Un día de arte y fútbol en Madrid
Sin ningún tipo de criterio editorial decidí dejar el tema de esta edición al azar: escribir de lo que hiciera en el día. Fuera lo que fuese. Al estar en Madrid no parecía demasiado arriesgado el experimento. Suerte la mía (y la suya) que hoy mi día fue un día de contrastes, de joyas escondidas y de profunda devoción.
Fue un día dedicado a dos templos muy distintos: uno habitado por máximo 33 monjas de clausura (por la edad de Cristo) que dedican su vida a servirle a Dios y otro con espacio para 85 mil fervientes seguidores de once hombres de pantaloneta blanca: el Monasterio de las Descalzas Reales y el estadio Santiago Bernabéu.
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10:30 a.m.
Rumbo centro. Y en el centro del centro, muy cerca de la Puerta del Sol y a un paso de El Corte Inglés de Preciados, está El Monasterio de las Descalzas Reales, hogar de una comunidad de Franciscanas (en la actualidad hay unas 19) desde hace casi cinco siglos. Malas noticias. Boletas agotadas hasta la 1:00 p.m. Primera lección del día: procurar comprar las boletas por anticipado por internet porque las visitas, todas guiadas, son limitadas.
11:00 a.m.
Hacer tiempo hasta la 1:00 p.m. Dada la ubicación perfecta del convento no fue una misión complicada. Caminé hasta el Palacio Real, comprobé que la Catedral de la Almudena no impresiona, visité la pequeña iglesia de San Ginés en busca de un cuadro de El Greco que resulta solo exponen unos días del año.
1:00 p.m.
El Monasterio de las Descalzas Reales fue creado por Juana de Austria, hija de Carlos I e Isabel de Portugal, nieta de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, luego de la muerte prematura de su esposo Juan Manuel de Portugal. Año: 1559. El antiguo palacio, lugar de nacimiento de su fundadora, vive ajeno a su caótico vecindario. Reina el silencio. El recorrido guiado arranca en unas escaleras magníficas, con paredes cubiertas por completo por pinturas murales. Continúa veloz en el segundo piso con paradas en algunas de sus capillas, pasa por el antecoro, por el coro y sube a una especie altillo. La visita termina en unas estancias del primer piso que más parecen salas marginales de El Prado, donde se destacan La moneda del tributo al César de Tiziano en perfecto estado y el San Francisco de Zurbarán en un estado no tan perfecto.
En el Monasterio es posible admirar paredes cubiertas por impresionantes pinturas. El arte habita en cada espacio.
Estadio Santiago Bernabéu. No soy hincha del Real Madrid. Quisiera serlo por James pero no puedo. Y quisiera serlo porque si el tour de su estadio fue tan emocionante para mí, debe ser alucinante para alguien a quien Sergio Ramos, Iker Casillas y Cristiano Ronaldo no le den dolor de estómago. El tour lo lleva por varios puntos panorámicos de la cancha, por los camerinos, las duchas, el túnel con su célebre reja para separar a los jugadores, la banca, la grama, la sala de prensa. Hace una parada, por supuesto, en una tienda obscena de varios pisos.
Pero lo que justifica los 19 euros que cuesta la entrada es un museo cuyo propósito es enaltecer los sentimientos madridistas.
Cosa que logra con éxito gracias a las pantallas gigantes, a la exhibición de camisetas, balones, guayos y copas, al rincón/altar dedicado a Di Stéfano, a las cornetas que trasmiten cánticos, himnos, narraciones de goles históricos, a la sala espléndida que hicieron para celebrar la décima copa de Liga de Campeones que ganaron hace un año.
Tips:
Cuando vaya al El Corte Inglés -porque va a ir- pregunte por la tarjeta para turistas. Se trata de una tarjeta en la que le acreditan el 10% de todo lo que compre, valor que luego puede utilizar para comprar.
Si los museos no son lo suyo no importa: igual tiene que ver el descomunal Guernica de Pablo Picasso en el Reina Sofía. Vaya después de las 7:00 pm, la entrada es gratis. Diríjase directamente a la sala 206.
Hablar de templos en Madrid y no hablar de El Prado es un pecado. Es el lugar para ir a rendirles culto a Velázquez, el Greco, Goya, Rubens, Tiziano y El Bosco.
Una app:
El camino de Santiago:
Siguiendo con el tema de los templos españoles, Vojo Way, por ahora solo disponible para Android, ganó The App Tourism Awards 2015. El app es una herramienta que le permite al caminante personalizar su peregrinación a Santiago de Compostela. Ayuda a definir la ruta, a contactar gente y a encontrar dónde dormir.
Foto principal: AFP