"No me echaron de ESPN", Tito Puccetti
Muchos consideran su regreso al país una derrota, un retroceso profesional, un error. ¿Qué periodista deportivo cuerdo renuncia al “Disneylandia de los deportes”? ¿A qué volvió? Conozco a Tito desde hace más de 30 años y se lo pregunté: “Los años no vienen solos. La pasión de lograr los sueños empieza a cambiar cuando se tiene una familia”, respondió el periodista de 46 años.
Por eso se dejó tentar por una oferta de Caracol Noticias y Blu Radio y le dijo adiós a Buenos Aires, después de una estadía de ocho años, de muchos logros y contadas frustraciones.
En Argentina deja un hijo: Balón Dividido. “Tener un programa de fútbol colombiano desde Argentina es una cosa rarísima. Cuando se lo propuse a los productores me dijeron ‘usted está loco’, pero molesté tanto que lo logré”. En sus palabras se siente el orgullo, a pesar del sinsabor que pasó cuando, en un golpe al ego y una lección de humildad, lo sacaron por un tiempo de la dirección del programa por un tema de permisos mal gestionados y lo sustituyeron por Andrés Marocco. “Me dolió en el alma y no por ser panelista, sino porque ese programa era mi hijo. Yo lo luché cuando no había presupuesto y cuando ya era un éxito, y todos los demás querían era ver cómo nos quitaban rating, me sacan”. Después todo volvió a la normalidad y él retomó sus funciones iniciales. Pero ese episodio, y uno que otro error al aire que resultó en una lapidación inmisericorde en redes (como cuando confundió el Camp Nou por el Bernabéu), no son nada comparados con sus satisfacciones laborales.
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Dirige el espacio El Camerino, en Blu Radio, que se emite de lunes a viernes, de 8 a 9:30 p.m.
De su "exilio profesional" destaca cuando, junto a Jorge Bermúdez, “el Patrón”, narró la final de la Champions, en la que el Real Madrid alzó su décima copa. Terminado el partido, aprovechando que estaba en Europa, le dijeron del canal que viajara a Italia a cubrir a un tal Nairo Quintana, que corría el Giro. Esa afortunada coincidencia se convirtió en un recuerdo inolvidable en su carrera.
Tito tuvo la alegría de narrar el primer gol de James Rodríguez con el Real Madrid. Un gol que lo emocionó porque su alma es colombiana y porque luego de tantos años inmerso en en este mundo sabe del esfuerzo de los deportistas que logran abrirse camino. Atesora también los amigos que dejó, en especial a sus jefes y maestros Miguel Simon y Quique Wolff, de quienes aprendió a investigar y a sacar datos de una forma respetuosa y periodística. “Ellos tienen el encanto de contar las cosas de una manera muy especial”. De Quique dice que es un hombre generoso, de esos que poco se ven en este mundo de los medios. “A él, que es una celebridad, no le importaba hacerse a un lado para que tu brillaras”.
Entonces, mientras me narra apasionado sus mejores recuerdos, volvemos al lugar donde empezó la conversación, a las razones para dejar el trabajo de sus sueños. Me cuenta de aquella llamada que recibió en 2013 en la que le avisaban que su mamá, Flor Alba Carvajal, había sufrido un derrame. Tito no alcanzó a verla viva. Se sintió lejos y el sentimiento nunca más lo abandonó. No pudo evitar llorar. “No es que con mi presencia fuera a vivir, pero seguro darle un beso de despedida hubiera sido especial, ella sentiría que yo estaba allí”. La entrevista se pone personal. Era inevitable por la amistad que nos une desde mediados de los 80. Por esa amistad sé que Tito siempre tuvo el don de la palabra y sé también que así encantaba y enamoraba en las calles de Bucaramanga, la ciudad donde crecimos. Era popular, divertido y muy amiguero. Sigue siendo el mismo que recuerdo, el pelo lacio, los dientes mucho más blancos, el mismo que sabía que la dicha estaba en narrar fútbol por radio, el partido que fuera, solteros contra casados, Real Madrid contra Barcelona. Ahora está mejor vestido, de saco y corbata por su trabajo. Ahora lo veo más tranquilo, más espiritual, más sosegado.
De su "exilio profesional" destaca cuando, junto a Jorge Bermúdez, “el Patrón”, narró la final de la Champions, en la que el Real Madrid alzó su décima copa.
Tito vuelve a sus raíces, a hacer lo que más le gusta, a narrar fútbol. Narrar es algo que lo mueve y lo apasiona. Vuelve a Colombia cuando el país cuenta con gran prestigio deportivo. Vuelve a Caracol. Vuelve a lo suyo. No se siente perdedor. Vuelve porque quiso y las decisiones son así. Radicales. Como el fútbol: se gane o se pierda hay que prepararse para el siguiente partido. Vuelve a hacer equipo con sus excompañeros y con su jefe Javier Hernández Bonnet, quien lo llevó a Caracol hace 18 años. “Javier es un jefe extraordinario. Es una persona con un olfato periodístico increíble. Ve la noticia donde yo a veces no la veo y eso debo aprender de él”.
Pero el Tito que vuelve no es el mismo que se fue. El de hoy tiene encima ocho años de experiencias y enseñanzas en el gigante deportivo ESPN, donde aprendió de todo, como que las peleas laborales mueren en la oficina y que el éxito radica en no apasionarse demasiado por ningún equipo. “Amo tanto el fútbol que no lo voy a dañar por amor a una camiseta”. Regla que encuentra su excepción con la amarilla de la Selección Colombia.
Vuelve convertido en un periodista deportivo de renombre, donde sus opiniones son valoradas y respetadas. “Antes de irme la gente sabía que era un buen periodista, hoy me llaman a preguntarme qué opino”.
Empacar maletas y tomar rumbo al sur del continente fue su mejor decisión. Pero volver también lo es. ¿Luego de dos meses de haber vuelto se arrepiente? “No. Al ver que el rating es bueno cuando salgo en el noticiero (ahora es muy fácil medir todo). Al ver que el programa en Blu Radio va tomando forma y seguidores. Pero sobre todo al ver que tengo tiempo de abrazar a mi papá, de estar con mi familia, de ver a mis amigos… Estoy seguro de que tomé la decisión correcta”.
Lo que no sabes de Tito Puccetti
- Nació en Calamar, Bolívar, y su nombre es Jesús David.
- Es el único hombre entre 4 hermanas. Perteneció a Interact (club de pequeños de los Rotarios).
- En el año 93 se hizo reportero del noticiero AM-PM.
- Está casado desde 2005 con la cartagenera Olga Peynado.
- Tiene una revista mensual deportiva: La Liga, que edita junto a su colega Ricardo Henao Calderón, otro apasionado como él.
Foto: Daniel Álvarez - Archivo particular.