Olga Martínez, la escritora que enseña cómo salvarse a través del amor

Desde los siete años empezó a amar la literatura griega y gracias a su padre, Hernán Martínez, quien le leía y explicaba por varias noches la Eneida, poema de Virgilio; y la Odisea, se convirtió en una de sus pasiones, a tal punto de hacerlas parte de su ópera prima.

Pero no fue lo único, en su familia hay más de una pluma que escribe a diario sus pensamientos y los comparte en reuniones íntimas, y con esa influencia familiar aprendió a escribir. Los poemas para su mamá fueron su primera creación, luego para una gallina que quiso en su niñez y poco a poco a lo que compaginaba con su vida.

La escritura la complementó visitando con mucha frecuencia la librería La América, primera de Medellín, fundada por Teresa Pastor, su abuela materna, “toda mi infancia la recreé en medio de libros, convertí ese lugar en mi guarida y me sumergía en ella a diario”, confiesa. En su refugio aprendió a pulir su letra y en 1980, a sus 10 años escribió El vagabundo desalmado, una obra de teatro que terminó montando en escena con sus amigos más cercanos. La historia estaba inspirada en el barbero del barrio que, según ella, era muy cascarrabias y no dejaba patinar a los niños frente a su negocio. Siempre los espantaba tirándoles agua.

Aunque La otra orilla de Aqueronte es su primera novela publicada, no es la primera que escribe. A los 12 años Se aproxima un horizonte, la cual aún la tiene entre sus archivos y Embrujo en las aguas, son muestra de su talento. Con ambas concursó en el colegio, pero fue descalificada porque el jurado pensó que habían sido escritas por un adulto. Su ánimo decayó tanto que no quería seguir dedicando tiempo a otra novela.

Cuando estaba en sexto de bachillerato, hoy en día undécimo grado, quería ser periodista. Como buena amante de la literatura, le parecía una carrera que complementaba lo que ella más amaba pero en Medellín solo existía comunicación social. “Hice las vueltas para irme a Bogotá pero mi familia, especialmente mi mamá, me pidieron que no me fuera, que me quedara en Medellín”, las protecciones de su familia la hicieron desistir y encontró en la medicina su profesión.

Hoy en día la ejerce medio tiempo, es oftalmóloga en Medellín donde está radicada y no solo es novelista, sino también narradora, ensayista y cronista. Ha publicado diez cuentos en diferentes antologías y libros de ensayos, como Entre la pluma y el escalpelo, que relata la faceta médica de Antón Chejov.

Le ha sido complicado escribir sobre temas y géneros diferentes al mismo tiempo. “Porque una novela me atrapa bastante, aún no termino un capitulo y ya estoy pensando en el próximo”, comenta Martínez. Y es tan apasionada y disciplinada que en su ejercicio diario de escribir ha sentido incluso que los personajes de sus historias están ahí, a su lado.

Por eso, en septiembre de este año, la editorial La Mirada Malva publicará un libro de cuentos que fue finalista en la Cámara de Comercio de Medellín. Y, actualmente se encuentra terminando su segunda novela, en la que habla de la cocaína y el narcotráfico, desde una óptica diferente, la cual espera finalizar para el próximo año. Otro de sus proyectos es un libro de ensayos sobre un tipo de mujer que través de la historia está relacionada con la literatura y el arte.

Sobre La otra orilla de Aqueronte

Se demoró diez años escribiendo su primera novela publicada. ¿La razón? “Tuve que hacer una investigación bastante amplia sobre la sociedad paisa, desde la década de los 40 hasta los 70, porque una parte de esta historia relata la violencia política y otra es ficción”, afirma. Esta novela surgió de la experiencia de amigas cercanas que tuvieron relación con el aborto y el remordimiento que trae este hecho.

La protagonista es una joven introvertida, amante de la lectura y ensimismada. A sus 18 años se enamora de quien no debe, es violada y marcada de por vida, pues queda en embarazo. Debido a la presión de la época decide abortar pero la culpa que adquiere la enclaustra en casa y para distraerla su familia abre una librería. Allí encuentra una solución a su dolor, en busca de su bebé comienza un viaje narrativo encontrándose con más de un viejo personaje de la literatura y descubriendo que la única forma de salvarse a sí misma y a su bebé es a través del amor.

Foto: Cortesía.