Por: Karen Rodríguez Rojas @KarenRRodriguez
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Género: Documental
Guión: Juan Carlos Quevedo y Laura Barrios
Reparto: Martina Vivas, Zorayda Gallego, Estela Cuervo y Liceth Quiñones.
En Buenaventura, sobre la costa pacífica colombiana, ser partera no es solamente recibir a un niño, es convertirse en esa persona que estará ahí para servir a la mamá durante el embarazo, el parto y su recuperación. Ellas son la representación de una tradición que les ha permitido a las madres tener a sus hijos en sus casas, rodeadas de su familia y al son de cantos que celebran la vida.
Por las calles se escuchan currulaos y bundes. Entre las casitas de madera se encuentra una partera y la mamá que está lista para dar a luz. La partera la guía para que sepa cómo debe pujar. Ella está lista para recibir al niño en sus manos y cortar el cordón umbilical. Si hay complicaciones, prepara una infusión de hierbas medicinales. El ambiente se torna místico, el nacimiento es una especie de ritual que conecta a todos los presentes.
La labor de estas mujeres, que es aprendida desde que son niñas y ha pasado de generación en generación, es reconocida en el documental Las parteras del puerto, de Laura Barrios, una joven directora que en el 2015 viajó al Pacífico colombiano con el interés de narrar una historia que sirviera como reconocimiento y salvaguarda de la tradición, como parte de un proceso académico que desarrollaba.
La realización del documental tardó seis meses. En este tiempo, Barrios conoció a las más de cien parteras congregadas en la Asociación de Parteras Unidas del Pacífico (Asoparupa), que corresponde a la zona rural y urbana. Se reunió con ellas y tomó el testimonio de cuatro –Martina Vivas, Zorayda Gallego, Estela Cuervo y Liceth Quiñones– para presentar una propuesta audiovisual de 21 minutos. En ella, estas mujeres son las encargadas de relatar qué es la partería, cómo se ejecuta y sus beneficios, para así dejar de estigmatizar una práctica que fue reconocida por el Ministerio de Cultura como Patrimonio Cultural de la Humanidad, en octubre del 2016.
“Me nació ser partera porque mi mamá era partera. Ella nos sacaba a todas nosotras y de ver eso me emocioné y aprendí. Cuando llegué a Buenaventura fui a todos los puestos de salud e hice mis cursos. El primer niño que agarré era de mi cuñada, me dieron muchos nervios porque todavía era pequeña, pero me fui animando y ahora le digo que ese es un gozo. Tuve diez hijos, nueve de tiempo y un aborto, y nunca fui a un hospital porque lo dejan a uno ahí. En Buenaventura he parteado a 480 niños. Les digo, a las que quieran, que vengan a mi casa y yo les enseño, pero ya no vienen, creo que no les gusta. Yo me muero y eso queda perdido”, dice en el documental Martina Vivas.
Para que este legado no muera, Liceth Quiñones, directora de Asoparupa, trabaja todos los días para formar a las nuevas generaciones que quieran ser parteras. Es una responsabilidad que implica tener la vida de alguien en las manos, así que requiere preparación previa.
Este grupo de mujeres de todas las edades mantiene esta tradición heredada de la Orisha Yemayá –deidad femenina conocida como la reina de los mares–, quien concebía el hecho de traer vida al mundo como un arte ancestral. Ellas están comprometidas a apoyar a quienes deciden tener sus hijos en casa y a quienes no tienen maneras de acercarse a un hospital.
El documental se presentará en el 4º Festival Internacional de Cine por los Derechos Humanos de Bogotá, que se realizará del 11 al 18 de agosto en la capital y también pasará por Medellín, Cartagena, Barranquilla, Soacha y Puerto Colombia.
La partería, apoyada por la Organización Mundial de la Salud, ayuda a preservar los saberes medicinales ancestrales y le enseña al mundo otra manera de nacer, ya que dignifica y humaniza el parto. En ese sentido, Las parteras del puerto es un homenaje a esas mujeres que hacen que dar a luz se convierta en una fiesta de bienvenida en la que se le canta a la vida.
El documental no es una obra maestra, porque son evidentes las limitaciones económicas para su realización, pero el tema que desarrolla es valiosísimo y su estética es tan cuidada y conmovedora como su música, que a ritmo de tambor y marimba celebra la fiesta que es nacer.
Fotos: Equipo de producción Las Parteras del Puerto.