
La cultura popular está de moda
Martina llega al estudio de fotografía luego de ofrecer conciertos en Montería y Coveñas. En una noche puede tener tres shows, que duran entre 45 minutos y una hora. Pipe escucha a su mamá Martha Bueno, quien le consulta sobre la invitación de Jorge Barón a su espacio televisivo, que coincide con la fecha de la presentación en Nobsa, Boyacá. El artista, de 23 años, conversa por el celular con Wisin, sobre la canción que hicieron juntos y que pronto saldrá al mercado. Tras finalizar la temporada de Tu cara me suena, Martina, de 28 años, es imagen de varias campañas publicitarias… ¡No paran! Con ellos, no cabe duda, ¡lo popular está de moda!
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Martina canta para mantener la tradición
Creció con la certeza de que muchas cosas no eran normales. Que había algo en casa, en el corregimiento El Carito, de Lorica, Córdoba, que los hacia diferentes. Allí se oía todo tipo de música, más allá del vallenato, tan lógico en tierras de la costa.
De figura menuda y marcado acento costeño, Martina asegura contundente: “Por gusto nos quisimos poner los pantalones y defender con todo nuestras raíces. Primero, porque sentimos un amor inmenso, con esa música crecimos, es lo que somos, es nuestra identidad. Y dos, como colombianos y caribeños sentimos la responsabilidad de no permitir que nuestras raíces y nuestras costumbres se pierdan”.
La música ha sido esa excusa para el rescate de lo más puro, de lo que está en su piel, en su voz y en sus movimientos. Y es que Martina habla en plural, porque también se refiere al trabajo musical de su hermana Adriana Lucía, quien precisamente estrenará el documental Porro hecho en Colombia, como otra forma de proteger esa historia. “Nos encanta ser parte de una generación que se siente orgullosa de lo propio, que aunque moderna, no niega su orgullo y trabaja para mantener esa historia”, señala.
Al hablar de lo popular retoma el plural: “Es lo que somos, es nuestra identidad… Me considero muy popular por haber nacido en un pueblo, por haber crecido escuchando porro, fandango, cumbias y bullerengues, y por mi manera de ser. ¡Soy una pelada de pueblo! Lo defiendo y no quiero perder ese orgullo”. Y seguro que no se le olvidará mientras de su cuello siga colgando la cadenita en la que se lee Caritera.
“No solo es cool lo que es en inglés o las marcas de afuera. Tenemos que mirar hacia adentro, porque aquí hay una riqueza maravillosa. Y a la onda hípster de hoy debemos agradecerle esa recuperación de lo básico, a lo que se supone que no es cool y que hoy lo es”. La recuperación de la esencia, las miradas al pasado que rescatan maneras y siluetas, que se exhiben en escenarios y con actitudes en los que el orgullo le gana a la vergüenza.
Reconoce que su decisión de interpretar los géneros populares del Caribe lo aprendió en el camino. “A pesar de que crecí escuchando estos géneros, siempre quise hacer pop, inspirada en Beyoncé, Britney Spears, Rihanna. Y me decía, nadie me lo va a creer, porque no soy esto. Mi tarea, entonces, era hacerlo propuesta y convertirlo en algo creíble. Decidí tomar los sonidos, colores y matices de la música de raíz y mezclarlos con lo moderno. No es una fórmula nueva, ya lo han hecho Carlos Vives, Adriana Lucía, Bomba Estéreo y ChocQuibTown, pero quise ofrecer mi aporte”.
Y, ¿qué pasó? Lo que antes era marcado como lobo, distante y, por ende, muchas veces vilipendiado desde el rechazo o la negación, hoy se acepta y legitima desde la afirmación y la apropiación. “Estamos ávidos de lo nuestro”, anticipa. De saber que algo nos pertenece y que pertenecemos a él. Para hacerlo, agrega, hay que rescatar las raíces, no solo de la música, también de las expresiones culturales y estilísticas. “En este mundo que a veces es tan facilista, tan de mentiras, es necesario aferrarse a algo de verdad y eso lo encontramos aquí adentro”. Se toca el corazón.
Y en busca de esas verdades, Martina reclama que se pongan de moda la caja vallenata, los cueros, el alegre, la tambora, la gaita, la flauta e’ Millo. ¿Y su aporte? ¿Qué hace la artista todos los días para que ese sea el camino, para que la voz que reclama no se quede escondida? “Quisiera ser la cara fresca de todo esto. Somos una herencia del maestro Carlos Vives y entendemos su legado desde la necesidad de darle vida a lo propio. Así los modifiquemos o les agreguemos sonidos más modernos, seguir respetando los sonidos autóctonos, la raíz de todo. Estamos en una carrera de relevos y nos entregan la posta para seguir con ese legado. Yo simplemente estoy haciendo música con el corazón para mantener la tradición”.
