Hablar con él toca fibras incluso para los hombres que están decididos a no tener hijos. Ponerles palabras a los sentimientos es casi un arte, pero Josse no se queda corto ni escatima adjetivos para describir lo que siente por su familia. Al consultare por la diferencia entre el amor de pareja y el paternal, el cordobés responde: “En el amor de pareja siempre hay expectativas, esperas una reciprocidad, la gran diferencia con el amor a un hijo es que este es incondicional, inquebrantable, ilimitado y permanente. Lo que siento por los míos es muy loco, porque gozo con cada cosa que puedo hacer con ellos sin esperar nada a cambio”, confiesa a Cromos.
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Sigue a Cromos en WhatsAppDaniel, Juan José y el pequeño Mateo reciben el amor de un hombre que hace años abrazó la paternidad como una experiencia espiritual. El mismo Josse sostiene que sus vástagos están por encima de su trabajo, de sus deseos individuales y abarcan su pasado, presente y futuro: “La realización personal cada uno la encuentra de formas diferentes, algunas personas la encuentran en el dinero, otros en el trabajo, fíjate que al final todos son logros materiales. Vengo entendiendo que mi realización no va por ahí, yo me realizo como ser humano siendo papá, lo he aceptado y lo agradezco a Dios, porque trabajo nunca me falta, pero no vivo en función de eso, no quiero acumular riqueza. Quiero acumular recuerdos con mis hijos”.

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Josse Narváez: Daniel y Juan José son su escuela
El mayor de los Narváez Hurtado se está preparando para ser piloto. En las fotos de las redes sociales se pueden ver a Daniel y a Josse en una avioneta, volando muy alto, cerca de las nubes. Así describe el exconductor de Guerreros a su hijo: “Daniel es un muchacho tranquilo y racional, es volado a ratos, pero es analítico, por eso escogió su profesión. Para ser piloto necesitas serenidad frente a los problemas que se presenten. No me imagino a un piloto asustado, incapaz de reaccionar en una situación adversa”.
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Daniel es el segundo en la lista. A diferencia de su hermano mayor, es más impulsivo y extrovertido. Lo suyo no es el aire, todo lo contrario: es el agua. Es nadador de alto rendimiento, representa a Bogotá en torneos nacionales y a nivel internacional se ha vestido los colores de la selección Colombia. Josse es su fan número uno y no se pierde las competencias.
Sobre la responsabilidad de ser papá de un joven y un adolescente, el protagonista de esta edición afirma: “ser papá es difícil porque hay que poner límites, te enfrentas a diario con una pregunta: ¿hasta dónde intervienes de tal manera que no los frustres?”. En sus veintes fue papá de Daniel y llegando a los treinta hizo lo propio con Juan José. Hasta hace unos años creyó que no vendrían más, pero la vida le preparó una hermosa sorpresa.
La llegada de Mateo a su vida y a la de Cristina Hurtado
Los dos primeros años de la pandemia lo golpearon. El encierro abrupto y la cuarentena estricta hicieron mella en su corazón. Sin rastros de un porvenir positivo para la humanidad, Josse y Cristina se encontraron con una noticia que los sacudió. “Todos pensamos que el mundo se iba a acabar, que nos quedaba poco e imagínate de repente traer un bebé ... A mí me pegó duro, fue inesperado, te confieso que me confrontó”, recuerda.
Después de la noticia, Josse comprendió que el tercero nacería con un propósito. Mateo fue una respuesta a sus oraciones en los días oscuros, en los que libró un pulso fuerte con una angustia que pudo superar con determinación y fortaleza: “Dios te habla de formas inesperadas y El niño ha sido un regalo tremendo, un oxígeno para la pareja y felicidad para la familia. Tengo el corazón lleno de propósitos, me siento renovado, algo habremos hecho bien para que Dios haya confiado en nosotros a un ser inocente”.
Mateo es un bebé risueño que no les quita la mirada a sus padres. Su sonrisa cálida y su carisma son el reflejo del amor que le comparte su papá incluso cuando está dormido en su coche o en la cuna. “Es muy entendido, ya hay conexión entre nosotros, me ve y se muere de la risa. Estoy loco de amor, él me dio mucha vida”, confiesa.
Hay días en los que se pregunta “¿qué estaría yo haciendo si no te tuviera hijos?”. La respuesta es imposible de hilar, pues para Josse Narváez no hay nada más sabroso que estar con sus tres guías (como también le gusta llamarlos). Anhela conservar vitalidad para apreciar cada mimo, mirada y risa de su pequeño, y para celebrar los logros de Daniel y Juan José. El padre que es hoy está maduro y renovado, por eso se goza los detalles simples pero poderosos del pequeño que encendió aún más la llama de su amor por los integrantes de su amorosa familia.
