El maestro venezolano Juvenal Ravelo, uno de los más importantes artistas de trayectoria del arte cinético en América Latina, hoy presenta su exposición Módulos Cromanticos en el Casa Grau Museo (Calle 94 #7-48) en Bogotá, abierta al público y de manera gratuita hasta el 20 de marzo.
Te puede interesar: Conoce la agenda cultural del 27 de febrero al 5 de marzo
El artista se caracteriza por haber pensado el arte como una manera de participación, por intervenir su pueblo y en comunidad, involucrar a todos los sectores de la sociedad en la actividad artística. Su obra hace parte del movimiento de arte cinético, que es “la estética del movimiento a través de elementos móviles en el caso de esculturas o de ilusiones ópticas en el caso de pinturas”, según comenta.
Sigue a Cromos en WhatsAppY aunque inició en 1920, no fue sino hasta mediados de los años 60 y 70 que la corriente se fortaleció y trajo fuertes exponentes como el portugués Nadir Afonso, el italiano Getulio Alviani y la inglesa Bridget Riley. No obstante, el arte de Ravelo también nació cerca de grandes artistas latinoamericanos como Carlos Cruz-Diez, Jesús Rafael Soto, Julio LeParc, entre otros, quienes en su mayoría se ubicaban en París.
Ravelo hizo lo mismo con su carrera y poco después de cursar el bachillerato cumplió su sueño de estudiar en Europa, donde tuvo amistades de la talla de Gabriel García Márquez y Julio Cortázar. Más adelante, el maestro volvió a Venezuela e impactado con las desigualdades sociales, después de ver que la clase obrera rara vez tenía acceso a los contenidos de los museos, decidió dedicar su arte a la participación ciudadana y al trabajo simbólico y colectivo en su propio país y pueblo de origen.
El “museo al aire libre”
Sus propuestas se han enfocado en integrar la comunidad a la obra y por eso lo ha hecho en las calles y en el espacio público. Así, llegó a crear obras de arte como el mural de 2.400 metros “Módulos Cromáticos” por todo lo largo de la avenida Libertador de Caracas, y otros murales en Francia, La Habana y próximamente en Estambul.
Por esto, ha sido merecedor de varios reconocimientos, incluyendo la Medalla de Ciudadano de Honor de Marcigny (Francia).
La exposición en Bogotá
La exposición gratuita estará abierta en Bogotá desde el 2 al 20 de marzo en el Museo Casa Grau, y también presentará la obra de otros artistas e invitados especiales como Carla Effa de Chile, Roberto Arraiz de Venezuela y las obras de Omar Rayo (QEPD) de Colombia. El curador es el colombiano Franklin Aguirre. La obra del maestro Juvenal Ravelo llega a Colombia gracias a Kleur Gallery de Chile.
La entrevista del Maestro Ravelo
El maestro Ravelo, dio una entrevista a Cromos, y compartió detalles invaluables de su trayectoria, e hizo un recuento de su vida con lucidez y claridad, incluso, recordando anécdotas con estos grandes de la cultura, y muestra que este testimonio de otro siglo es solo prueba de una vida rica y llena de matices de otro tiempo que, sin duda, ha tallado el presente de la cultura latinoamericana.
REVISTA CROMOS: ¿Cómo describiría su arte?
JUVENAL RAVELO: Bueno, el arte que yo realizo está dentro de lo que en el cinetismo yo llamo “fragmentación de la luz y del color”. Está investigación que yo hice se basa en captar fenómenos que ocurren con la descomposición de un rayo de luz blanca en varios colores, como los estudios que hizo el físico Isaac Newton.
Inspirándome un poco en esa investigación científica estructuré mi lenguaje con elementos reflectantes en combinación con el color que, por desplazamiento del espectador, se van fragmentando y con ello se producen varios fenómenos ópticos. Entre ellos, también, la captación del medio ambiente, que entra en la obra por los elementos reflectantes que tienen la capacidad de recoger la visión (son láminas brillantes de espejos coloreados en algunas partes y otros sencillamente en blanco). Todos estos componentes configuran la obra para llegar a esa fragmentación de la luz y de color. Además, hay dos propuestas en esta misma corriente. Una tridimensional, que es con todos los elementos que componen la obra y otra bidimensional, que antes se hacía mucho con la serigrafía, pero ahora con nuevas tecnologías del nuevo milenio aprovechamos porque las obras quedan impecables. Cuando es bidimensional se trata solo de la fragmentación del color porque es un solo plano y el elemento luz no está allí. En este caso se conjugan las dos cosas.
R.C.: ¿Qué recuerdos o primeras imágenes asocia a sus primeros acercamientos al arte cuando niño o joven?
J. R.: Recuerdo que mi padre era un pintor autodidacta, y un tío mío también. Mi padre firmaba sus cuadros como Juan Antonio Perfetti. Yo tengo el apellido de mi madre que es Ravelo. Un tío llamado Andrés Ravelo. Ellos pintaban sus cuadros, y a pesar de que estaban en la provincia, y no en Caracas, tenían cierto éxito. Yo comencé pintando allí a partir de los 10 o 12 años. Empecé a meterme con los dibujos y los colores y de los primeros cuadros que hice fue a “Miranda en La Carraca”, un cuadro famoso que pintó un pintor venezolano del siglo XIX y principios del XX llamado Arturo Michelena. Yo lo copié y me dio un resultado muy bueno, recibí los primeros aplausos en el pueblo.
