
Flacas sí, pero de manera saludable y razonable
Hay mucha gente que cuando me conoce me dice, así de la nada… “mejor ser gordita. Yo como y como y nada, no engordo, los pantalones me quedan grandes” (y me muestran que efectivamente, les quedan grandes).
¿Qué hago mientras eso ocurre?, sonrío, y pienso: “No es necesario que me digas eso, no te vas a ganar mi confianza ni respeto ni te voy a creer más porque digas eso, no te creo”, y sigo sonriendo y hasta de pronto se me sale un… ¡Je-je-je-je!
Otra gente cree que si me cuenta que está haciendo dieta o que va a adelgazar o que se metió en un régimen alimenticio o que está haciendo ejercicio con juicio, o simplemente decidió hacerse una cirugía para bajar de peso, yo me voy a sentir mal o los voy a juzgar como ‘traidores’. Nada está más alejado de la realidad.
¡Hagan ejercicio!, empiecen a cambiar los hábitos alimenticios, ¡es lo mejor! Cuánto quisiera tener esa decisión, pero me sigue costando hacerlo. Pero por supuesto que los apoyo, tienen todo mi respaldo y respeto. Y espero un día no muy lejano, sumarme al grupo fitness.
Sin embargo, también debo decir que la gordura no me provoca tristeza, ni frustración; tampoco orgullo ni pretendo hacer odas a la obesidad; no es mi deseo que todas seamos gordas. Lo que yo quiero es que las que ya somos gordas, si no hacemos nada saludable y razonable por bajar de peso, por las razones que sean (físicas, emocionales, ¡las que sean!), no vivamos amargadas por esto, y eso sí, tratemos de vernos siempre bien, de ser creativas, recursivas –en Colombia nos toca- porque la oferta de vestuario no es amplia.
Practicarse un bypass gástrico, ponerse el balón, la banda gástrica o cualquiera de esos métodos que adelgazan mágicamente, no debería ser el único objetivo de muchas, como a veces parece que fuera. Es más, pienso que no debería generar obsesión. Bajar de peso y tener una vida saludable debe ser el resultado de una decisión de bienestar, no una obsesión, ninguna obsesión ni por la comida, ni por el ejercicio, creo que sean sanas. De pronto estoy equivocada.
¿Qué si me gustaría ser talla 6, 8 o aunque sea 14?, ¡claro!, pero quiero hacerlo con conciencia, cambiando mis hábitos alimenticios y mi vida sedentaria, de lo contrario creo que no vale la pena. Si me tuviera que practicar un baypass, este tendría que ser mental antes que gástrico, sé que mientras no haga el clic mental, la situación no cambiará.
Y mis intentos por bajar de peso, no pasarán de los tres meses, como ya lo he comprobado.
Soy gorda por una sencilla razón (de la que no me siento nada orgullosa, pero por la que tampoco me la paso llorando), y es que no tengo disciplina, ni fuerza de voluntad y para acabar de completar no hago nada de ejercicio.
Para terminar, debo decir que todos los cambios de hábitos alimenticios que se hagan, siempre que sean para mejorar, son buenos y ayudan a bajar de peso. Todas las rutinas de ejercicios o baile, que se hagan, son buenas y ayudan a bajar de peso.
Todo lo que se haga, que sea saludable, razonable y controlado, es bueno y ayuda a bajar de peso.
Foto: Archivo Particular.
