Acompáñanos en este viaje por las distintas formas en que los latinoamericanos tejen historias de alegría y convivencia en la mágica noche.
Hoy recorreremos dos países hermosos: Uruguay y Perú.
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Uruguay y su verano estrellado
Los orientales han adaptado las festividades a su entorno cálido y soleado. Las celebraciones comienzan a fines de noviembre con la instalación de las clásicas “vidrieras navideñas”, escaparates decorados con luces parpadeantes y adornos que visten las calles de las ciudades.
La Nochebuena es una ocasión especial, marcada por la reunión de familias en torno a la mesa para disfrutar de una cena abundante. El asado, una parrillada típica del país, a menudo toma el centro del escenario, acompañado por ensaladas frescas y pan dulce.
En Montevideo, la Rambla se llena de personas que disfrutan de la brisa marina mientras aguardan la llegada de la medianoche. La tradición de las “estrellas” es un aspecto distintivo de la Navidad uruguaya. Los niños recortan y decoran estrellas de papel, las cuales cuelgan en las ventanas de sus hogares como símbolo de la llegada de la Navidad. Esta costumbre es parte de la festividad conocida como “Noche de las Estrellas”, y las calles se llenan de música y color; los vecindarios se unen para celebrar con alegría y camaradería.
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Perú y su folclor inagotable
Aquí la Navidad se integra con aspectos autóctonos de las tradiciones andinas y se celebra como parte de su amplio patrimonio cultural. Los limeños generalmente celebran en el centro de la capital o Miraflores, además de disfrutar de la decoración con luces en el Parque de las Aguas.
Durante la época navideña se lleva a cabo el Santurantikuy en la Plaza de Armas de Cusco, una feria del siglo XVI, donde se mezclan tradiciones y venta de artesanías religiosas con el consumo de comida y bebida. Esta feria fue proclamada Patrimonio Cultural de Perú en 2009.
La Misa de Gallo también es tradición, y la gastronomía no puede faltar: el plato principal suele ser el pavo al horno o relleno, con guarniciones como la ensalada de frutas, la causa rellena, el tamal y, como postre, el arroz con leche o el panettone, acompañado del tradicional pisco sour. Durante esta época se frecuentan los bailes folclóricos de niños y adultos en festejos como la Navidad Negra en Cañete, al sur de Lima, donde se practican danzas tradicionales como el Hatajo de Negritos.
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