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“El graffiti es una parte de nosotros en cada lugar” Franco de Colombia

Este 25 de abril se realizará Pulpo al garaje Vol.10. Los amantes del buen graffiti tendrán la oportunidad de estampar con serigrafía los diseños de los mejores grafiteros de Bogotá.

Por Diana Romero
23 de abril de 2015
“El graffiti es una parte de nosotros en cada lugar”: Franco de Colombia

“El graffiti es una parte de nosotros en cada lugar”: Franco de Colombia

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Raíz, Bogotá - 2009.
 

Quizá en algún recorrido por Bogotá se haya encontrado una de las variaciones de este personaje. Su autor: Franco de Colombia es uno de los grafiteros más reconocidos del país. Desde el 2011 forma parte de la APC (Animal Poder Cultura); una crew conformada por aproximadamente 47 grafiteros a nivel mundial. El 40% residen en Colombia y son responsables de algunas de las mejores intervenciones que se han hecho en el pais.

Tiene su primer acercamiento al graffiti en San Mateo, Soacha. Allí se inicia en la cultura del hip hop, después de haber explorado varios géneros musicales. Para 1995, bailaba break dance, pintaba y cantaba en Perpetuo; un grupo de rap de Soacha, al que aún pertenece, pero para el que ahora solo pinta. “Me di cuenta de que me apasionaba más pintar. Tenía más flow para eso, con el tiempo fui experimentando y encontré en la pintura una gran pasión”.

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Para la época en que Franco empieza a construirse como grafitero, 1997, Colombia estaba enfrentando uno de los peores momentos de su historia. El país estaba lleno de violencia y narcotráfico. Todo era guerra. Franco, con sus 17 años, creía que a través del arte podría lograr una revolución como contestación al momento por el que estaba atravesando el país: “Yo quería hacer mi propia revolución con el rap, con la pintura. Mi batalla la quería hacer pacíficamente. Decidí Franco, porque Franco, que viene de franquicia, es sinónimo de libertad, de estar libre”.

En 2001 decide dedicarse seriamente al graffiti y hace su primera pieza llena de color. Posteriormente, participa en el Segundo Festival de Hip Hop de Soacha donde conoce a Aeon, uno de los fundadores de APC, quien entonces era jurado del festival. Allí también se encuentra por primera vez con Hera y Slim, con quienes crea HORDA ESEA; una crew con la que empezó a pintar por toda la ciudad, con la que profundizó el mundo del graffiti y con la que abre en 2005 Casa Sha, ubicada en Soacha.

 

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San Mateo, Soacha. Este muro ha marcado la evolución de Franco. Desde que empezó a pintar lo renueva temporalmente para la crew Perpetuo.
Foto: Nicolás López Infante
 

Casa Sha fue en un comienzo un proyecto que acogía a los grafiteros que estaban empezando, para darle a los jóvenes una oportunidad más allá del abandono de sus padres, la delincuencia y la drogadicción, entre otras. “Pienso que por medio del hip hop y el graffiti se puede dar una oportunidad diferente a las nuevas generaciones. Como una motivación”, agrega Franco. En la actualidad, el trabajo que se realiza es más sólido, se encarga de difundir el conocimiento y entregar felicidad a través de las experiencias que el graffiti brinda.

Para entonces Franco ya era reconocido por el personaje circular que dibuja, su intención era que todos pudieran entenderlo. “En un comienzo no lo había identificado como un frijol. Luego lo empecé a pintar en la calle y fue tomando un significado. Es una semilla y es la semilla que voy sembrado en todas partes”. Para Franco el reconocimiento debe partir principalmente de la obra, el autor solamente es la herramienta para dar a conocer el mensaje. “Uno quiere mostrar qué hace en la calle pero no mostrarse”, explica cuando se le pregunta por qué ningún grafitero muestra su rostro.

En 2007 Franco se va vivir a Medellín con el propósito de conseguir nuevas experiencias, para investigar sobre graffiti y conocer otros contextos. Allí conoce a Cesar Figueroa, con quien intercambia conocimientos de arte y entra a hacer parte de Narkografika, un colectivo de arte de Medellín. Con ellos explora la ciudad y sus alrededores. Medellín para Franco significa un cambio: deja de pensar en el graffiti tanto como revolucion y comienza a explorar las técnicas de la pintura y el arte. Allí reafirma ese gusto profundo por pintar.

Después de vivir en Medellín Franco vuelve a Bogotá con una percepción más madura del arte y con un propósito claro: compartir el conocimiento; esto es algo que ha venido haciendo desde entonces. Ha tenido la oportunidad de dar talleres en Barranquilla, en Rimini, Italia, en Medellin, Bogotá y Soacha. “Me gusta enseñar el amor y el fundamento del graffiti, más que la técnica, porque esa la desarrolla cada persona independientemente, con disciplina en el día a día. Es más importante el fundamento, el por qué lo haces, qué quieres crear, porque esa para mí una herramienta de paz y amor que puede cambiar la sociedad”.

Y es que Franco estuvo en la transición de la percepción del graffiti como acto vandálico, al graffiti como arte urbano. Está seguro de que con el mejoramiento de la técnica y la expresión se fue volviendo un arte más aceptado por todos. Hacia el 2013, fue uno de los participantes de escuela hip hop becados por Ideartes para cursar el diplomado “Metodologías artísticas para La enseñanza del hip hop”, en la Universidad Pedagógica. Para él la pedagogía es una de las herramientas para transmitir el conocimiento adecuadamente. “Aunque mi pasión por transmitir inició cuando abrimos Casa Sha con HORDA ESEA, gracias a este diplomado empecé a ver de manera diferente la enseñanza. Me gusta explicarle a los chicos cosas del graffiti, enseñarlo en un voz a voz. A veces los reúno para compartir y enseñar experiencias en un taller o, simplemente, trato de explicárselo a la gente cuando estoy pintando”.

 

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Bogotá, 2015. 
 

Para Franco el graffiti es una experiencia muy difícil de medir, porque no hay una respuesta certera para saber qué se puede o qué no se puede hacer. Según él, es un arte que jamás podrá vetarse porque aunque mute constantemente, siempre existirá más allá de las reglas. “El graffiti no es una cosa estática, como todo en la vida es algo efímero. Los artistas necesitan tener más impulso y reconocimiento para que el graffiti siga creciendo. La gente ya reconoce en la calle una mancha. Este fenómeno es pura expresión urbana, está conectado con una cultura y se está moviendo”.

Franco es un grafitero despojado del ego, entregado al arte y dispuesto a compartir cada una de las cosas que ha aprendido durante su vida. Sabe quién es y en su manera de hablar es fácil ver que cada cosa que lo define ha pasado por un proceso. Recuerda las personas y vivencias con cariño y agradecimiento, pero sobre todo, entiende la vida en presente.

La invitación para los amantes del buen graffiti es el 25 de abril. A partir de la 1 p.m. y hasta las 6 p.m. se realizará Pulpo al garaje Vol.10; tendrá la opción de estampar con serigrafía los diseños de los mejores grafiteros de Bogotá, en la prenda que quiera llevar. El costo es económico. También tendrá la oportunidad de escuchar música, adquirir stikers, carteles y fanzines. Asista: Calle 72 # 14-08, donde queda ubicado The Rock Band Burgers. Si tiene en mente algún proyecto puede contactar a Franco en franco-graffiti.com o a través de su Instagram: @fcolombia.

 

 

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Fotos: Juan José Horta.

Por Diana Romero

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