
Los motivos por los que están juntos no son los mismos
Si ambos van por caminos diferentes definitivamente no están hechos el uno para el otro. No puedes permitir que tu convivencia y que tu compromiso se conviertan a largo plazo en una guerra que no tiene final. La confianza es muy importante pero es prioritario el entendimiento y las ganas de formar un equipo juntos.
Alguno de los dos no quiere agrandar la familia
Hablar del tema antes de tomar cualquier decisión es determinante. Así que si desde un comienzo establecen reglas y al final alguno de los dos las altera, significa que existe un grave problema de comunicación. Contemplar tener hijos significa pensar en un futuro prometedor para los 3 o en su defecto los 4 pero si definitivamente alguno de los dos no está dispuesto a asumir esa responsabilidad, es mejor dejar las cosas ahí.
Discuten todo el tiempo
No hay algo que genere más inconformismo que las peleas sin fin. Hagan un alto en el camino y revisen si son discusiones o por el contrario son excusas para alejarse cada día más. Las diferencias a veces son irreconciliables, por lo que dejar pasar el tema no puede ser una opción.
Son Celosos
Es casi imposible que en algunas oportunidades no sientas inseguridad o temor de perder a tu pareja, pero si esto se está convirtiendo en un eterno drama y en un patrón de conducta por parte de alguno es mejor que dejen las cosas así. Cuando no hay confianza, los lazos afectivos se rompen y no permiten encontrar un equilibrio entre emociones y razones.
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