Eres sincera
Cuando aprendes a amarte y a valorarte, entiendes la importancia de decir las cosas a tiempo. No importa si son sentimientos, inseguridades o temores. Tienes la capacidad de reconocer que hablar te hace fuerte, valiente y entiendes que no pierdes nada por adquirir este hábito en tu vida diaria.
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Sabes decir NO
Cuando sabes que está bien o que está mal, aprendes a tomar decisiones, lo que antes te costaba mucho, ahora fluye con el pasar del tiempo, decir que no, no te hace negativa, lo que si hace es que te vuelve más fuerte, más independiente y mucho más centrada.
Solo te importa lo que piensas de ti
Los comentarios de los demás empiezan a quedarse atrás, te das cuenta de lo que realmente es importante y las habladurías empiezan a pasar por tu lado sin tocarte. Esto no solo es una señal de lo importante que eres para ti misma, es una muestra también e la madurez que te hace adquirir la vida misma.
Las famosas “decepciones de amor” ya no están en tu diccionario
Llega un punto en el que te atreves a vivir al máximo, enamorarte ya no implica ningún riesgo, apuesta el todo por el todo, así que si te rompen el corazón sigues adelante, sin reprocharte, sin culparte y con la certeza de querer seguir experimentando el sentimiento más bonito del mundo.
La inseguridad pasa a segundo plano
Antes te detenías a pensar si una u otra cosa te la merecías, ahora sientas cabeza y te das cuenta que no todo es como a veces queremos, así que optas por emplear un plan b o c para lograr lo que te propones. Ya no te sientes insegura, sientes confianza de lo que eres y de lo que le puedes ofrecer al mundo.
No crees en promesas
La vida te hace más fuerte y experimentada, así que ya detectas perfectamente cuando alguien te dice la verdad o la mentira. Tú misma tomas la decisión de hacerte a un lado y alejarte de aquello que no te deja avanzar o no te permite ser feliz.
No necesitas la aprobación de nadie
No existe alguien que se conozca más en el mundo que tu misma. Ya no estás para andarte con juego infantiles, ni con “pañitos de agua tibia” si quieres algo vas por ello, si no lo quieres simplemente lo alejas de tu vida. Cuando aprendes a aprobarte a ti misma la opinión de las otras personas pasa a un segundo plano, no es que no te interese, simplemente ya sabes cómo debes asumir las causas y las consecuencias.
Sin complejos
Lo que te preguntabas antes, ahora ya tiene respuestas, lo más lindo y maravilloso de la tierra eres tú. Así que no importa si eres gorda, flaca, con cola, sin cola, bajita o alta, sabes todo lo que tienes para ofrecerle al mundo y a la persona que quiera caminar contigo de la mano. No “gustarle” a alguien no significa para ti la tercera guerra mundial, ni el camino a la depresión, sabes perfectamente que quizá ese ser humano no era el indicado para ti, y te retiras.
Foto: Istock.