"Quiero que se pongan de moda nuestros instrumentos: la caja vallenata, los cueros, el alegre, la tambora, la gaita y la flauta e’ Millo."
Pipe Bueno: “mi música conecta con el sentimiento”
La versatilidad es una palabra que le gusta. Cantó Treasure, de Bruno Mars, en los Premios Shock. Con Maluma hizo La Invitación, y Este amor no murió lo llevó al género de la cumbia. Pero, sin duda, es conocido en la esfera musical por la apuesta que hizo a los 16 años: cantar música popular.
Pipe llegó a un mundo de cantantes (y, por qué no seguidores) adultos, con una carrera consolidada, porque las cosas de la vida suceden así, de manera súbita, sin que nada ni nadie las pueda detener. Él, que rabiaba cuando tenía que dejar las tardes de fútbol o de ocio en casa, para acudir a las clases de música y técnica vocal, hoy entiende que sus padres descubrieron su talento mucho antes que él, y que por eso, obstinados, le ordenaban cumplir con la academia musical y, con más cariño que autoridad, pedirle en todas las fiestas: ¡Pipe, cante!
Y cuando el joven atendía la petición de los padres solo se le ocurrían canciones populares de Luis Alberto Posada, El Charrito Negro y Darío Gómez, a quienes se refiere como juglares. Él, que pudo haber elegido cualquier otro género, contagiado por sus amigos o por las apuestas exitosas del mercado en ese momento, se decidió por la música que escuchaban sus padres en la casa de Cali, que hablaba de dolores y penas desgarradoras.
Ya son casi ocho años de trabajo. Antes de ser mayor de edad cantaba con actitud de arrepentido y enamorado temas como Recostada en la cama, No voy a morir, Mala, Me enamoré y piezas reconocidas del cancionero mexicano como Le hace falta un beso o Te parece poco, que habla de largas relaciones amorosas y emociones profundas y arrebatadas, si se quiere, lejanas, entonces, a sus vivencias personales.
Se siente orgulloso, precisa, de no ser un producto inventado. “A mí no me escogieron por bien parecido para que cantara este género. Lo hago porque me nace, porque siento esta música y defiendo lo que hago en la tarima. Porque soy un fanático del género, porque lo conozco y porque sé a qué nichos se dirige. Estaba muy sectorizada y por eso quise llevarla a otros espacios, para que otros públicos tuvieran la oportunidad de escuchar esas canciones que yo tanto quería y disfrutaba”. Y el tiempo le ha dado la razón. En su agenda ya está anotada la invitación a presentar su show en el prom del colegio Nueva Granada, según palabras de su mamá.
Hoy asegura que quiere llevar el género popular a otro nivel, con un lenguaje más universal, sostiene, y con un aire más construido. El mejor ejemplo es su más reciente canción Te hubieras ido antes, de la que presentó versión popular (despecho) y pop, lo que lo tiene sonando en más emisoras y, seguro, cautivando a nuevos y disimiles públicos. Y generando esas reacciones que tanto lo sorprenden y emocionan.
“Es una canción profunda, con un sentimiento desgarrador, cabrón… Es el ejemplo perfecto de cómo quiero lograr que la música popular tenga un lenguaje nuevo. El equilibrio que he estado buscando y por lo que estoy trabajando. Eso es lo maravilloso de mi música: conectar con el sentimiento”.
"Mi música tiene que ver con amor y desamor, y el consumidor del género se dio cuenta de que yo no había cambiado lo que le gustaba."
“La música que yo canto tiene que ver con las vivencias de todo el mundo: amor, desamor, tristeza, alegría y el consumidor del género se dio cuenta de que no había cambiado lo que le gustaba”. Cambió, sí, la propuesta visual, en su vestuario y en el lenguaje de los videos, que se alejaron de las narraciones en casas campestres o cantinas, con el artista rodeado de caballos y mujeres voluptuosas. De hecho, su primer video, Recostada en la cama, fue hecho en formato cine.
Hoy, Pipe, agradece la manera cálida como lo acogieron los grandes exponentes del género despecho, con quienes hoy comparte tarima de manera habitual. “Soy la ñaña de ese parche”, asegura. Y, para no descuidar a los seguidores de su edad, les apunta a nuevas posibilidades musicales. Tras el éxito y el buen recibimiento que tuvo La invitación, al lado de Maluma, está trabajando un tema con el reguetonero Wisin. Géneros de lo popular que él abraza con agrado y, siempre, con ganas de más.
CRÉDITOS:
Fotografía: Hernán Puentes
Asistente de Fotografía: Junior Rojas
Maquillaje y Peinado: Alex Ramos / Vestuario: Beatriz Arango
Producción: Mónica María Moreno


