
¿Sabes cómo funciona la succión en los bebés?
Por ejemplo, los bebés tienen la habilidad de seguir succionando el pezón y tomando leche, inclusive cuando están dormidos. Es imposible para un adulto tomar y estar dormido al mismo tiempo. Desde Pigeon hemos tomado el reto de investigar cómo los bebés succionan y creemos que nuestros descubrimientos pueden hacer posible y más fácil ayudar a los bebés y a las madres que tienen problemas con el proceso de succión y alimentación del bebé.
La succión efectiva es un movimiento espontáneo y está compuesta de tres factores claves: la sujeción, el movimiento peristáltico, y tragar. La succión comienza con la sujeción de los labios y la lengua al pezón de la areola. El propósito principal de la sujeción es introducir el pezón y la areola bien adentro de la boca del bebé y sellar con los labios para prevenir que se escape leche o entre aire. Para el bebé no será lo mismo alimentarse del pecho o a través de un biberón que beber de un pitillo. El enlace efectivo es posible en la medida en que el bebé extiende sus labios alrededor del pezón y forma una copa de succión apretada en torno a la areola. En tanto que falle el bebé en sellar su boca al seno la leche se derramará por las comisuras de sus labios.
En efecto, si la sujeción al pezón a manera de copa es apropiada, el movimiento de ola efectuado por la lengua y la boca de la criatura facilitarán la extracción de la leche del pezón. En cada sesión de alimentación este movimiento se repite entre 800 y 1.000 veces, cada 0.8 segundos. Estos movimientos se conocen como movimiento peristáltico.
Por su parte, el reflejo de tragar tiene lugar al final del ciclo de succión. Un adulto traga con la boca cerrada y empujando la comida hacia abajo vía el esófago, mientras sostiene la respiración. Un bebé, en cambio, es capaz de tragar con la boca abierta, impidiendo el paso del aire con un sistema de respiración controlada. En consecuencia, es menester de la madre asegurarse de que ningún exceso de leche bebida por el bebé se interponga en el paso del aire provocando un ahogo en él.
En ocasiones, sin embargo, dolores, o molestias causadas por pezones invertidos detectados en la madre, o malformaciones congénitas como labio leporino y paladar hendido, en el niño, pueden entorpecer el proceso de amamantar. Por estos descubrimientos no solo tienen efecto en la mejora de la relación mamá y bebé durante en proceso de lactancia sino que resulta determinante para el desarrollo de productos que provean soluciones para cuando amamantar de forma natural no sea posible.
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