
Empresaria y emprendora Endeavor. / Foto: Cortesía.
Como emprendedora he tenido que pasar por etapas de inmensa expectativa, pero también de mucho temor. He sentido rabia de haberme equivocado con personas y de haber confiado demasiado. Y he atravesado momentos de alegría, al ver a otros desarrollarse y crear equipo. Todos estos sentimientos son válidos, por eso no escondo mis cicatrices. Creo que, al mostrarlas y reconocer que nos equivocamos, podemos aportar a otros y reinventarnos continuamente.
Reinventarnos, sí. Es la palabra de moda, pero ponerla en práctica no es nada fácil. Cuando miro para atrás, veo en mi historia como profesional diferentes momentos de reinvención. Después de la universidad, por ejemplo, cuando empecé a trabajar, aprendía muy rápido y al poco tiempo sentía que sabía más que mis jefes y que debía ser ascendida. Por obvias razones, esto nunca pasaba, así que me aburría y se me iban las ganas de quedarme. Por eso cambiaba de trabajo todo el tiempo y comenzaba nuevos ciclos en otros lugares donde se repetía la misma historia.
Este círculo vicioso me llevó a cuestionarme sobre lo que quería de verdad. Después de varios trabajos, varios jefes y varias empresas, llegué a la conclusión de que no quería trabajar para nadie, de que quería ser mi propia jefe, manejar mi tiempo y hacer lo que más me gustaba.
La creación de Bodytech, junto con mi socio Nicolás Loaiza, fue el resultado de esas ganas de tener algo que yo pudiera controlar, que me diera tiempo y libertad. No obstante, después de los primeros meses, me di cuenta de que ya no tenía un jefe sino muchos: todos los afiliados de la primera sede en Chapinero, que por esa época ascendían a unos 1.800. En ese momento sentí que me gustaba tener esos jefes, y aún me gusta, porque son ellos quienes me ayudan a mantenerme atenta a lo que pasa en el mercado. Entendí, también, que al ser emprendedora tampoco era dueña de mi tiempo: trabajaba 24/7. En lo que sí atiné fue en hacer lo que más me gustaba.
En la actualidad, a punto de cumplir 50 años, vuelvo a emprender. La nueva compañía se llama Athletic y es una empresa de gimnasios con un formato de bajo costo. Queremos que más personas en Colombia cambien sus hábitos y tengan una mejor calidad de vida a través de la incorporación del ejercicio en sus vidas. El 55% de la población está en los estratos dos y tres, así que más de 25 millones de personas son el público objetivo para esta nueva cadena que hoy es nuestra gran apuesta. Nunca es tarde para reinventarse, trascender y generar valor en nuestras familias, en nuestras empresas y en la sociedad.
