"Hojeo el Cromos de los años treinta; lánguidas señoritas cuyos pechos salían del Cantar de los cantares, caballeros que salen del fox-trot, sonreídos, gardenia en el ojal, (¿y tú patinadora, a quién sonríes?)” son los versos del poema Epístola mortal dedicados por Eduardo Carranza a la revista ilustrada de moda, que coqueteaba por igual con los ilustrados y las damas de sociedad.
Cromos nació al calor de una tertulia en los talleres tipográficos de Miguel Santiago Valencia y Abelardo Arboleda. Deleitó a sus lectores con plumas como la de Eduardo Castillo, quien componía versos con la misma gracia que hacía entrevistas, o la de Carlos Villafañe (‘Tic Tac’), pionero de los cronistas modernos junto con Alberto Sánchez de Iriarte, el famoso ('Dr. Mirabel'). De los más leídos, la casa editorial publicó obras inéditas y antologías de columnas, que fueron los primeros best sellers del mercado nacional.
9 de julio, 1956
Escritores de quilates
León de Greiff y Juan Lozano y Lozano fueron algunos de los intelectuales más cercanos a la casa editorial.
Foto: Sevilla
Prueba del buen olfato del librero y editor don Luis Tamayo, quien compró la revista en 1918, fue la decisión de editar, en las prensas de Cromos, La Vorágine, de José Eustasio Rivera, en 1924; los poemarios La vida profunda y El árbol que canta, de Eduardo Castillo; De sobremesa, de José Asunción Silva, y Memorias de un congresista, de Germán Arciniegas. Varias de estas obras se convirtieron en clásicos de la literatura colombiana.
30 de Agosto, 1983
Tres grandes pluma
Gabo, Germán Arciniegas y Álvaro Mutis en el 83 departiendo en un evento social. En 1982, nuestro Nobel recibía en Estocolmo su galardón.
Cromos también publicó novelas por entregas —a manera de folletín— de autores nacionales y extranjeros. En la colección se encuentran curiosidades, como El misterioso caso de Hermann Winter, del cronista José Joaquín Jiménez (‘Ximénez’), publicada entre septiembre y noviembre de 1941. Sin que faltaran autores universales, como Gógol, con sus Almas muertas, y Thomas Mann, con Los Muertos, obras ilustradas por Rafael Achury Valenzuela y Faganello, respectivamente. En 1954, los Restrepo Suárez, nuevos propietarios de la revista y dueños de la editorial Aedita, publicaron la exitosa radionovela El derecho de nacer, del cubano Félix B. Caignet.
Desde sus orígenes, la revista mantuvo viva la línea editorial de las conmemoraciones, tanto de próceres nacionales como de fechas patrias y de aniversarios significativos del medio cultural. Esta tendencia podría obedecer al parentesco de historiadores como dueños de la revista. Y para continuar la tradición, en 1952, los Restrepo Suárez publicaron Historia de la Nueva Granada, escrita por José Manuel Restrepo.
31 de marzo, 1981
Supuesto guerrillero
Entre abrazos a policías, García Márquez se despidió de Colombia antes de partir hacia México, país en el que se exilió acusaciones sobre su presunta afiliación al M-19.
Foto: Daniel Jiménez
En la edición navideña de 1958, Cromos comenzó a publicar los especiales literarios con la obra Sol, una novela breve de Francisco de Paula Rendón, y la novela inédita de Gabriel García Márquez, El coronel no tienen quien le escriba. Al año siguiente, dedicó 120 páginas a las lecturas para vacaciones con autores como Fitzgerald, Nabokov, Chesterton, y hasta publicó un texto inédito de Boris Pasternak.
En cuanto al género del ensayo, Cromos canalizó las corrientes de pensamiento. Incluyó los debates que se extendían por el mundo, como el del existencialismo, la revolución cubana y la revolución sexual, además de la reflexión sobre la violencia en Colombia, la fiebre anticomunista, y las consabidas controversias sobre el control natal, el aborto, la identidad sexual y los derechos de la mujer.
En esos 60, la revista dio un giro a la literatura más popular con la española Susana March, la reina del folletín, que firmaba Amanda Román (la Corín Tellado de la época). En la siguiente década invitó al boom latinoamericano, con autores como Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes y García Márquez, quien fue muy cercano a los Restrepo y se ganó el apoyo de Cromos en los malos tiempos, durante su exilio en México, y en los buenos, cuando fue a Estocolmo a recibir el Premio Nobel de Literatura, en 1982.
26 de Enero, 1929
La pluma de moda
La versatilidad de Eduardo Castillo le permitía escribir poemas, entrevistar reinas y criticar libros con la misma propiedad.
Ilustración: Moreno Otero
En su preocupación por fijar el canon literario, Cromos fomentó la crítica literaria con espacios regulares de los que estuvieron a cargo Eduardo Castillo, Gustavo Santos y Miguel Santiago Valencia. A partir de la segunda mitad del siglo encontramos a Jorge Eliécer Ruiz, Hernando Valencia Goelkel, Policarpo Varón, Nicolás Suescún, Juan Gustavo Cobo Borda y Marianne Ponsford, quien le dio un giro más cultural a la revista cuando fue directora, entre 1998 y 2001, con columnistas como Héctor Abad Faciolince, Alberto Aguirre y Yolanda Reyes. Luego debutó Daniel Samper Ospina con la columna Tabaquerías, inspirada en Fernando Pessoa, para nada satírica.
Fotos: Archivo Cromos.