Este tipo de piel se genera por una falla en las glándulas sebáceas de la cara, que producen menos grasa de la necesaria, lo que deja el rostro desprotegido. En estos casos, es necesario hidratarla más de lo normal para que logre la elasticidad y luminosidad deseada.
1. Lo primero que debes hacer es hidratar la piel desde adentro, por lo que la recomendación es beber mucha agua durante el día.
2. Se debe buscar la forma adecuada de hidratar la piel del rostro. Para ello, opta por productos suaves como cremas, leches o aceites con propiedades hidratantes y ricos en vitaminas, que deberás usar tanto en la mañana como en la noche, para proteger la epidermis. El aceite de Rosa Mosqueta es una gran alternativa, porque no engrasa el rostro. Por otro lado, deshecha los jabones ya que estos tienden a resecar.
3. Acude mascarillas a base frutas como el aguacate, y otros productos como el aceite de oliva, la miel o el yogurt. Puedes aplicarlos una vez por semana y dejar actuar durante 20 minutos.
4. En cuanto al maquillaje, busca cosméticos sin alcohol, bases fluidas y evita los polvos pues estos tienen a resecar. Además, es fundamental el uso de protector solar a diario y proteger la piel de largas exposiciones al sol así como de vientos fuertes.
5. Incluye en tu dieta alimentos ricos en vitamina A, presente en vegetales amarillos, pescado, hígado, leche y mantequilla; y vitamina E, que puedes encontrar en vegetales de hojas verdes, granos enteros y aceites vegetales. Un batido a base de zanahoria, naranja, manzana, remolacha y limón, brindará a tu piel los nutrientes que necesita para que luzca radiante.
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