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Flavia Dos Santos, en los tacones de una actriz

La sexóloga se le midió a debutar en teatro con una obra casi escrita para ella: Historia ilustrada del sexo. Junto a Fernando Solórzano, revela el esfuerzo que significó pararse sin experiencia frente a un público que cada noche le exige más.

Por Mónica Diago
14 de octubre de 2015
Flavia Dos Santos, en los tacones de una actriz

Flavia Dos Santos, en los tacones de una actriz

Yoga y soledad. Eson son los amuletos de Flavia Dos Santos antes de salir al escenario del Teatro Astor Plaza de Bogotá. Tiene perfectamente calculada la rutina previa a cada presentación. Llega al lugar, saluda al otro protagonista de Historia ilustrada del sexo, Fernando, ‘El Flaco’ Solórzano ?quien parece haber nacido sobre las tablas de un teatro, ya que nada lo perturba y no tiene ningún signo de ansiedad visible?, hace un par de ejercicios de yoga que le enseñó otra de las actrices de la obra y se asoma al escenario para espiar al público. “Me paro como una niña chiquita detrás del telón y los observo ¡Me produce mucha adrenalina!”, afirma.

Este nuevo reto empezó con una llamada del productor y director Dago García. Bueno, en realidad todo empezó antes, con La civilización del espectáculo, el ensayo del premio Nobel Mario Vargas Llosa, que Dago García tenía entre sus manos cuando nació la idea. Una de las reflexiones del ensayo define el sexo como elemento fundamental en la toma de muchas decisiones trascendentales para la historia de la humanidad. Eso sumado al encuentro de Dago con el Kamasutra en una librería de Nueva York ?donde se encontraba en el momento en que la casualidad se convirtió en una idea? dio como resultado la obra, “así trabaja la imaginación, con coincidencias”.

 

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"Historia ilustrada del sexo es una conferencia absurda, demente, que se convierte en una comedia. Mezcla verdad y fantasía." Dago García.

 

Después sonó el teléfono de Flavia. No tuvo que leer el guión antes de aceptar. Quería asumir este nuevo papel en su carrera a toda costa. Consciente de su falta de experiencia en las tablas, la sexóloga se pasó varios meses ensayando a puerta cerrada con ‘El Flaco’ y Dago, sus maestros. “‘El Flaco’ me enseñó muchas cosas, por ejemplo a marcar mis pasos en tarima, a abarcar todo el lugar, porque yo me quedaba en una sola esquina. También me explicó cómo hacer las caras cómicas, el problema es que él me resulta muy chistoso, entonces a veces no puedo mirarlo porque me da risa”, cuenta Flavia.

En la obra ella encarna a Eva y ‘El Flaco’ es Adán. La pareja hace un recorrido por la historia de la humanidad y la evolución de las posiciones sexuales a través de estos períodos. Junto a ellos trabajan dos bailarines que se encargan de visibilizar cada pose que explica la pareja, lo que hace muy divertida e ilustrativa la obra.

Cada fase histórica llega cargada con diferentes sentimientos para los actores. El romanticismo exigía una alta dosis de sensiblería; el hippismo de los 60 debía ser sinónimo de relajación. El “paz y amor” se convirtió en un reto para Flavia pues desconocía la manera de actuar bajo el efecto de las drogas. “Actuaba como una borracha y Dago me decía ‘¡economía del movimiento! Relájate, no exageres tus pasos’. Esta es mi parte favorita del espectáculo”, cuenta.

 

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Le enseñaron a trabajar con el recuerdo de sus emociones para demostrarlas en el escenario, pero Flavia afirma que una vez se para en el escenario cualquier tipo de metodología de la actuación se le olvida y solo le queda acudir al libreto que ha memorizado con tanto juicio y esfuerzo. “Me demoré mucho aprendiéndolo. Sufrí porque nunca había memorizado nada, tengo problemas de concentración, entonces tuve que pedirle ayuda a mi marido que me tomaba la lección cada noche”. 

Su marido es ahora asistente de la actriz y uno de sus espectadores más fieles, junto a sus hijos, quienes la han visto varias veces en el show, impartiendo lecciones de sexo sin tapujos. “El sexo es lo más natural del mundo, no es un bicho de siete cabezas como muchos lo quieren hacer ver. Me parece más atrevida la violencia que vemos a diario en televisión. El sexo no, el sexo es placentero, es para reír”, dice Flavia.

Y seguirá hablando del tema que tanto domina hasta el 28 de noviembre, de jueves a sábado, esperando con ansias la función del jueves que es la que más le asusta, respetando profundamente el trabajo de los actores. “Después de esta experiencia siento gran admiración por los actores de teatro. No solo es memorizar un texto, es engranar todo, montar la obra, mirar al público, asumir el error en vivo si te equivocas, mejor dicho; la televisión es un paseo al lado del teatro”, finaliza la sexóloga y “practicante de actriz” como ella misma se define.

 

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El humor detrás del sexo

Adán y Eva (‘El Flaco’ Solórzano y Flavia Dos Santos) protagonistas de la obra se encargan de rebautizar las poses del Kamasutra. Con nombres como: Los aretes que le faltan a la Luna, El nudo del chorizo, La lechona boca arriba y Subiendo al Transmileno, los actores definen la similitud de algunas posiciones con elementos colombianos. Esto le da el toque de humor a la obra que los espectadores aplauden y disfrutan. Además, la pareja sostiene divertidas discusiones debido a las opiniones encontradas que tienen respecto el papel del hombre y la mujer en la cama. Eva reivindica el papel de la mujer en el sexo de una manera jocosa.

DÓNDE: Teatro Astor Plaza Calle 67 # 11 - 58

CUÁNDO: De jueves a sábado hasta el 28 de noviembre, 8:30 p.m. 

CUÁNTO: Boletas entre $35.000 y $50.000 

 
En cifras:

- 80 minutos dura la obra

- 6 obras teatrales ha escrito y dirigido  Dago García.

- 4 meses de ensayo tuvieron Flavia Dos Santos y el Flaco Solórzano.

- 9 Períodos de la historia se abordan en la obra. 

 

 

Fotos: Juan José Horta.

 

 

Por Mónica Diago

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