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Selección Colombia, el equipo que nos hizo llorar

La unión y la alegría de la Selección Colombia han permitido reclutar hinchas en los cuatro puntos del planeta, fanáticos que ahora buscan vestirse de amarillo al ritmo del Ras tas tas.

Por Redacción Cromos
26 de diciembre de 2014
Selección Colombia el equipo, el equipo que nos hizo llorar
Selección Colombia el equipo, el equipo que nos hizo llorar

Selección Colombia el equipo, el equipo que nos hizo llorar

Las imágenes casi siempre dicen más que las palabras. Luego del pitazo final del partido por cuartos de final entre las selecciones de Colombia y Brasil, en el pasado Mundial de 2014, los millones de aficionados que veían el juego por televisión fueron testigos del gesto del capitán brasileño David Luiz con el desconsolado James Rodríguez, que lloraba en solitario la eliminación del equipo de José Pékerman a manos del onceno anfitrión: con el brazo derecho levantado y el índice de la misma mano señalando a James, pidió un aplauso para el goleador del Mundial, mientras parecía decirle que no había por qué llorar. Y tenía razón. Las lágrimas de James, compartidas por todo un país, señalaban el final de la más notable presentación de la selección nacional en la historia de los mundiales. Las lágrimas debían ser de alegría. 

Comandados por James, los muchachos de Pékerman nos regalaron quizás el mejor año que ha vivido el fútbol colombiano en toda su historia: quintos en el Mundial, solo por debajo de Alemania, Argentina, Holanda y Brasil; tercer lugar en el escalafón de la FIFA, solo por debajo de Alemania y Argentina.

A la milagrosa explosión de talento de los últimos años, que le permitió al técnico argentino juntar jugadores de notable calidad técnica (Cuadrado, James, Yepes, Armero, Zúñiga, solo por nombrar algunos) e, incluso, sobreponerse a la pérdida de su principal estrella, Falcao García, hay que sumarle quizás la principal virtud que ha sabido capitalizar Pékerman: la solidaridad, la nobleza, la alegría y, en últimas, el cariño con que se trata la Selección. Gracias a don José, que se ha comportado como el papá de todos, la Selección ha demostrado que está más unida que nunca; incluso más que en las épocas de gloria del combo del «Pibe» Valderrama. Y esa unión que se nota en los camerinos y en el campo de juego cada vez que se celebra un gol, le ha mostrado al mundo una imagen de Colombia que todos soñábamos: esa que contagia a los extranjeros más insólitos a comprar la camiseta amarilla, como lo hacen con la de Alemania, Italia, Brasil o Argentina. Esa es la dimensión de la gesta de Pékerman y sus muchachos.

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