VIH, la batalla es contra el miedo

Aunque ya existen múltiples maneras de tratar el virus y tener una vida larga y sana, este aún carga con muchos estigmas.

Por Adriana Abramovits
29 de septiembre de 2019
VIH, la batalla es contra el miedo
Los diagnósticos de VIH en Colombia han aumentado, lo cual se debe a que más personas están dispuestas a hacerse la prueba, a pesar de los estigmas.  / Getty

Los diagnósticos de VIH en Colombia han aumentado, lo cual se debe a que más personas están dispuestas a hacerse la prueba, a pesar de los estigmas. / Getty

Sábado, 4:00 p.m., entrega de resultados. Toda una vida evitando este momento. Funcionaron las excusas de siempre: odio las agujas, no tengo tiempo y –la más engañosa– estoy en una relación estable.

Sale mi número en la pantalla, me dirigen a un cuarto, un médico abre el sobre. En esos segundo eternos  se atraviesan mil pensamientos. Antes de salir corriendo, el doctor dice: “No reactivo”. Me puedo ir a casa.

Respiro con un alivio infinito y salgo de Profamilia, entre feliz y extrañada. Si tengo una vida libre de estigmas, si creo en el derecho a la autodeterminación, si formo parte de una minoría privilegiada que tuvo acceso a educación sexual y sé que el VIH desde hace rato no es una patología mortal, ¿por qué me había costado tanto hacerme una prueba?

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Asumimos que estamos sanos cuando no padecemos síntomas, pero al hacer  unas matemáticas sencillas, llegamos a conclusiones demasiado rápido y empezamos a alarmarnos: cuatro parejas por año, desde hace 10 años... alguna enfermedad de transmisión sexual (ETS) tengo que tener. Esa lógica común, compartida con varias amigas, posiblemente proviene de la culpa que nos ha instalado una sociedad que aún sataniza la sexualidad: demasiados hombres han pasado por mi cama. Pero lo cierto es que ni la monogamia absoluta, ni las promesas de fidelidad, garantizan que uno esté exento de contraer un virus.

María del Mar Rincón, cocreadora del colectivo feminista Las Viejas Verdes y escritora del libro Tirar y vivir sin culpa, agrega que el trato que ofrece el sistema de salud hace que las chicas no se hagan los exámenes: “Nadie va a ir pa’ que la traten de puta”.  Es decir, no solo nosotras nos culpamos, también los expertos nos señalan.

Los servicios de salud pueden ser lugares violentos para el género femenino. Hace unos días, varias mujeres denunciaron en Twitter haberse sentido maltratadas al pedir a sus médicos la orden para hacerse la prueba de VIH. “¿Con cuántos te has acostado?”, dijeron varios de ellos. No en un tono profesional, sino más bien condenador. Yasid Estrada, coordinador de prevención de la Liga Colombiana de Lucha Contra el Sida, explica que ese cuestionamiento repetido en las EPS habla de un trato no humanizado.

Además, el hecho de que un experto conecte con ligereza el número de parejas sexuales con la posibilidad de tener VIH puede conducir a que muchas personas, menos educadas en el tema, midan de manera inadecuada el riesgo de contraerlo: todos aquellos que tienen relaciones sexuales penetrativas –sin usar condón– pueden adquirir el virus. Haber estado con varias parejas puede aumentar el riesgo, pero, como ya lo hemos mencionado, un monógamo fiel no está exento del contagio. Que una entidad de salud simplifique el asunto a que la ‘promiscuidad’ es la causante de la expansión del VIH es peligroso.  

“La educación médica no está hecha para el reconocimiento de las diferencias”, lamenta Jorge Pacheco, director de la Liga Colombiana de Lucha Contra el Sida, una organización que brinda atención gratuita a grupos que históricamente han sido estigmatizados: mujeres trans, hombres que tienen sexo con hombres, personas que habitan la calle y aquellos que se inyectan drogas.

Al estudiar el asunto desde todos los frentes, encontramos que, en Colombia, algunas entidades de salud brindan asesoría previa y posterior al examen de VIH para mitigar la desinformación, sobre todo para proporcionar tranquilidad a los pacientes: en el país, el tratamiento del VIH es comparable a los países del primer mundo, inclusive expertos en salud pública aseguran que es más complejo vivir con diabetes, artritis o hipertensión, que con VIH. Con los antirretrovirales, el virus desaparece de la sangre hasta el punto de ser indetectable. Entonces, para evitar que los pacientes se alarmen con una noticia que antes era  perturbadora, pero que ya no tiene que serlo, instituciones como Profamilia evitan enviar los resultados por correo electrónico. Un especialista se encarga de dar la noticia directamente a la persona y de comunicarle todas las posibilidades que tiene.

