
Tal vez no sea tan frecuente como quisiéramos, pero de vez en cuando tenemos algún dinero libre y disponible. Quizá unos ahorros, una herencia o la plata de una deuda que nos pagaron. Decidir qué hacer con esos recursos no es tarea fácil, pero con la asesoría correcta puede ser más productivo invertirlos que dejarlos debajo del colchón.
Antes de invertir
Antes de materializar su inversión hay al menos tres cosas que debe buscar o responder. Lo primero, según Camilo Silva –socio fundador de la firma asesora Valora Inversiones–, es determinar el objetivo que tenemos.
La meta puede ser poner a ‘trabajar’ el dinero para que, con lo que renta, podamos costear unos estudios, un viaje o simplemente aumentar nuestro patrimonio. Entonces, viene el segundo paso: definir nuestro perfil inversionista.
Este puede encajar en la categoría de conservador, moderado o agresivo, según Juan Ballén, comisionista de la firma Casa de Bolsa. Para esto, la regla de oro es que los mayores retornos van ligados a los mayores riesgos.
El conservador es quien invierte a muy corto plazo y quiere evitar, ante todo, tener pérdidas. Este perfil puede estar interesado en destinar su dinero a un CDT, cuyos rendimientos están determinados según la tasa de interés o una tasa fija.
El moderado tolera un poco más de volatilidad, mientras que al agresivo no le interesa mucho ni el plazo ni el riesgo, sino buscar oportunidades de retornos elevados. Por eso, para Ballén es más que evidente que las altas rentabilidades con cero riesgos –como las que ofrecen las 'pirámides'– no son más que una estafa.
El tercer paso previo –aunque suene un obvio de boca de asesores o comisionistas– es buscar la orientación adecuada, con una firma autorizada, en especial si somos primíparos en el mundo de la inversión. Ellos son conocedores del mercado y gestionarán sus recursos en los sectores más convenientes.
Plata en mano
Ahora bien, la inversión dependerá también de la cantidad de dinero con la que contemos. Actualmente existen posibilidades de inversión, a través del sistema financiero, con sumas desde un millón de pesos o, incluso menos, en fondos de inversión colectiva, por ejemplo.
Si estamos dispuestos a asumir un poco más de riesgo, y están disponibles unos cinco millones de pesos o más, es posible pensar en invertir en renta variable, es decir, en acciones. Para Silva, la democratización de los títulos de la Empresa de Energía de Bogotá que se avecina puede ser una buena elección.
“Hace mucho no vemos una emisión de acciones en la que podamos participar. Esa es una compañía que tiene un buen desempeño en bolsa porque no es tan volátil como lo fue Ecopetrol”, afirma el experto.
Si contamos con cerca de quince millones o una cifra superior, podemos pensar en montar un negocio propio, tal vez con socios, como una franquicia. Este es un modelo que tiene la ventaja de ya estar inventado, lo que minimiza las preocupaciones de crear un modelo, una marca, etc.
Las más comunes son las franquicias de restaurantes o tiendas de jugos o café, pero existen en muchos sectores, como lavanderías, peluquerías y perfumerías, entre otros. Las hay también para bolsillos de distintas capacidades: se pueden encontrar licencias de franquicias desde trece millones hasta 130 millones, si de negocios reconocidos se trata, como un McDonald’s.
Ir a la fija
Por supuesto, en esta guía básica de inversión no podía faltar la finca raíz. Para Camilo Silva, hay que salirse de lo común a la hora de pensar en este negocio y no considerar solamente en comprar o invertir en las ciudades principales, como Bogotá, Medellín, Cali o Cartagena.
En un país en expansión, que le está apostando a la promoción del turismo y a proyectos de infraestructura y conectividad, “hay grandísimas oportunidades en ciudades como Bucaramanga, Cúcuta, las del Eje Cafetero, en ciudades intermedias y en pequeños pueblos, en general”, advierte Silva.
En la edición anterior, volvimos a llamar la atención sobre las precauciones que hay que tener para no caer en 'pirámides' o estafas, que hoy buscan incautos hasta en las redes sociales. Es necesario andar con cuidado cuando de cualquier inversión se trate.
Asegúrese de que la entidad financiera que le promete rendimientos sobre su dinero esté vigilada por la Superfinanciera. Antes de hacer negocios con cualquier empresa, indague un poco sobre su reputación, cerciórese de que esté legalmente constituida y, si dice estar vigilada por la Superintendencia de Sociedades, compruébelo.
No dejar todo en la misma canasta
Lo ideal, en definitiva, es que diversifique su inversión. Como dicen comúnmente: no poner todos los huevos en la misma canasta. “Así, por ejemplo, si al sector inmobiliario le empieza a ir mal, tiene la seguridad de su inversión en un CDT o en dólares”, afirma Ballén.
Una última anotación. Como lo señaló en días pasados el periodista de El Espectador Juan Camilo Vega, el alza del dólar de los últimos años ha mandado a un segundo plano al euro. Sin embargo, actualmente, la moneda europea se está moviendo por niveles que no alcanzaba desde hace más de un año y se ha valorizado un 10% con respecto al dólar, en lo corrido del 2017. Invertir en euros o llevar esta divisa cuando viajemos al exterior, en vez de la moneda norteamericana, puede ser una buena jugada.
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