es mi motor, tenía un gran sentido de pertenencia, siento que soy guiada por su recuerdo, tengo su voz dentro de mí.  

¿Qué mensaje les daría a los papás que discriminan a los gays?

Les preguntaría ¿por qué aceptan la diversidad en la naturaleza y no aceptan la misma diversidad en las personas?

 

 

Por Carlos Torres / Revista Cromos

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