
¿De qué se arrepiente? Me equivoco mucho, pero no me arrepiento de nada. / Foto: David Schwarz.
¿Cuál es el insulto que más le ha dolido?
Estoy blindado contra los comentarios; nunca me he sentido insultado. Frente a las opiniones de los otros, buenas o malas, repito: “apártate de mí, Satanás”
¿Es mejor ser amado u odiado?
En mi trabajo, lo mejor son las dos cosas. Parte del éxito está en producirle frío a unos y calor a otros.
¿Cuál es la mejor arma para defenderse del insulto?
No me gustan las armas. Prefiero las estrategias.
¿En qué cree?
En Dios, en quienes me rodean, en la gente buena de mi país y en las bondades de la carne de cerdo.
¿Cuál es su idea de la felicidad?
Una tarde en el campo con un sol radiante, con mis hijos y mi esposa, comiendo pollo con la mano y papas saladas con ají.
En una frase, ¿cómo describiría a Jéssica Cediel?
Una mujer muy bonita.
¿Y a Gregorio Pernía?
Tengo por principio no hablar de gente que no conozco.
¿A quién le gustaría estrecharle la mano?
A cualquiera que quiera estrechar la mía... y al que no quiera, también.
¿Ha pensado en el retiro?
Más que los que me quieren ver afuera. Pero son demasiados los que no me han dejado.
¿Cuál es su mayor miedo?
Que usted siga haciendo preguntas que no tengan nada que ver con el libro y nos dediquemos a perder el tiempo en cosas inútiles.
¿A quién admira?
A mi mamá, a mi esposa, a mis hijos, a mis hermanos, por muchas razones.
¿Qué libros tiene en la mesa de noche?
Ninguno. En la cama hago cosas distintas a leer.
¿Cuándo cambia de canal?
Cuando presentan esa cosa de la Cámara de Representantes o del Senado.
De todos los premios que le han dado, ¿cuál es el más importante?
El cariño, el aplauso y el respeto de los demás.
¿Y qué le sobra?
Máscaras y egos.
¿Qué consejo les da a quienes quieren ser presentadores?
Que sean ellos mismos.
¿Qué programa le gustaría presentar?
Animalandia. Pero ya no lo dan.
¿Por qué lo tildan de malgeniado?
Porque no me conocen. Pero me gusta mucho que piensen cosas equivocadas sobre mí: eso le pone más misterio al juego.
Un vicio que no ha podido dejar.
Mi esposa y el ser... vicio a los demás.
Si no fuera presentador, ¿qué?
Escritor, amigo, conferencista, papá, mago, asesor, cocinero, policía, esposo, publicista y, sobre todo, buena gente.
¿Cuál es su frase de cabecera?
“Padre nuestro que estás en los cielos...” y sigue.
Un agüero…
No recibir ni entregar el salero en las manos de otro.
¿Cuál ha sido su mayor extravagancia?
No ser extravagante.
¿Cómo hacer para seguir vigente?
Por la generosidad de los televidentes y la pasión por lo que hago.
¿Cuándo miente?
Cuando digo que estoy cansado.
¿Qué palabras pondría en su epitafio?
Me bastaría con mi nombre. En cualquier caso, le tocará ponerlo a otros.
¿Quién es el mejor presentador de la televisión colombiana?
Si me da cincuenta páginas de su revista, le respondo encantado.
Después de Jota Mario, ¿quién?
¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? Todavía no he podido saber si soy huevo o gallina.
¿Qué le falta a la televisión colombiana?
Más Pachecos y Glorias Valencia de Castaño.
El peor consejo que le han dado...
Que hiciera dieta, ejercicio y dejara de fumar.
El insulto que más disfruta decir.
“Muy Buenos Días”.
¿Qué programa lo hace apagar el televisor?
Qué pena, pero solo veo las noticias.
¿Qué les diría a todos los que quieren verlo afuera de la televisión?
Que les agradezco los buenos deseos. Yo también quisiera estar afuera.
