
"Debemos cerrar los círculos de la violencia", Joshua Mitrotti
Director de la Agencia Colombiana para la Reintegración
Muchas veces la rutina, las problemáticas del día a día o incluso la saturación de información negativa, hacen que como sociedad no seamos conscientes de las dificultades que trae la guerra para muchos de nuestros conciudadanos y cómo esta afecta nuestro desarrollo como colectividad.
En ese mismo sentido, no dimensionamos lo trascendental y valeroso que resulta cerrar los círculos de la violencia.
Debemos valorar todos los esfuerzos positivos que se encaminan a hacernos reflexionar y trabajar arduamente para avanzar hacia un país donde prime la convivencia pacífica y podamos alcanzar nuestro inmenso potencial.
Así lo hemos entendido desde la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) y por eso ya acumulamos más de 13 años de esfuerzos y lecciones aprendidas, trabajando decididamente por ese propósito.
A enero de 2016 hemos recibido a 49.000 personas que por distintas circunstancias hicieron parte de los grupos armados ilegales, pero que están convencidos de querer enmendar sus errores, progresar como ciudadanos y aportar positivamente a sus familias y sus comunidades. Hoy, la gran mayoría de estos compatriotas, que en muchos casos se reflejan en La Niña, están comprometidos con la construcción de un mejor país, actuando como ciudadanos con deberes y derechos.
Gracias al enfoque humanista con el que trabajamos, que apoya la generación de habilidades y competencias por medio de formadores especializados y una sólida presencia territorial, el 72,3% de las personas que ingresaron al proceso se encuentran ocupadas, 21.763 aprobaron básica primaria, 8.014 aprobaron básica secundaria, 14.195 son bachilleres y 2.724 han adelantado cursos de educación superior. Asimismo, según un estudio del 2014 de la Universidad de Columbia y la Fundación Ideas para la Paz, el 76% de los desmovilizados no reincide en ningún tipo de delito.
A su vez, desde la ACR también nos hemos preocupado por fortalecer iniciativas que permitan potenciar estos logros. Así, por ejemplo, desde la entidad se ha desarrollado un modelo de reintegración comunitaria donde las personas en proceso de reintegración, las víctimas y la comunidad trabajan de la mano en iniciativas de reconciliación y de participación ciudadana local.
De igual forma, hemos dado prioridad a acciones de servicio social, donde nuestros participantes aportan a las comunidades receptoras en asuntos definidos conjuntamente, como por el mejoramiento del espacio público, facilitando la generación de confianza y la superación de las barreras de estigmatización.
De otra parte, venimos promoviendo el fortalecimiento de iniciativas juveniles de arte, música y deporte, con lo cual cientos de niños, niñas, adolescentes y jóvenes están encontrando espacios protectores, donde pueden alcanzar sus sueños fuera de la ilegalidad.
Todo lo anterior demuestra que cuando existe voluntad individual, una institucionalidad pública sólida y el compromiso de la sociedad en su conjunto para impulsar este tipo de transformaciones, los cambios positivos sí son posibles.
Estamos atravesando un momento histórico, en el cual los colombianos tenemos la posibilidad de dejar atrás para siempre las tragedias de la guerra: la exclusión, la inequidad, la falta de oportunidades, la pobreza, entre otros. Depende de nuestras acciones individuales y colectivas trabajar por ese país que todos soñamos. Tenemos que estar unidos, para construir sobre lo construido y evolucionar. No echemos a perder esta invaluable oportunidad que tenemos como sociedad.
Foto: cortesía.