Mujer pensando a la orilla del mar
Las rupturas amorosas suelen doler mucho. El apego emocional es uno de los factores por los cuales nos cuesta tanto trabajo superar a un ser amado. La nostalgia, el dolor y la tristeza hacen de la suyas, sin embargo, así suene a frase de cajón “todo pasa por alguna razón”.
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Aunque por regla general pareciera que las mujeres sufren más cuando deciden dejar al hombre que aman, los sentimientos y las emociones nuevas también comienzan a surtir efecto en el comportamiento de las mismas.
¿Qué pasa cuando una mujer deja de amar?
Él ya no es lo primordial
Cuando comienzas a tener una relación con otra persona, te imaginas todas las cosas que pueden hacer y lograr juntos, piensas por dos, pero cuando empiezas a desencantarte, tus actitudes y pensamientos van enfocados solamente hacia ti, ya no lo tienes en cuenta para ninguna de las aventuras que quieres emprender, su ausencia empieza a cobrar más fuerza y lo que antes era para ti un sueño con él, ahora solo es un capítulo que puedes reemplazar en tu vida.
No lo piensas al despertar
Cuando nos enamoramos, nuestros pensamientos se asocian a la persona especial con la que hemos decidido caminar de la mano. Los mensajes o llamadas al momento de despertar siempre son para ese ser que nos llena la vida de magia y entusiasmo, sin embargo, cuando se comienzan a quebrar las emociones, es común que tus días estén centrados en otras cosas, en pagar cuentas, ir al gimnasio o simplemente disfrutar de ti misma. Te empieza a dejar de importar todo lo que tenga que ver con la comunicación con él, tus gustos empiezan a transformarse y él queda en un segundo plano.
Empiezas a amar la soledad
Lo que antes te parecía una tortura china, ahora es todo un placer. Tus momentos libres son los que más disfrutas, la sensación se vuelve agradable, y cambias tus espacios con él por estar contigo misma. Su presencia ya no es tan importante, la tranquilidad se apodera de ti y comienzas a disfrutar de tus ratos libres y la soledad se empieza a tornar agradable. Dejas de extrañarlo e incluso olvidar que su presencia y te sientes mucho más tranquila con lo que pasa alrededor, aún si se trata de él.
Dejas de pensar en los planes que tenían los días que compartían juntos
Los lugares que frecuentaban juntos ya no se te pasan por la cabeza, prefieres experimentar y conocer nuevos sitios que te hagan empezar a escribir historias nuevas, sin él. Prefieres salir con tus amigos, o con tu familia, él ya no tiene ninguna importancia real en tu vida.
Te gustan otras personas
La atracción que había desaparecido, volvió a protagonizar tu tiempo. La idea de salir con otro hombre no es descabellada, al contrario, te hace vibrar el corazón, empiezas a despertar nuevamente sensaciones que quizá se te habían olvidado. ¡Las puertas se abren otra vez!
No sientes nada cuando lo ves
El nerviosismo y las ganas de correr a sus brazos, quedaron atrás. El problema de tener que compartir el mismo espacio, ya no existe, puedes mirarlo a los ojos sin ninguna culpa, y lo más importante sin amor. La despedida al fin dijo “No más”.
Foto: Istock