Siendo autodidacta le doy el valor, pues porque eso fue mi arranque en el mundo de las artes. Esos dos cuadros en primer término porque me hice muchos más de paisajes de Caripito, claro, sin tener conocimiento de la perspectiva ni de la geometría para defenderme y dibujar la naturaleza. Pero lo hice a mi manera y logré hacer unos cuantos cuadros en esa época.
R.C.: Hablemos de los murales en comunidad, ¿qué fue lo más impactante de ese primer reencuentro con su comunidad en el que involucró a la gente de Los Cerritos? ¿Por qué se asocia su arte a la participación?
J. R.: La asociación viene por investigación, inquietud y análisis. Yo me di cuenta de que en las exposiciones de la obra individual, que como lo hacemos todos los artistas del mundo, en galerías de arte, en museos, hay un sector de la sociedad que no participa nunca de esa exposición. Es la gente de los sectores populares, son obreros, trabajadores de distintas ramas que viven en las prácticamente siempre en las barriadas marginales a lo que es el casco de las grandes ciudades.
Me di cuenta de eso y comenzó mi inquietud al mismo tiempo que pintaba los cuadros y que participaba en las exposiciones. Y pensé y me dije: “tengo que inventar la búsqueda de ese acercamiento para que estas personas puedan tener la posibilidad de tener algún contacto con el arte y, sobre todo, con el que yo hago”.
Antes hubo experiencias que salieron a flote en la historia del arte este llamado “realismo socialista”, muchos pintores pintaron las escenas de esa clase y de la miseria y de la pobreza, con diferentes temáticas. Hubo varios intentos en Venezuela, de artistas figurativos en la historia de la pintura de América Latina, como el movimiento en México con Diego Rivera, Siqueiro y Jose Clemente Orozco, que tuvieron como temática el origen de los mexicanos desde la perspectiva de la raza y la mezcla con la indígena. Eso fue una guía más o menos, para mí. Sabía que tenía que ir yo directamente al barrio. En París estructuré la metodología de cómo lo iba a hacer, y me doté de un equipo un arquitecto, una psicóloga y un sociólogo.
Allí creé los módulos cromáticos para la fachada de las viviendas y de eso se iba a emanar con los muros que estuviesen en el en el barrio para buscar una fusión de la obra mural con la fachada y buscar una relación este de armonía con los colores.
Vine de París a Venezuela y fui al pueblo donde yo me crié de niño, para llevárselo a ellos como un regalo convoqué a toda la comunidad junto con el equipo y allí comenzó el año 1975. Comenzamos el primero de diciembre y terminamos el 30 de diciembre. En conjunto con toda la comunidad se transformó todo el barrio en una obra de arte.
R.C.: ¿Por qué el arte es imprescindible en una sociedad?
J. R.: Debe estar presente en la sociedad. ¿Por qué se conoce lo que pasó en la historia en Italia? Se conoce por el arte. Sin él sería muy difícil que se tuviera esta especie de crónica histórica. Es lo que hacen los cronistas y viajeros. La Revolución Francesa despertó y se regó como como idea, ese deseo de acabar con lo absoluto. Esto lo sabemos cuando entramos al Museo del Louvre en París y vemos reflejada esa historia. Los acontecimientos más fuertes siempre son retratados por los artistas de la época. Está la coronación de Napoleón, y sabemos de eso porque ese registro está en un cuadro. Sabemos de sus batallas donde es vencedor y donde es derrotado, objetiva y gráficamente por la presencia del arte.
Antes de la fotografía los pintores utilizaban su propio talento como referencia. También, el arte es una necesidad de expresión espiritual del hombre. El arte tiene el poder de neutralizar las crisis, aunque ser artista plástico sea un camino lleno de espinas.Como digo yo hoy, para ser artista se necesitan dos cosas: tener el coraje de soportar todo lo adverso y ese camino horrible que se presenta hasta llegar a su meta de tener reconocimiento de toda la sociedad; y lo otro, tener fe en el trabajo.
Si un artista se desvía, por el hecho de que no tener fama inmediatamente o de que no le compren su obra, y se va, por ejemplo, a tratar de imitar a los pintores impresionistas pintando los paisajes o a los rescatistas, la historia después no lo recogerá. Ya lo vemos con los que ya han sido grandes maestros, figuras en la historia que comenzaron con un estilo y los desarrollaron y lo llevaron hasta su máxima expresión y por eso se conocen hoy, como Pablo Picasso, Mondrian o Kandinsky. El arte siempre será una necesidad espiritual.
R.C.: Cómo será su libro y cuándo se publicará?
J.R.: En su contenido hay varios análisis, tiene una parte autobiográfica donde yo voy contando mi viaje de Caripito a Caracas, luego de regresar de la Escuela de Bellas Artes, que estuve como docente en la misma escuela y en uno que otro liceo, enseñando educación artística. Seis años transcurrieron así. Hablo también de cuando en 1964 me voy a París para estudiar Sociología del Arte y luego ingreso a la investigación sobre el arte cinético. Habrá ensayos sobre otros asuntos del arte latinoamericano y algunas anécdotas con Cortázar y otras amistades de la época. El libro va a ser publicado a mediados de este año, o sea, hacia hacia los meses de julio o agosto.
Te puede interesar: Raymond Weil rinde homenaje a los artistas colombianos