Con 10 años de experiencia en prensa, radio y televisión, y como asesor de un senador, sus textos narran su experiencia en los dos lados de la noticia. A continuación, te compartimos su punto de vista sobre el oficio y sobre el valor de ejercerlo con responsabilidad en tiempos de noticias falsas.
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Has escrito dos libros sobre periodismo. ¿Por qué es importante que las nuevas generaciones entiendan esta profesión?
Porque el periodismo es uno de los pilares de la democracia. En un mundo tan cambiante como en el que estamos, donde las redes sociales se han convertido en muchas ocasiones en una verdad universal, es importante que los que están empezando en esta profesión entiendan la relevancia del verdadero periodismo, sobre todo en momentos cruciales de un país o, inclusive, del mundo. Lo vimos con el Brexit, que los jóvenes de Reino Unido se durmieron, miles creyeron en noticias falsas y como resultado terminó ganando una decisión que afectará a las futuras generaciones de su país en todos los ámbitos. En Colombia ni hablar. Tengo muchos ejemplos, como el plebiscito sobre los acuerdos de paz del 2016, en el que inclusive muchos periodistas de Colombia, en vista de lo frenética que fue esa campaña electoral, cayeron el juego de la desinformación comiéndoles el cuento de frente a muchos políticos.
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Y justamente uno de tus libros, ¿Cómo entrevistar al poder?, se trata sobre cómo hacerle una entrevista a un personaje influyente desde su experiencia en este campo.
Sí, y en general a todo aquel que ostente poder. Muchas veces a los periodistas se nos olvida que la función del periodismo es vigilar el poder y sus instituciones. Para eso estamos. Y a mi juicio no hay manera más directa de hacerlo que formularles de frente esas preguntas incómodas. Es una guerra en la que a veces gana la pregunta y otras la respuesta, como lo decía perfectamente Oriana Fallaci, la gran periodista italiana, una de las periodistas que me ha inspirado. Yo empecé a conocer su trabajo desde cuando estaba en los primeros semestres de la universidad. Me devoré su libro Entrevista con la Historia, que es una recopilación de grandes entrevistas a poderosos del mundo y leerlas me cambio la vida. Me enloquecí. También me han inspirado las entrevistas de Barbara Walters o Jorge Ramos.
¿Cómo así que te enloqueciste?
Porque dije: esto es lo que quiero hacer en mi vida. Así que empecé a buscar espacios que me dieran cabida para presentarles las entrevistas que hacía cuando estaba en la universidad. A los 21 años quedé seleccionado para presentar el noticiero de estudiantes que hacía el pregrado de Comunicación Social de EAFIT y le prepuse al profesor que me diera un espacio de entrevistas y ahí sí fue peor porque empecé a buscar a todos los políticos que visitaban Medellín o que eran de Medellín, como Sergio Fajardo, entonces gobernador de Antioquia, o Aníbal Gaviria, que era el alcalde. Hasta que al año siguiente ya tenía un espacio en el canal de televisión de la universidad y entrevisté a Álvaro Uribe. La entrevista dio mucho de qué hablar porque le pregunté por las declaraciones de renta de sus hijos que había prometido publicar tiempo atrás. Él, visiblemente molesto, contestó de manera aireada y eso catapultó la entrevista en Youtube. Cuando vi su reacción, dije: esto es lo que hay que hacer como periodista, sea el político que sea y de la línea que sea.
¿Qué aprendiste de esas experiencias con los políticos que entrevistó?
Que la verdad está ahí. Hacer las preguntas incómodas a los poderosos es lo que nos hace periodistas, sino para qué estamos. Es nuestro deber. Por eso es que la opinión pública a veces se desilusiona de los medios de comunicación y de nosotros, y nos tildan de arrodillados. Hace rato debimos aprender a tragar después de masticar y justamente en este libro, que tiene entrevistas a políticos de diferentes ideologías que realicé en la universidad y cuando trabajé como periodista político en diferentes medios en Colombia, explico la importancia de la entrevista y cómo hacerla desde mi experiencia.
Entonces, ¿por qué te saliste de los medios para trabajar con el entonces senador Armando Benedetti?
Para tener la visión de los dos lados de lo conforma la noticia. Cuando empecé con Benedetti yo era periodista político en Revista Semana, se acercaban las elecciones del 2018 y créame que aprendí con él qué es el poder y cómo se mueven los hilos en una institución como el Congreso de la República, porque estuve en el corazón de las plenarias, en la aprobación de proyectos importantes en el Senado y sin lugar a dudas como asesor de prensa sortear los temas de él en los medios de comunicación.
Pero no es contradictorio que hayas aceptado trabajar con él teniendo en cuenta la línea tan delgada que hay entre el periodismo y la política en Colombia.
Esa línea la hay en todo el mundo. Lo malo es jugar en los dos bandos como pasa con muchos periodistas en Colombia que son más políticos que periodistas, así hayan empezado su carrera en medios de comunicación. Se la pasan de un lado para el otro con el fin de no perder relevancia en la opinión pública y eso daña al periodismo y a la política en sí. Fueron casi tres años y medio que trabajé con Benedetti. Absorbí lo que más pude, aprendí de él y de su experiencia de 25 años en la política y listo. Mi vida no está en la política, pero sí en la asesoría y periodismo político. Por eso, escribí mi segundo libro El periodismo político.
Que básicamente es tu experiencia con él…
Con Benedetti y de la relación que hay entre la política y el periodismo en Colombia, que justamente eso fue lo que aprendí con él. Hablo, además, de la historia del periodismo, las primeras publicaciones periodísticas de tono político y de crítica por supuesto, además de la asesoría política. Es un libro pedagógico de la misma manera que el de las entrevistas.
Para terminar. ¿Por qué te mudaste para Estados Unidos?
Primero, para aprender bien el idioma inglés porque quiero hacer investigación de campo sobre política nacional y sobre cómo se trabaja una campaña electoral en Estados Unidos, en vísperas a las elecciones del próximo año. Yo siempre había soñado con estar acá aprendiendo de política, consumiendo noticias día a día. Además, yo estoy en New York y tengo algo incrustado en mi alma que es la música disco y funk de los 70s y 80s, y colecciono vinilos desde cuando estaba en el colegio. Acá es la meca de esos fenómenos culturales y de otros tantos de los que estoy aprendiendo y englobando bajo un proyecto que tengo con el nombre de Mr. Trouper.
