pareja ahorrando en un marrano
Con seguridad, alguna vez se ha tropezado con promociones de productos que quizá no necesita para seguir viviendo: “Ahorre 30% en televisores”, por ejemplo. Puede sonar como una oportunidad imperdible y, emocionados, algunos sacan su dinero y se llevan el producto a casa sin caer en cuenta de que realmente no ahorraron, al menos no en el sentido estricto de la palabra. No introdujeron ese 30% en un marranito, sino que pagaron menos por un lujo.
Las nuevas tecnologías, la bancarización y el crecimiento de la clase media, del que nos vienen hablando desde hace rato, van de la mano con nuevos o distintos lujos a los que aspiramos y que, a veces, nos podemos dar. Pero, ¿cómo ahorrar o gastar menos al optar por ese estilo de vida? Aquí, algunos tips.
Entretenimiento compartido
Colombia es el segundo país del mundo que más consume videos por persona y el primero en América Latina. Si bien, la cifra está en mora de ser actualizada, según la Comisión de Regulación de Comunicaciones, 25,2% de los colombianos ve televisión tradicional junto con contenidos audiovisuales en línea (como Netflix). Y el porcentaje con seguridad irá subiendo: según Google Colombia, el 71% de los adolescentes consultados en un estudio no vieron televisión en el último mes, pero pertenecen a una generación que pasa tres horas y media al día conectada a Internet.
Al ser una de las principales fuentes de entretenimiento, el consumo de contenido audiovisual puede ser uno de los blancos para el ahorro. Las alternativas de video gratuitas en Internet son una opción. También están los servicios por suscripción, que ofrecen series y películas completas en alta calidad y al alcance de un clic.
Es común que estas plataformas permitan que varios usuarios estén conectados al mismo tiempo, viendo lo que a cada uno le apetece. Así que dividir la factura, que puede sumar de 14.000 pesos mensuales para arriba, es una elección. Lo mismo ocurre con los servicios premium de música por streaming, que dejan que cada miembro del plan compartido tenga sus listas de reproducción por aparte, al gusto de cada quien, por una mensualidad de 16.500 pesos o más. Asimismo, son aplicaciones que, por lo general, tienen una versión gratuita, pero con publicidad.
Volar con sus compras
Hace años conocimos el modelo de ‘acumular millas’ con cada vuelo que tomamos para luego poder redimirlas en tiquetes aéreos, entre otras cosas. Más recientemente, las compañías se aliaron con bancos y lanzaron tarjetas de crédito con las que es posible acumular millas con cada compra.
Por esta razón, el truco que muchos han empezado a aplicar es hacer sus compras habituales con estas tarjetas, financiando a una cuota, para no pagar de más, a causa de los intereses, hasta acumular las millas equivalentes a un tiquete aéreo. Varios cientos o miles de estas son necesarias para lograrlo, por lo general, de 3.000 a 5.000 millas, como mínimo, para vuelos nacionales, dependiendo de la compañía.
En el caso del programa de Avianca, “los tarjetahabientes obtienen millas por todas las compras, desde 0,5 hasta 2 millas por dólar, según la tarjeta de crédito que tengan. Además, reciben millas adicionales en categorías especiales (como la red de coalición y compras directas en canales de Avianca), lo que acelera la posibilidad de que los clientes acumulen las millas necesarias para redimir un tiquete”, explicó la compañía.
Lo usado está de moda
De acuerdo con un estudio hecho por el portal de clasificados OLX, en el último año los colombianos –en nueve ciudades principales– compraron 2,2 billones de pesos en seis de los artículos usados más vendidos en el país: televisores, bicicletas, muebles, celulares, computadores y artículos para bebés.
Los beneficios pueden ser varios: quien vende gana dinero y evita acumular cosas que no usa. Según el estudio de OLX, los colombianos en promedio conservan 1,1 billones de pesos en computadores y 1,54 billones de pesos en muebles que no necesitan. Quien compra puede conseguir artículos a buen precio y buen estado, lo que también tiene un positivo impacto ambiental.
Lo anterior puede ser particularmente cierto en el caso de la ropa, algo que por moda o por desgaste cambiamos con más frecuencia que un mueble, por ejemplo, y que proviene en gran parte de una industria global que aún tiene muchas falencias en materia social y ambiental. En el mercado, por supuesto, ya existen tiendas offline y online que permiten vender y comprar prendas usadas –incluso de alta costura–, como Trendier. El bolsillo y el beneficio para nuestro entorno pueden ser buenas razones para dejar el pudor respecto a lo usado.
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