Este trabajo contra la desinformación es loable; no obstante, cabe mencionar que otras instituciones prohíben el envío de resultados por correo electrónico y solo los entregan a los pacientes, con cédula en mano, en una recepción, pero no les hacen seguimiento ni los acompañan a la hora de recibir la noticia. Estas prácticas, pensadas para cuidar la confidencialidad de las personas con VIH, pero no para promover la pedagogía en torno al problema, continúan separando esta infección del resto de enfermedades. Promueven, al final, la estigmatización del VIH.

El hecho de que estos estigmas sean expandidos por los profesionales del sistema de salud resulta incoherente: ellos deberían normalizar la prueba de VIH para  así evitar el contagio o para detectarlo a tiempo. En lugar de cuestionar a las mujeres, deberían invitarlas al laboratorio antes de que ellas pidan el examen. Especialmente cuando la medicina ha avanzado tanto.

El esfuerzo más reciente de la ciencia consiste en un tratamiento eficaz que previene las infecciones. Es conocido como profilaxis preexposición (PrEP) y beneficia a grupos de personas en riesgo significativo. Está disponible en el país y se ofrece en zonas donde existen altas tasas de VIH sin diagnóstico ni tratamiento y donde no siempre se utiliza preservativo. Alrededor de 100.000 personas en más de 30 países utilizan este medicamento y forma parte del nuevo objetivo mundial de reducir el número de personas en riesgo de contraer el VIH para el año 2020.

Otro gran avance es el tratamiento luego de la exposición, que evita el desarrollo de la infección si se inicia antes de que hayan pasado 72 horas de exponerse al virus. Se suministran los fármacos durante 28 días para reducir el riesgo en más del 80%.

Si la prueba sale reactiva, existe el tratamiento antirretroviral (TAR), que bloquea varias enzimas o proteínas para que el virus no pueda reproducirse en la célula. Esta terapia reduce casi en su totalidad el riesgo de transmisión, recupera rápidamente las defensas y permite que la persona tenga una vida larga y sana.

Eventualmente llegará a Colombia el autotest, avalado por la Organización Mundial de la Salud, que consiste en una prueba que se compra en la farmacia para el diagnóstico del VIH. La Liga Colombiana de Lucha Contra el Sida ofrece la prueba rápida, que solo toma 20 minutos y se logra con un pinchazo en el dedo. Si el resultado es reactivo, se confirma el diagnóstico y la persona recibe orientación. Si no es reactivo, se apoya en prevención y protección.

Además del condón, ¿qué previene las infecciones? Los acuerdos y la frontalidad. La Liga sugiere que antes y durante una relación, la pareja se responda: “¿Qué entiendes por fidelidad?, ¿Seremos monógamos o en algún momento podrías estar con alguien más?, ¿Cuáles van a ser las condiciones para estar juntos?”. Entablar un diálogo libre de prejuicios y suspicacias es lo que realmente evita las enfermedades de transmisión sexual. Estas conversaciones son fundamentales y no pueden reemplazarse con una prueba de VIH.

Estamos presenciando un momento histórico de liberación, revolución y reconstrucción. Las mujeres del mundo queremos abordar la sexualidad como un acto natural, con todas sus garantías. Se acabó, como dice María del Mar, “el oscurantismo” alrededor de las infecciones y la carga moral que por tanto tiempo nos acompañó. Aquí la batalla es contra el miedo, la única enfermedad realmente contagiosa.

¿Dónde recibir un trato humanizado?

Liga Colombiana de Lucha Contra el Sida 
Organización privada sin fines de lucro que mejora la calidad de vida de las personas que viven con VIH. www.ligasida.org.co
Línea Gratuita 01 8000 117432 
Cuentan con rutas integrales de atención en todo el país.
Dirección en Bogotá: Cra 15 # 32-70

Profamilia
Prevee servicios de salud reproductivos de manera integral para hombres y mujeres. www.profamilia.org.co
Línea gratuita 01 8000 110900

Corporación Red Somos 
Organización social que trabaja por la diversidad, los derechos humanos y la salud sexual. www.redsomos.org
redsomos@redsomos.org
Teléfono +57-5166436

 

 

Por Adriana Abramovits

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