
Desde Washington y junto a mi equipo de soñadores, llevamos las naves más rápidas de la NASA –Nuevos horizontes y Juno– hasta Plutón y Júpiter. Llegar hasta estos planetas, a una velocidad de 27 kilómetros por hora y después de varios años de viaje, es un logro maravilloso, ya que estudiarlos nos permitirá entender cómo se originaron el Sistema Solar y la vida en la Tierra, y nos dará luces para encontrar nuevas fuentes de energía.
Desde que era niña, soñaba con que mi trabajo me acercara a los planetas. Ahora, después de mucho esfuerzo, puedo decir que llevo 40 años como ingeniera de la NASA. La persistencia ha sido un ingrediente muy importante para llegar hasta aquí, y prepararme y defender mis ideas fueron los ejes que me permitieron sobrepasar los obstáculos. Aunque este año me faltó tiempo, quiero dedicarme a transmitir el conocimiento que he adquirido.
Sería una fortuna poder difundir todos los elementos extraordinarios detrás de la exploración espacial, ya que muchos desconocen que entender lo que ocurre allá afuera nos enseña estrategias para mejorar la siembra y la pesca, para conservar fuentes de vida como el agua, y para mitigar los desastres naturales.
Además de hacer realidad ilusiones que tenía desde niña, 2016 fue magnífico porque tuve el honor de ser nombrada Científica hispana del año por el Museo de Ciencia e Industria de Tampa, Florida, y de recibir la Orden de la Democracia Simón Bolívar, que otorga la Cámara de Representantes colombiana y que por primera vez se da a la ciencia. Está claro que los sueños se pueden lograr si trabajas duro y crees en ti mismo.
Cuando exploramos el espectro, vemos que está compuesto por un arco iris y su franja más alta es la púrpura. Por esta razón puedo decir que este año ha sido de este color, estamos en ese proceso de evolucionar como especie de un solo planeta a una especie interplanetaria”.
Foto: David Schwarz
